/Noche manija en Lavalle

Noche manija en Lavalle

Tarde de verano, calor de cagarse y ganas de querer cortarse el huevo izquierdo, eso es lo que me pasaba ese viernes, tenía una paja de la puta madre hasta que me llega un milagroso mensaje: “nos juntamos en acá a tomar algo”, eso era lo que me decían mis amigas de Lavalle. Llame a Jhonny Boca Cerrada… ¡lo difícil que fue convencerlo al hijo del demonio!, a la hora estábamos inflando las ruedas y partiendo para la 40.

La primera escala era en Mordor, Las Heras, teníamos que pasar a buscar a una amiga. Nos paramos enfrente de su casa y al abrir la puerta el olor a porro nos impregnó la ropa. Como siempre se tardó unos minutos en salir, se estaba arreglando, Jhonny me puteaba en 48 idiomas distintos.

– La concha de tu hermana Pericles. ¿Hasta Lavalle vamos a ir hijo de puta? No podías buscar algo más cerca ¿No?

– Cerrá el orto mudo gay, la vamos a pasar bomba hermano.

– En eso tenés razón, jamás me la pasamos mal nosotros.

– Obvio culiado, vos sabes.

Se subió nuestra amiga y partimos para Tulumaya, estaba más fuerte que un ladrillazo en las bolas y Jhonny le tenía ganas. Fuimos hablando y cagándonos de risa todo el viaje. Llegamos aún de día. Levantamos a otra amiga, las dos riquísimas.

– Bueno, ¿adónde vamos ahora?

– Vamos a la casa de Rosario, pero es en Costa De Araujo.

Jhonny me miro con una cara de orto de aquellas. Con la vista me dijo todo el culiado, sabía que no tenía ganas, pero miro para adelante y puso primera sin mirarme a los ojos. Era en la loma del orto, pero no le calentó (o si) y emprendimos viaje a una de las historias más manija que nos va a quedar.

Llegamos a Costa De Araujo y nos fuimos para la casa de Rosario, había llovido y había unos charcos de la re putisima madre en la calle de tierra, el auto era un barro y Jhonny ya no estaba en silencio, me estaba puteando en español, inglés, italiano, alemán y un poco de árabe también.

Nos bajamos y nos fuimos a una plaza que estaba en la vuelta a chupar y a guitarrear, era la idea, pero de a poco se empezó a ir todo un poco al carajo. Un poco o mucho, que se yo.

Lo primero fue poner un poco de música y empezamos a jugar el juego del cigarrillo, consistía en pasar el humo de boca en boca. Si, se empezó a ir todo a la mierda. María me pasaba el humo a mí, yo se lo pasaba a Tamara, Tamara a Rosario y Jhonny al final. Parecíamos niños, pero éramos todos boludos grandes, obviamente un poco bastante curados. Habían cerveza y había llevado un Carmelo Patti 2006 para tomar del pico, crean o no.

Y bueno, empezamos a jugar a la botella, primero pico y después transe, ya no importaba nada, eran todos con todos. La cagada es que la botella nos tocó a Jhonny y a mí. Ni en pedo le iba a dar un beso.

– Jhonny culiado, te voy a bajar los dientes si se te ocurre.

– Y yo a vos gordo relleno de caca.

Casi se pudre a piñas, pero la seguimos.

¡Que cagada se estaba armando! empecé a franelear y ya me imaginaba lo que podía llegar a pasar.

– Ya volvemos chicos, vamos al baño…

Mire a Jhonny con una cara de satisfacción de la puta madre, se iba a pudrir mas la cosa. De pronto las chicas dieron la vuelta a la esquina y apareció una camioneta de la policía.

– Jhonny, saca el documento y prepárate.

– Que voy a sacar, están dando vueltas.

– No culiado, saca el documento, se lo que te digo culiado.

Le dije eso y la camioneta entró a la mitad de la plaza, se bajaron dos oficiales.

– Te dije culiado, cagamos, déjame que yo hablo – le dije a Jhonny.

– Que garantía que hables vos culiado, ya fue. Vamos a ir presos.

– Buenas noches, ¿Qué hacen acá? – dijo un gorra petizo como patada de chancho.

– Buenas noches oficiales, acá estamos en el cumpleaños de una amiga guitarreando– mentiroso.

– ¿De dónde son?

– De Guaymallen.

– ¿Y dónde están sus amigas? Llamálas para que vengan.

– No, ¿Por qué las tenemos que llamar?

– Bueno, entonces se quedan acá, primero no pueden tomar alcohol en la vía publica y segundo llamaron los vecinos para quejarse porque están molestando. Los vamos a llevar a la comisaria. ¿De quién es el auto?

– Es mío – dijo Jhonny.

– Bueno, vos te vas con el oficial y vos gordo te vas con nosotros.

– Bueno – dije sumiso. El Jhonny no podía creer mi docilidad.

Me suben al móvil y les pido permiso para llamar a María.

– María, mira no vuelvan a la plaza porque nos van a llevar a la comisaria.

– ¡Que cagada Pericles!

– Cuando me larguen las llamo, total vamos por averiguación de antecedentes, nos largan en un rato.

– Bueno dale, los esperamos.

Llegamos a la comisaria y nos sacaron el cinto y los cordones, nos requisaron todo el escabio y me llamaron para ir al calabozo. Me di cuenta que no nos iban a largar tan fácil.

– ¿No era solo para averiguación de antecedentes oficial?

– Cerrá la boca te digo.

Cuando entré al calabozo vi que el policía que estaba en la puerta tosía como un condenado. Obviamente no estaba resfriado, me di cuenta por que le lloraban los ojos, me la veía venir fea.

– ¿A dónde me van a meter?

– Entra, ahora vas a aprender.

Me metieron y el calabozo estaba lleno de gas pimienta, la manera de toser fue épica. Respiraba por la boca y me ardía, por la nariz era como respirar lavandina. Me lo tiraron a Jhonny en la celda y los dos apoyamos la nariz en el cuadradito de la puerta por donde te miran los policías.

– ¿Se van a dar un beso? – dice un gorra que paso.

– Ni en pedo.

– Ya quisieras puto – le dice Jhonny al policía.

Ahí nos pusimos a hablar giladas con Jhonny… el pedo que teníamos era monumental y escuchábamos que los gorras nos habían metido para que se nos pasara el pedo.

– Serán culiados, ¿por qué nos meten acá para toser así los hijos del demonio?

– Eso no es todo Pericles, lo peor fue lo que me dijo el gorra en el auto, “¡van a aprender que no pueden venir acá a robarnos las mujeres!”

– Aparte envidiosos los campesinos culo roto, serán malditos.

En una de esas pasa otro gorra.

– ¿Están bien?

– Ufff, no tenés una idea, esto es hermoso. La tos es porque tengo angina ¿Sabes?

– Quedate tranquilo que nadie se ha muerto, y quédate quieto porque levantas el gas del piso pelotudo.

La vena que tenía, yo no les puedo explicar lo feo que era eso, pero nos chupaba un huevo íbamos a salir a seguirla, los culiados de los policías habían dejado mi teléfono prendido y sonaba cada 10 minutos.

Escuchábamos ruidos en la celda de al lado, obviamente había un vecino con nosotros, pero no pensábamos que a los muy hijos de puta se les iba a ocurrir traerlo a nuestro calabozo. Un policía nos hizo tirarnos para atrás y lo metió al vago, entró a toser como condenado. Nosotros ya nos habíamos acostumbrado.

En ese momento miré a Jhonny y pensé “nos van a limar el buje” no quería que me violaran así que se me ocurrió hacerme amigo del loco.

– Loco, acércate, respira con nosotros acá que es menos feo.

– Gracias guachi, esto es horrible, me tiene desde las 12 del mediodía.

Cuando me dijo eso yo pensé “listo, nos van a dejar hasta mañana estos malditos”, estábamos condenados a pasar una noche en la comisaria tapados con una colcha sucia que había en el piso, tosiendo por el gas y cagándonos de frío, porque el calabozo era helado.

– ¿Por qué los metieron acá?

– Por nada, por tomar en la vía pública – no le iba a contar la historia.

– Ya los van a largar entonces, me cague a tiros con la policía, me fueron a joder a mi casa y yo no estaba haciendo nada, así que los corrí a cuetazos.

– Pero mira vos…

Ahora si tenía miedo. No había hecho nada, pero sacó a tiros a la policía de su casa, no quise profundizar en su situación. Empezamos a hablar y nos dijo que se llamaba Kevin (no es joda), el Kevin. Nos hicimos una buena relación, habremos estado una hora y ya nos habíamos hecho amigos con el guachin.

– Ya vamos a salir y nos tomamos un porrón.

– Si loco, cuando quieran, pero estoy re jodido con esto, yo creo que no salgo de esta.

Me daban ganas de mear y no había baño en el calabozo, así que llamo a un gorra y le pido ir al baño.

– Olvidáte – me dijo el Kevin – Son re ortiva, no te van a dejar salir.

– Bueno, intento loco, no pierdo nada.

– ¿Que querés gordito? – me dice el oficial de guardia haciéndose el langa.

– Nada, me estoy meando, ¿me dejas ir al baño?

– No, no te dejo y no se te ocurra mearme el calabozo porque lo lavas vos hijo de puta.

– ¡Te dije que son re ortivas! – me dijo el Kevin – ¡Ya voy a salir y los voy a cagar a cuetes a todos ustedes cobanis pacos!

– Se van estos dos y me lo decís Kevin, ya es la cuarta vez que estas acá en el mes y lleva 15 días, Le voy a contar a tu viejo y él te va a casacar.

– No, no le digas a nadie, me quedo callado – dijo el Kevin y se quedó muzzarella.

Nos largaron después de 3 horas, nos abrazamos con el Kevin y le dijimos que lo esperábamos con un porrón (va a esperar, me lo tome yo al final). Voy saliendo y me llamó el comisario… un gordo feo con olor a culo que nos dió las cosas.

Entre nuestras pertenencias, no dio un celular que no era nuestro, me hice el pelotudo y me lo guardé en el bolsillo. Tenía un fondo de pantalla de una nena, bailando, para mí se les había traspapelado a algún gorra. Borracho y sin pensar dije “acá esta mi venganza putos, les voy a afanar el celular y los voy a escrachar en las redes por pillos”. En eso el Kevin me saludó con cara de matado y le saqué una foto… muy nervioso alcancé a meterme en el Facebook del teléfono y hacer lo que todos hemos hecho… un hermoso estado con foto que decía “¡Este precioso me limó el buje en la comisaría!”

– Gordito, volvé para acá, devolveme mi celular – me gritó el bigote de leche justo a tiempo que pergeñé mi plan. En definitiva me estaba choreando el celular del comisario, seré culiado. Aparte en pedo parece que no lo hice muy disimulado.

– Perdón oficial, no me di cuenta – hacete el pelotudo nomas.

– Decí que te dije, si no te buscaba y ahí te hacia una causa. Zafé de pedo… pero su Facebook iba a dar que hablar.

Vamos llegando y las minas nos aplaudían como héroes, las subimos al auto y fuimos a comprar un porrón. Jhonny iba manejando como si fuera en el Dakar.

– Estos culiados no me pueden meter dos veces el mismo día, que me vayan a buscar a mi casa mañana, total vivo en la ciudad, no en este pueblo de mierda – me dijo Jhonny re manija.

Pasamos por la puerta de la comisaria a 110 y el Jhonny les gritó – ¡Putos, métanme está a la celda, campesinos culo roto – Pero nadie nos escuchó… los oficiales se estaban cagándo de risa del ropa prestada obeso olor a ogete… y su declaración en las redes sociales mientras lo fajaban al pobre Kevin.

Volvimos a pudrirla y a comernos entre todos un rato largo. La fiesta siguió más o menos hasta la madrugada

¿Que aprendí de esto? Si van a mandarse una de esas háganlo en una casa, porque la policía es re ortiva… y jamás dejen su celular abierto.

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