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Memorias de una looser

Jueves:

Por un momento llegué a pensar que no te intereso en lo mas mínimo.

Esta bien, no todos creen en las coincidencias, pero vos te ibas realmente al carajo, así que tuve que redimirme a forzar encuentros casuales, claro que nunca te lo dije, arruinaría el efecto sorpresa (en este momento estoy en una especie de posición fetal rogando porque no leas esta nota). Bueno quiero dignidad, prosigo.. A este acontecimiento yo decía: «¡Hey! ¡Hola! ¡Qué lindo que te encuentre! ¿Qué hacés por acá? Que casualidad boludooooo.»

Si, casualidad las pelotas.

Tampoco creías en el amor a primera vista y creo que ésta, ya es la onceava vez que paso por delante tuyo, pero bueno una más, una menos, ya me vas a ver. A estas instancias con que te sepas mi nombre me conformo.

Bueno en fin, nunca creíste en regalos, en la bola, en las cocas, en juntarnos, en los te quiero, eras bastante ateo con respecto a esa clase de temas y yo te respetaba, total, en una relación cada uno tiene que aceptar al otro como es. El problema de nuestra relación era que vos no sabías que teníamos una relación, me acuerdo que el día que te lo dije me dijiste «Los dos estamos muy enamorados, vos de mi, pero yo, de otra».

Viernes:

Flashback: Detenidamente mirás la hoja, la ves vacía, es parecido a lo que pensas en este momento, tu vida es un block de hojas sin estrenar, agarrás la lapicera, te ponés a escribir, a dibujar lo más delirante en su mas bella expresión. La locura, ser, estar, amar, caer, crecer, soñar, vivir, suicidar recuerdos, reescribir experiencias.

Orgasmo cerebral, estoy diciendo palabras sueltas, me distraigo por una milésima de segundo, han pasado ya exactamente 4 segundos, quiero volver, vuelvo.

Leo la hoja, no es difícil, nunca me había podido imaginar que tanto sentimiento entrara en semejante palabra. TU NOMBRE.

Tengo un block de hojas nuevo y en la tapa dice tu nombre ¿Qué tal?

Sábado:

¡Qué facilidad tenés para hacerme sentir única! ¿Cuáles son tus trucos? Pensé que los conocía, tu estrategia de jugar hasta ganar es siempre la misma, nunca te gustó mi «no» como respuesta y lo peor de todo es que sabías el atajo para el «si». Conocías, conocés, sabés y analizaste cada uno de mis puntos débiles y sabías como atacar en el momento exacto. Para invitarme a salir eran los tuyos los planes más divertidos, sabías, sabés y conoces lo que me entretiene.

No mientas, ya se, por ahí ponías en mute tus oídos cuando yo te contaba «la anécdota del findesemana», lo peor de todo es que sabías que contestarme, simulando escuchar, todo un caballero. También se que me mandabas mensajes cuando se te daba la gana y que si estabas aburrido recurrías a mi. Le presenté mil veces tu número a mi identificador de llamadas, pero era al pedo, tu número no tenía cara conocida en mi registro de memoria. Seguramente, te gustan los números pares por eso yo soy la numero DOS, Si debe ser eso.

Esta bien, no importa, ya me convenciste de que no estoy perdiendo sino que estoy ganando última. Ah, ¿No era lo mismo?

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