Mohamed Reza Pahlevi el último Sah de Irán… Pero esta historia comienza en 1941, durante la segunda guerra mundial. Tropas británicas y el ejército Rojo (rusos) invaden Irán, ante la atónita mirada de los soldados imperiales, que sin oponer resistencia, deponen las armas y se van, si más, a sus casas. El reinado del Sah Reza Khan, llega a su fin. Los mismos poderes que lo pusieron en el trono, se lo estaban arrebatando.
Con Teherán llena de alemanes, los aliados temían perder el petróleo iraní. Notemos cómo desde mediados del siglo XX, el oro negro, es el impulsor de guerras. Ante ésta posibilidad y la negativa del Rey a facilitar el uso del tren transiraní, por el cual hacer llegar suministros a Moscú, es que el Alto Mando Aliado decidió derrocar al Rey que ellos mismos habían puesto. (Cualquier semejanza con la actualidad, NO ES CASUALIDAD.)
EL Sah, fue obligado a abdicar a favor de su hijo Mohamed Reza, el príncipe de tan solo 22 años. De la noche a la mañana, se convirtió en el último emperador de Persia, que lejos estuvo de emular a Ciro el Grande o a Jerjes.
El príncipe fue educado en Lausana Suiza y en la escuela militar de Teherán. Y cuándo aún estudiaba en la escuela de oficiales, se casó con la princesa Fawsia de Egipto y era nombrado por su padre, general del ejército iraní. Durante los diez primeros años de su reinado, se preocupo por tener un perfil bajo y así de este modo, poder seguir disfrutando de los fastos de su posición social. Poco a poco, comenzó a revelar su verdadero yo. Megalómano y déspota.
Tal es así que su popularidad iba en franca caída, tan impopular se había vuelto que, un joven disfrazado de periodista, le pegó un tiro, hiriéndolo de gravedad.
Corría el año 1951 y un antiguo enemigo político, y renombrado demócrata, es elegido por el Sah, para ser el primer ministro. Y una de las primeras medidas que ha de tomar, es la de la nacionalización del petróleo. (en manos de multinacionales) *noten el paralelismo que podemos trazar con Argentina en la época del gobierno de Perón. Esta medida, fue una patada en la entrepierna para los de Washington y más que nada a Londres, ya que el proyecto contemplaba la liquidación de la Compañía Anglo Iraní de Petróleo. El Sah firma el decreto, además estaba avalado por la autoridad religiosa del país el Ayatolá Kashani. Demás está decir que las repercusiones no tardaron en llegar. El bloqueo económico al que fue sometido el Imperio Iraní, colocaron al país al borde de la quiebra, ya que el petróleo de sus campos, fue boicoteado por todas las potencias occidentales.
El ambiente se pone denso. El Sah es atacado por todos los flancos, sus antiguos amigos hoy son sus enemigos. Los Estados Unidos lo acusan de comunista, los partidos políticos religiosos conspiran en su contra. No queda otra que la huída a Roma con su nueva y bella esposa, Soraya Esfandiary. El presidente yankee lo tranquiliza asegurándole su amistad. Pero todo tiene un costo.
En 1953 Mohamed Reza, vuelve a Irán y decide ejercer todo el poder. Con la incalculable ayuda de la CIA y la connivencia del Imperio Británico y del mismo Sah, el primer ministro es derrocado. Mohamed reclama ayuda a los Estados Unidos, ya que las calles del la capital, estaban repletas de estudiantes enojados, obreros ofuscados y religiosos ansiosos de tomar el poder. El Gran Hermano envía una ayudita de 45 millones de Dólares, para aliviar las arcas flacas del Estado Iraní. Además, toma el camino de vuelta a la privatización de los campos petroleros, abriendo nuevas y mejoradas relaciones con Londres y Washington.
El Sah no pensaba volver a vivir el exilio. Para esto, tomó medidas: se pasó por las pelotas la Constitución y sacó al primer ministro elegido por el parlamento. Colocó a dedo a un títere de los intereses extranjeros y así se convierte en el máximo mandatario del país.
Otra medida de prevención, fue la creación del SAVAK, el servicio de inteligencia del estado (tan temible y tan efectivo como la Gestapo alemana o la KGB rusa) organismo que se encargaría de reprimir al pueblo iraní durante décadas.
En 1958, repudia a su esposa Soraya y a poco más de un año, se casa con Farah Diba, con la que al fin tendría hijos, entre los cuales estaría su tan esperado heredero.
Sus aliados occidentales, alientan a Mohamed Reza, a introducir reformas y modernizar el país (todos nosotros, los argentinos que vivimos la década del 90, sabemos el costo de la ayuda norteamericana) para evitar argumentos revolucionarios. Así es que en 1963, buscando ganarse al campesinado, declaró la reforma agraria, ofreciendo tierras y ayudas económicas. En un ataque de megalomanía, regala las fincas de su propiedad, pero resulta ser que esas fincas, habían sido expropiadas por su padre a disidentes políticos de antaño. Y como si no le bastara el escándalo, se le ocurre quitarle tierras a las mezquitas a fin de entregarlas al pueblo. Que a fin de cuentas, el pueblo es el “pueblo” acólito del régimen (No, no están leyendo la historia de Argentina es muy parecida) la noticia se extiende y el Sah no tenía un 678 que maquillara la verdad, y el pueblo sale a las calles a reclamar. Ya que las reformas apenas son el maquillaje de un régimen despótico que poco tiene que ver con el pueblo y menos aún con la intención de sacarlos de pobres.
Para coronar una serie de errores, el Sah decide otorgar inmunidad diplomática a los militares norteamericanos y sus familias. Los Mulás (intérpretes de la religión islámica) pusieron el grito en cielo. La medida era contraria al principio de autodeterminación, la voz cantante de los mulás, era un sexagenario, el Ayatolá Jomeini. El Savak lo detiene y encarcela, esto deriva en protestas multitudinarias y la respuesta del Sah, fue sacar al ejército a las calles, los seis meses de protestas se saldaron con unos veinte mil, entre muertos y heridos de ambos bandos. El Ayatolá Jomeini, expulsado del país, arengaba al pueblo desde Francia. No se detengan, no esperen, no duerman, el Sah debe irse la semilla de la REVOLUCIÓN RELIGIOSA esta en tierra fértil.
Fin de la primera parte
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