/Laudatio a Celso Jaker

Laudatio a Celso Jaker

¡¡¡Riiiiinnnnnnnng!!! ¡¡¡riiiiiinnnngggggggggg!!! ¡¡¡Riiiiiiiiiiiiiiinnnnnnnnnnnngg!!!

– ¡La puta madre que los parió! ¿Quién jode ahora? – Pensé mientras agarraba el teléfono. – ¿Hola? – respondí con mi natural tono del orto…

– He Facsf… ¿Cómo va? – La voz me sonó conocida, hice un segundo de sinapsis y le saqué la ficha.

– Ho… hola Robert… Bien, loco, todo bien… – le contesté.

El “Robert”…  un amigo de la vida, más que de la vida, de la noche. Policía de investigaciones… buena gente, buen amigo.

– Che, vos…  ¿qué tenés que ver con un tal Celso Jaker? – Me pregunta de modo casual.

– Heeeee… si, un loco que escribe en el Mendolotudo… un amigo… ¿Por? – Le respondo  pensando en que este hijo de puta ha caído preso y no tuvo mejor idea que nombrarme para ver si podía zafar.

– Mirá… aparentemente se ha suicidado…. – Me dice así como si nada.

– ¿Qué? ¡Me estás jodiendo la concha de tu madre! – le respondo desesperado.

– ¡Pará culiado! Encima que te aviso – Me responde apesadumbrado.

– Robert… ¿De verdad me estás diciendo esto? – le pregunto furioso.

– Y… la carátula es “Averiguación de Suicidio”. Está en la Fiscalía número 12 a Cargo de la Fiscal Especial María Antonieta de las Nieves. – Me responde certero.

– Che, Robert… y… ¿dónde está? – le pregunto hecho mierda.

– Acá en la casa de él, en la calle Mick Jagger al 2531, de San Michael Jackson cerca de Dorrego. – Me dice el Robert.

– Si ya me ubico… estoy cerca, creo que en 10 estoy por ahí. ¿Me irán a dejar pasar? – le pregunto.

– Venite tranqui… – me responde.

– ¡La concha de su madre! – digo mientras le tiro un “prip” a Bomur: nada, le llamo a Conep: nada… – ¿qué les pasa a estos malditos que no contestan ni la radio ni el teléfono? – Me asaltan las dudas… todavía no puedo creer lo que pasa. – ¿Estos boludos ya sabrán? Porque si no saben, yo no voy a ser el que les diga… – pienso en voz baja.

Mientras recorría las calles de Godoy Cruz al palo, a encontrarme con lo que no quería ver, devanaba mis sesos en estériles preguntas… ¿se mató? ¿lo mataron? ¿es una joda? ¿de qué se habrá enterado? ¿será una conspiración?

Llego a la casa y dejando la moto tirada cerca de un árbol, me escabullo entre los milicos, los vecinolotudos y los enfermeros. Robert me hace señas para que me acerque aún más y traspongo el umbral de la puerta. Mi primera impresión carecía de toda lógica (después me daría cuenta de mi error) lo veo al El Gurkha manoteando un revólver, mientras que con la otra mano chapa un espejo. A los ojos desorbitados del mencionado, debía agregar la voz aguardentosa, de haberse bebido ¾ de botella de wisky… el olor a pólvora, mezclado con el de un habano mal apagado, más el perfume de free shop del Gurkha, hacían de esa estancia algo insostenible.

En un paneo general, observo “el testamento” salpicado de sangre…  como la pared, el televisor, la pecera y toda la maldita mitad izquierda del linving.

– ¿Qué habrá estado pensando este conchisumadre?, ¿tan aburrido estaba?, ¿tantas minas se culió?, ¿se quedó sin “dolotudos” para sacar la ficha?… Naaaa… no creo. – Pensaba en voz baja.

¡Ring… Ring… Ring!… – ¿hola? ¿Bomur? – llamo al Doctor para preguntarle por el velatorio.

-Si, Facsf, el velorio es acá en Jim Morrison al 666, la única cochería como la gente que hay por la zona. – me responde.

– ¡Mierda que rapidez la de este Bomur! Ya había arreglado hasta el velorio… – me dije nuevamente.

Salgo del departamento de mi finado amigo y rumbeo para la sala velatoria. Si, esa de acá a la vuelta… con paso cansino, como no queriendo nunca llegar, voy arrastrando mi alma por estas calles vacías e incoloras… no hay pendejos jugando a la pelota, no hay viejas barriendo la vereda, ni viejos mirando el interior de un auto carcomido por el tiempo, no hay ni perros pulguientos que salgan a torearme, mientras mis botas levantan polvo al pasar.

Todo esto me trae a la memoria al viejo Omero, cuándo pidiendo gracia y memoria a los Dioses, para cantar sus prosas decía… “Dadme Dioses el entendimiento, para que del blanco cerco de mis dientes, salten aladas palabras, en honor a un amigo, que hace su último viaje cruzando el Estigia”…

En Realidad, la sala velatoria, no era ni fú ni fá… más bien ordinaria… pero bueno, digamos que con la prontitud de la resolución de “La Causa” (Suicidio) y con la poca afectividad a los gastos superfluos por parte de la Gerencia del Mendolotudo, todo estaba como debía estar…

Me adentro en la sala IV y comienzo a observar…

A Bomur, buscando un epitafio en el libro de F.H….  A Conep, twiteando, wasapeando y facebokeando las comidillas del ambiente. A Diem, leyendo poemas o mejor dicho ensayando poemas para el entierro… y al Chori, llorando como una Magdalena, su mala suerte a la hora de la repartija (me confesó que en realidad él quería el BlackBerry). Tomando un cafecito y entre grandísimas muestras de dolor, están Don Rata y Fernet Basualdo… se abrazan, se consuelan y se acarician los potos… (Después me enteré de su legado, la cama solitaria y a qué se debían las muestras de dolor)

Entre las macetas con plantas de plástico y sentado en una sillita lo diviso a Don Rubén, leyendo un libro con tapas de piel de carnero y un pentagrama grabado en él… cuchichieando vaya a saber uno de qué y clavando alfileres en un muñequito de GIJoe… y en una Barbie, clavaba no sé que otra cosa, no logré distinguir bien por el humo que salía del interior del libro….

Sin dejar de relojear a Don Ru, aparece en mi campo visual, Enanoslife con una sonrisa, un festival de dientes, una alegría… no, pará… no es alegría, es más bien… ¿cómo decirlo? Una mueca grosera símil sonrisa, una sonrisa de nervios, como si, como si supiera algo… algo que nadie nunca tiene que saber, de pronto me acordé de Nicolas Cage y esa película “8mm” (Corregime Cuentín si me equivoco).

Y hablando del diablo, Cuentín preguntaba a los gritos, a quién debía reclamar su parte de la herencia… y de unas películas en francés ¡Que boludo! como si alguien a parte de Celso y él, le fueran a gustar esos bodrios. El Ángel Gris nos hacía escuchar (nos guste o no) unas milongas más tristes que la mierda, mientras que con la mano derecha empinaba una botella de ginebra y con las izquierda nos hacía el gestito de fuckyou. 

Cansado de tanto andar, pretendo refrescarme un poco y de paso hacer un pichí. Voy al baño y al entrar, me encuentro al Vampichoco frente al espejo panorámico, sacándose fotos para el FB, con una tira de forros Prime  en la boca. Asombrado y confundido (como la canción de Led Zeppelin) salgo del baño y me atropello al Vicario, que no sabía como mierda agarrar unos vinilos sin marcarles su huella dactilar y allende la sala V, venía el Profe Unapiedra, más cagado que palo de gallinero, murmurando algo de ghost y la alfarería. No le presté demasiada atención, mis antenas se habían vuelto hacia el Viejo de la Bolsa, que con una risita enajenada, hacia el “avioncito” alrededor del féretro.

Bestyal y una señora que yo no conozco, servían mollejitas y chorizitos canapé, mientras se degustaban unos tintos de la bodega Escorihuela…

¡Ea ea ea ea! Aparece un enajenado gritando mientras se asoma por la medianera… es el Marcos Valencia, que no se quiere perder ni el velorio, ni las mollejas… -Lástima no haber tenido unas “millas” en Aeroperú… hubiese llegado antes – dijo casi con resignación, mientras el Viejo de la Bolsa, por fin tocaba tierra.

Cómo boludo no soy, me le fui arrimando al Torombolo, que hacía rato que había descorchado un gin sapphire Bombay, y no pretendía dejarlo que se lo tomara solo. Cómo tampoco pretendía dejarnos tomar todo solos, aparece Zippo, que birlando una botella de Amarula del cajón del Torombolo, se manda con sus acuarelas a garabatear el féretro del Celso. Mientras el Antonymou le revisa los bolsillos al cadáver, vaya a saber uno qué cosa….

Y hasta acá puedo contar, porque no sería de caballero revelar lo acontecido al momento de llegar las féminas del staff… Aunque, la verdad es que si; llegaron se hicieron las lloronas, la Betty se desgarró las vestiduras (para el aplauso de la platea masculina) Bloddy Mary hizo un parangón entre Celso y Néstor (un solo corazón).

La Romi y la Roma discutían cuál era la mejor reencarnación para Celso, si un gato o un perro. Mientras la Capitana Saparrow vociferaba las grandes cualidades amatorias del finadito, mientras se tocaba impúdicamente, para asombro de Madamme Barrilete, que no podía creer cómo la otra se tocaba….

Claro, la Doctora Lí, ya estaba sacando las visas correspondientes para todas a fin de hacerse con la merecida herencia… (que al fin de cuentas, es la única que tiene los pies sobre la tierra).

Al salir de ese velorio, a dar con mis huesos en la fría cama de la soledad, sigo pensando… ¡El Gurkha hijo de puta! Se hizo del chumbo, el wisky y la merca ¡Con razón no lo vi más!

Y otra cosa… en la Argentina, no se puede heredar más que el 20%, eso, el Enanoslife siempre lo supo y supongo que esa era su grotesca sonrisa.

Y me fui nomás pensando cuál sería el mejor epitafio para mi amigo:

“Aquí yace Celso Jaker y una bala calibre 44”

“Siento no poder hacerme cargo”

“Es al pedo, los negros hacen cosas de negros”

“En cualquier lado, menos en Dorrego”

“¡Juro que no fueron los custodios de Daniel”

“El fondo del carrizal es un embole”

“Me voy solo, solterito y sin apuros”

“No me pisen… soy Celso Jaker ¡che!”

“Ahora si que voy a conocer GCU”

Q.E.P.No D.

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