/Las 6 mascotas de Conep

Las 6 mascotas de Conep

Hoy día del animal quiero hacer de lado el chiste fácil de saludar a mis amigos, compañeros de trabajo, familiares, etc.

Conep, ha sido un tipo que ha tenido muchas mascotas a lo largo de su corta vida, y cada uno ocupó un lugar especial en anécdotas y situaciones cotidianas.

A continuación les voy a contar las que son dignas de recordar.

Mascota 1: Perro
Nombre: Señor López
Raza: Labrador
 Situación: a los 12 años, era un chico complicado y más que nada rebuscado. Por lo que en una profunda búsqueda de llamado de atención, quería que mi primer perro sea distinto a todos los demás, y como todavía no habían inventado ninguno con poderes como visión de rayos laser o que pudieran hablar, tenía que rebuscármelas. Y es así como le puse “Señor López”. Y claramente lo trababa de “Usted”.  Algunas frases en lo cotidiano eran:

–          Su comida está lista Señor López

–          ¿Señor López, quiere que lo saque a pasear?

–          Venga Señor López que empieza su programa preferido (mentira, era el mío y él me hacía compañía)

Lo tuve unos 4 años hasta que el Señor López se creyó tanto su personaje, que decidió buscar una nueva familia de clase alta.

 

Mascota 2: Gato
Nombre: No me acuerdo
Raza: Siamés
Situación: a los 7 años llegó a mi casa este adorable felino. Lo tuvimos 4 días ya que mi sistema inmunológico explotó demostrando una terrible alergia hacia estos animales que me sigue hasta el día de hoy al igual que el odio hacia ellos. Obviamente lo que también me sigue es el chiste fácil de decir que soy alérgico a los gatos.

 

Mascota 3: Tortuga
Nombre: Manuelita
Raza: Tortuga común y silvestre
Situación: de muy chico tuve un animal que sabido es, está prohibido tenerlo. Pero mas allá de vivir el día a día con una adrenalina tremenda porque uno no iba a saber en qué momento el FBI irrumpía por la claraboya de mi casa a arrestarnos, la anécdota fue que la perdimos un día que dejamos la puerta abierta. Osea, se me escapó la tortuga literalmente.

 

Mascota 4: 2 peces
Nombres: Pez 1 y Pez 2
Raza: peces dorados
 Situación: estos bellos pececitos fueron un regalo de mi padre a mi madre para un aniversario. La verdad que mucha bola no le pasábamos. Eran un adorno más. Un día, voluntariamente, me ofrezco a limpiar la pecera que era un asco. Así que los pasé a un balde, y agarre detergente, lavandina y dejé la pecera impecable. Los que no quedaron impecables fueron sus habitantes una vez devueltos a la misma, ya que de ser peces pasaron a ser pescados. 

Mascota 5: Conejo
Nombre: Pancrasio
Raza: Angora
Situación: a los 15 años fuimos bendecidos con un regalo de mis tios. Un conejo. ¿Cómo concha se cuida un conejo? Simple: lechuga, zanahoria y un espacio importante para que escarbe. Bueno, esto último no lo teníamos. Nuestro amado conejo pasó a mejor vida (y digo esto porque lo regalamos a una granja donde definitivamente tuvo mejor vida) cuando un día limpiando su “rincón”, mi padre descubrió una serie de túneles que empezaban por en el patio y se extendían por debajo de mi casa. Ideal también para otros tipos de roedores. La casa claramente nunca se inclinó ni nada, pero el costo de rellenar todo eso con cemento, inclinó nuestra economía por lo menos en ese mes. Y es ahí donde  el jefe de hogar decidió que ese lindo conejito debía desplegar sus alas de la familia Conep.

Mascota 6: 4 Ratas de laboratorio
Nombres: No me acuerdo
Raza: Rattus norvegicus
Situación: Al poco tiempo de haber despedido entre llantos y gritos a nuestro conejo, Papá Conep debía resarcirse entonces no tuvo la mejor idea que comprar un terrario con 4 ratas de laboratorio. No les puedo explicar el olor que despedían esos animalitos. Más allá que vivíamos a desodorante de ambiente (porque estaban en el living) todo venía bastante bien hasta que, inteligentemente, descubrieron que trepándose por el gotero de donde tomaban agua, podían obtener la amada y preciada libertad. Así fue que un día llegamos de esas típicas juntadas familiares y nos percatábamos que el terrario estaba vació. El sistema de mi casa colapsó. Las mujeres mientras se subían a las sillas gritaban que los hombres tuviéramos cuidado de no pisarlas.

Pasaron 4 hs y solo encontramos 3. Faltaba una. Diéndonos por vencidos y aceptando que había escapado por la ventada, nos fuimos a dormir. Hasta que a eso de las 4 de la mañana un grito desgarrador nos despierta a todos. Una de mis hermanas llorando parada en su cama, intentaba explicar lo que ya todos suponíamos. La rata faltante estaba entre sus cobijas.

Al otro día fueron donadas al laboratorio de mi colegio.

También podes leer:
10 síntomas que demuestran que estás siendo un mal padre 

span style=»color: #000000;»

ETIQUETAS: