/Los 6 tips sexuales necesarios para salir de la rutina

Los 6 tips sexuales necesarios para salir de la rutina

Él la acercó a su cuerpo agarrándola de la cintura. Peinó el jopo de su compañera, jopo que tapaba uno de sus ojos haciéndola, sin embargo, aún más bella. Le sonrió feliz y la beso suavemente en los labios. A medida que los besos se fueron intensificando también lo hicieron sus caricias, el deseo creció como crece una bestia salvaje en cautiverio.

Apretó firmemente su espalda contra el pecho, luego la giró, le hizo sentir su virilidad en su trastebilidad. Decidieron que la ropa estaba de más, y a medida que los besos endulzaban el aire sus cuerpos estaban cada vez más desnudos y cedidos al instante.

(Fin de la poesía).

Como pudieron llegaron a la cama. Ella le hizo flor de petulli, él le dijo que lo hacía como la puta madre que había parido al panqueque de Cobos. Después clavaron misionero, pumba pumba, se salió la pistolete, adentro la garompete, pumba pumba, pedo de concha, cara de desagrado, cambian de pose, patitas al hombro, olor a giladas mal perfumadas, cara de que se avecina una acabada… y si, la chele por poco rebalsó.

(Fin del relato).

Mi punto es el siguiente: toda mujer merece y debe tener al menos una acabada en el ojo en su vida. Sí. Es un error, es un garrón, a las chicas no les causa gracia y a los hombres sinceramente no nos excita pero es un error simpático.

No es simpático que no se pare, tampoco que uno dure poco…pero si puede ser simpático que unas gotitas anárquicas hayan acabado en el ojo empañando el paisaje. No es romántico, para muchos no es excitante pero hay personas que si lo toman así. Piensan que acabar en la cara de su compañera sexual y dejarla enceguecida por unos momentos es de lo más excitante que hay.

Es que, a veces, de a poco las ideas se nos van acabando, nos vamos acartonando, aburriendo y se hace necesario ponernos un poco más morbosos. Será porque cuando “hemos hecho todo” es necesario romper ciertos límites para realzar la relación y así continuar con el disfrute.

En conversaciones con una ex saliente que estudia abogacía y que no es más floja porque si lo fuera no tendría tiempo para estudiar y sacar Derecho Romano con 9, hablábamos sobre la falta de innovación que tenemos las parejas a la hora de ponerla. Es por eso que propongo las siguientes actividades sexuales que traerán más de un orgasmo y, sobretodo, romperán la fucking rutina.

El hielo no es solo para el fernet. El hielo tiene otras funciones que son necesarias aprender a utilizar. Fernando (el 10) me contó que muchas veces cuando va a tener relaciones no hay mejor idea que llevarse una cubetera de hielo y dejarla en la mesita de luz. Es que el hielo es un elemento muy excitante, se lo puede utilizar de diferentes maneras, no deja residuos  y no hay grandes riesgos al utilizarlo.

La posta de la cuestión es usarlo en la etapa previa, intercambiar hielos con los labios, rozarlos sobre el pezón y jugar con el endurecimiento de este, pasarlo por la pansa, por las piernas y llegar por fin a la pelvis donde evidentemente la idea no es meter un hielo industrial sino derretirlo un poco en nuestra boca para después introducirlo en la vagina y realizar sexo oral.

El contraste de temperaturas garantiza un placer distinto y escalofríos más que placenteros. La gran contra que tiene esta práctica es que si el muchachón es medio rústico puede dejarte los hielos pegados en lugares donde separarlos es muy doloroso.

Las palabras prohibidas. Según estudios importantes en países no muy importantes, el 80% de las parejas sexuales recurren a utilizar palabras obscenas. Ya no es nuevo el “sos mi putita”, “dale, metemelá culiado!”, “estoy por acabar, pedime la leche!”.

Es que el erotismo no solo ingresa por los ojos y el usar un vocabulario grosero despierta sensaciones escondidas. De igual manera, tampoco significa que vamos a hacer como en Scary Movie prometiendo cagar las paredes, el pecho y limpiar la punta de la garompex con las cortinas.

La felicidad de pie grande. Son pocas las personas que chupan pies y muchas menos las que aceptan haberlo hecho. Sin embargo, es una de las actividades más cachondas y reconfortables que existe. Solo es cuestión de lavarse bien los piecitos (esto hasta lo pueden hacer juntos, en la previa) antes de comenzar la acción para evitar sentir que estás lamiendo una barra de queso roquefort, es que dicha actividad conlleva otras responsabilidades como un cuidado más detallista de los pies: uñas cortas, depilación, eliminación de cayos y hongos. Quizás, el día de mañana nuestras princesas digan: “Me voy a hacer un cavado…de pies”.

Sexo para las vegetarianas. Hoy en día se ha puesto de moda ser vegetariano, ovo lacto vegetarianos y demáses. Es por eso que el hombre se tiene que adecuar a los gustos de las mujeres y en vez de expresar frases como “Te vas a comer mi pedazo de carne” cambiarlos por “Mi banana no tendrá 10 gramos de proteínas pero por lo menos es más fácil pelarla”, o “Agarráme el chorizo” por “El pepino te ayuda a fortalecer la masa muscular”. Osea, no solo somos serviciales sino que, también, nos culturalizamos con vocabulario gastronómico. Por lo tanto, podemos proponer una buena chupada de la planta de los pies, una tocadita de los huevitos o postularnos gentilmente a acariciar sus melones.

Pegáme que me gusta. El sadomasoquismo no es peligroso si se hace con cariño y en búsqueda del placer y no del simple dolor. Nadie quiere terminar con una costilla rota, el culo desgarrado o sin pelos en la nuca. Pero, si la situación lo amerita y si tu chica no te va a denunciar por violencia de género, está permitido dar una nalgadita, dos nalgaditas…un revés, dos drive, una volea, dos dejadas, unos golpes liftado, unos globos, varios smash y para terminar una Gran Willy.

Tampoco está mal hacer una especie de nudo en el cabello de nuestra chica y dar pequeños tironcitos mientras nos movemos rítmicamente realizando la famosa cabalgata pero sin los riesgos de que te peguen un patadón en las bolainas.

Poniéndola por la city. El exhibicionismo está prohibido pero hay varias cosas que están prohibidas y sin embargo no las dejamos de hacer. Me parece cochino andar masturbándose por la calle (más allá de que una vez me masturbé en el portón de la vecina de al frente porque no me dejaba jugar al fútbol en la calle con mis amigos) pero creo que coger en la calle es una especie de arte moderno. Ir caminando y encontrar el momento indicado donde tomar determinada pose y hacerlo es hermoso, sentir la adrenalina de ser visto, el callar los gemidos para no ser escuchados y el salir caminando normalmente al terminar es muy divertido. Una vez lo hice por el Barrio Cementista hasta que decidimos hacerlo en un tronquito puesto en la vereda y cuando me hacían tremendo petulli salió un viejo diciendo que iba a llamar a la policía. Creo que romí el record de Usain Bolt en 100 metros con la garompa afuera del lompa.

La propuesta está lanzada. Todos deberíamos ser más abiertos, darnos en plenitud y encontrar los espacios donde “sos mi puta” no sea ofensivo, donde una nalgada no sea con rabia, donde podamos reírnos del sexo y de nosotros mismos, decirnos te amo cuando una gota acabó, sin querer,  en el ojo de nuestra reina.

 

 

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El estatuto para lograr la felicidad: Vol. 1

El año pasado escribíamos:
Payunia City – Capítulo XXVII

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