El siguiente relato cuenta de la real, verídica e inconclusa batalla que he tenido que librar con las muy mal paridas moscas, bichos de mierda que no tienen razón de existir, me molestaban todos los días que tenia que estudiar, sin dejarme concentrar.

Día 1.-

Me levanto como todas las mañanas a las 7, no recuerdo bien que tanda de madrugador seria pero creo que la primera. Bajo las escaleras, me preparo un cafecito con leche en mi pequeña tacita de medio litro, mientras se calienta en el microondas voy al baño, descargo fluidos, me lavo los dientes, me limpio la baba de la cara y saco lagañas. Me tiro a ver tele para despabilarme. Una hora después me dispongo a estudiar, subo las escaleras, me siento y comienzo a leer.

Diviso una mosca, no es la gran cosa, pero me quedo colgado como 15 minutos viéndola, sigo estudiando. Al tiempo comienzo a ver dos moscas más, ya serían tres, apoyadas en la ventana; no le paso mucha pelota.

Media mañana, vuelvo a mirar la ventana, 15 moscas. Ya me empezó a llamar la atención pero seguí estudiando. Concentrado en mí estudio, cuando dos flor de moscardones comenzaron a rodearme y molestarme, lo primero que pensé es que seguro era por lo sucio, hice la cuenta y hacia 3 días no me bañaba. Baje me pegue una ducha, seguí estudiando.

Media tarde, miro la ventana 23 moscas. Ya era alarmante pero como estaba muy hasta las manos con el estudio, seguí en lo mío. Hasta que 3 moscardones empezaron a rodearme y  distraerme, el factor mugre estaba descartado. Me cansé, bajé, busque un YPF mata moscas y rocié todo el cuarto. Volví a bajar un rato y cuando subí estaban todas muertas pero había quedado mucho olor a mata moscas, seguís estudiando.

Llegada la noche, mientas estudiaba, recibí un llamado de la Salamandra pidiéndome consejos legales de una materia que hacía poco había rendido. Resulta que había comprado un terreno en el Manzano Histórico, pero el mismo se encontraba cerrado sin salida a la ruta por otros dos terrenos, uno perteneciente a un Hada y el otro a un Gnomo, me dijo que este era medio gruñón. Yo le dije que él tenia derecho a una servidumbre de paso, que le recomendaba hablara con el Hada que iba a ser más buena y lo tratara con un escribano. Pero había algo que no me cerraba de todo esto, yo conocedor del Manzano, por el lugar que me dijo no pasaba una ruta, en fin; terminé de estudiar.

Saldo del día: 27 moscas muertas, un mata moscas vacio y yo con intoxicación severa.

Día 2.-

Me levanto, bajo, baño, leche, tele, una hora. Subo y me dispongo a estudiar sin problemas, porque según dice el matamoscas dura como 24 hs, las bolas, pero eso decía y le creí. Media mañana miro la ventana 15 moscas, la dejo pasar.

Medio día, ya comienzo a divisar cerca de 20 moscas. No tenía más matamoscas. Empecé a improvisar, agarre un desodorante y las rociaba para ver que les hacía. Resultado es que las vuelve medias tontas y lentas, con una regla las empecé a matar. Un dato curioso es que algunas dejaban un manchón rojo cuando las mataba en la ventana, investigue y es que esas eran hembras.

Tarde, continúa la batalla contra las moscas,  llevaba el 2 desodorante descargado. Ya, viviendo en un mundo donde las reglas deben respetarse, decido declararles la guerra formalmente a las moscas. Redacte un escrito muy básico en donde quedaba abierta la misma, esperé a la primera que se apoyara sobre la hoja y flaaaaap, lo firmó con sangre.

Saldo del día: 31 moscas muertas, dos desodorantes y una regla rota.

Dia 3.-

Cero ochocientas horas, me había quedado dormido. Bajo, leche, lagañas, facebook, subo.

Un día tranquilo, no divise muchas moscas en la mañana. Pude estudiar sin molestias en la mañana.

Mil ochocientas horas, ya si comienzo a ver un par de moscas más que en la mañana. No les doy mucha bola. Ya llegando la noche dos moscas comienzan a rodearme por el flanco derecho, me distraen, dan vueltas sobre mi, trato de seguirlas con la mirada para el reglaso. Son rápidas incluso, para seguirlas con el desodorante, me rocío la cara, me ahogo, estornudo. Cuando de repente se apoyan en mi libro y comienzan a copular, dije ah no si yo no lo hago en mi pieza nadie lo va a hacer. Abro fuego con el desodorante y flaaaaaap, ultimo polvo de sus vidas.

Parece que eran unas moscas de alto rango porque  aparecieron muchísimas, me atrinchere tras el fuerte de colchones y sabanas, abro fuego hacia las kamikaze. Salgo cuerpo tierra, no me percatan y las ataco por el flanco izquierdo, Flaaaaap, Flaaaaap, Flaaaaap. Exhausto por la batalla,  me dispongo a terminar la jornada de estudio.

Saldo del día: 22 moscas, la hoja del libro donde mate la parejita, un vidrio trisado y el fuerte intacto. 

Día 4.-

Cero setecientas horas, me levanto, me pongo el camuflado y la boina, bajo, leche, lagaña, tele, facebook una hora. Subo a estudiar.

Media mañana, aparece la infantería de las moscas. No logro entender su táctica de guerra, tenía miedo que descubrieran la mía; comienzo a diseñar una nueva. Esperé a que todas estén juntas y a falta de desodorantes iba a probar con el antitraspirante. Se juntaron todas y justo en el momento en que iba a abrir fuego estaba descargado, se dispersaron todas.  Le robo el de mi hermano, me atrinchero, se juntan, abro fuego a mansalva, espero que haga efecto y flaaap, flaaap, flaaap empiezo a los reglazos y las bajas de ellas son notables.

Para sorpresa, el antitraspirante es mejor que el desodorante. Pues al tener talco más le afecta a las alas volviéndolas mucho mas lentas. Fue un ataque sorpresa por el frente de la batalla, con pocas bajas mías.

Mil seiscientas horas, después de una siesta reparadora, cafecito, media hora de tele. Subo, habían traído refuerzos, divise 25 moscas atrincheradas tras mis libros, hago cuerpo tierra y repito la estrategia.

Saldo del día: 42 moscas muertas, dos reglas y dos antitraspirantes (le robé también al de mi mama, me quedó la pieza con un rico olor a pepino).

Día 5.-

Cero novecientas horas, me vuelvo a quedar dormido. Bajo, camuflado, baño, fluidos, dientes, leche y tele. Mi  mamá, me pregunta por su antitranspirante y me hago el boludo; me pregunta porque no hay mas reglas y que hago vestido así, ahí si le cuento la épica batalla, me reta y dice que soy un boludo aniñado, me cago de la risa.

Mil cien horas, poco movimiento bélico por parte del enemigo. Solo aparecieron  5 exploradoras, tan rápido como aparecieron murieron bajo la ultima regla caída en batalla. Estaba en pelotas, no sabía como iba a seguir batallando, no tenia matamoscas, desodorantes, antitraspirantes, no tenia mas reglas; tuve miedo.

Al medio día mi mamá, cual ángel salvador de este pobre y pequeño boina verde, sube y me da el mejor regalo que podría tener en ese momento. Habiendo escuchado mi batalla con las moscas y todas las reglas caídas en ella, se fue a una ferretería a comprarme esos matamoscas comunes y corrientes, pero al llegar vio una raqueta que descarga electricidad para matarlas, conociendo lo culillo que soy me la compró, me hizo muy feliz.

Mil novecientas horas, regreso de una media tarde  y las veo todas agrupadas, descubro su táctica, “Formación tortuga” de origen chino y muy antigua, conocía su debilidad. Me atrinchero en el fuerte, dejo que terminen de formarse, me levanto rápidamente con cara de chuky, maniático y despiadado, las rodeo, se asustan, rompen formación, saco la raqueta, la prendo y comienzo a matarlas, caen rostizadas por el shock eléctrico.

Saldo del día: 38 moscas muertas, un rico olor a carne de mosca rostizada y yo muy contento con mi nuevo artefacto.

 

(*Se preguntaran cual es la causa de que hayan tantas moscas en mi pieza, la encontré. Es un pedazo de Lemon pie que hace más de tres semanas que esta debajo de mi cama. No lo he tirado, pienso disfrutar un tiempo más de mi raqueta.)

 

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