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Una novata en el proctólogo: me operaron del culo

Esta es una historia real, cualquier parecido con la realidad…. ¡es la realidad, la puta madre! La protagonista es una amiga mía cuya verdadera identidad prometí no revelar, amparada en el secreto profesional.

Paso a relatar: Luego de que fue anunciada en el Mendolotudo que se venía la semana del culo, recibí un mail de mi querida amiga La Duquesa de Alba (¿Ustedes se creyeron lo del secreto profesional?, ¡Que inocencia, jajajajajá!) que decía literalmente:

“Estimada Nancy:

Como sabrá, estoy convaleciente. Me han operado del culo…¡una vez…y media! Lamentablemente, tal operación no fue para tunearme el orto, cosa que bien merecida la tengo, por cierto,  después de todos estos años de estudiar y estudiar, fumando y tomando café y vino blanco con Pretty en las interminables peñas de la facultad de Psicología de Córdoba….

No señor, me han operado el mismísimo ojete….A saber:

Toda la vida fui estreñida. Siempre tuve problemas en el bajo vientre….para paliar tales males, tomaba todo tipo de cosas que llegaba a mis manos: ciruelas hervidas, té de zen, cirulaxia, mate con naranja, y distintos brebajes espantosos y malolientes….y siempre el resultado era una mierda (literalmente): o me cagaba todo, con un sufrimiento atroz, llena de retortijones y dolores allá abajo y dejaba el inodoro como si hubiese pasado un Tsunami de caca; o no cagaba nada….

Una verdadera tragedia…

Nunca pensé que esto iba a traer complicaciones a otro nivel, pero así fue….

Hace como diez días más o menos, empecé a sentir una picazón, un ardor, una comezón en culo que era insoportable (e imposible de rascarme en público, como se podrá imaginar: no podía estar en un boliche bailando, en una clase o en la cola del banco, meta rascarme el orto, no da…)

Decidí consultar al médico. Ya de entrada debería haber sospechado….el consultorio tenía plantas de plástico, el arbolito de navidad estaba armado (estábamos en octubre) y la revista más nueva era una Gente donde salía Mónica Gonzaga como la bomba sexy del verano del 82.

En fin… me hizo pasar y le expliqué mi situación….Me dijo: “bueno, veamos, bájese los pantalones y súbase a la camilla y apunte la zona afectada hacia mí”, mientras se daba vuelta a ponerse alcohol  en las manos y unos guantes….

¡Por Dios! En toda mi vida jamás sentí tanta vergüenza….Y si se me escapaba un pedo justo… ¿Qué hacía? “Bueno”, me dije, “Este tipo es proctólogo, si fuera tan fino se habría dedicado a la neurología y no  revisarle el culo a la gente…Ma sí, yo me subo y que sea lo que Dios quiera!”

Y me puse en la posición de cuatro patas, que era la única manera que se me ocurría de apuntar la zona afectada hacia él.


Cuando se da vuelta, me mira y me dice: “¡Bueno, amiga, veo que lo de apuntar se lo ha tomado al pie de la letra! Pero no, póngase de costadito, acostadita, así veo bien.”

Humillada a más no poder, hice lo que me pidió el galeno…


Con  este pensamiento en la cabeza, y concentrándome en un reloj de arena que había arriba del escritorio, me puse de costado…..El médico, viejo lobo de mar acostumbrado a ver culos en serios aprietes, me dijo: “A ver, a ver, relaje esa colita, que si no, no veo nada”, mientras usaba un casco con luz como usan los mineros y se acercaba despacio al mismísimo centro del infierno, munido de una pinza en una mano y de una lupa más grande que la del inspector Gagdet en la otra….

Luego de cinco interminables minutos, que a mi se me hicieron cinco siglos, dictaminó: “A usted le salió una carne!”. “¡Que asco!”, pensé yo. Pero me la aguanté y tragando saliva, intentando guardar la compostura le contesté: “Ah, tengo hemorroides”. “¡NO!”, me gritó tan fuerte que casi me caigo.  “Usted tiene una “papila anal”, le ha salido como un lunar en el culo, ¿Vio?…Se le ha hecho de la irritación de  tanto tomar laxantes y güevadas…Hay que extirparla”.

Bueno, dije yo…que va a hacer, seguro que en una semanas voy a tener que pedir permiso en el laburo e internarme en la Santa Rosa, que recibe Osep….Pero si me dan cuatro días de licencia voy a poder terminar de poner la tela mosquitera en la ventana y a ordenar los dos últimos cajones de la cómoda, los de la ropa interior, que guardan bombachas del año del orto, precisamente, corpiños todos estirados, medias corridas y… ¡AY! ¡Pobre de mí! Un dolor que me llegó a la punta del cerebro me sacó de mis devaneos…”. ¿Qué pasa, doctor?”, grité con lágrimas en los ojos. “Le acabo de poner anestesia local”, contestó. “¿Para qué?”, pregunté aterrada. “¿Cómo para qué?, Para extirparle la papila” y antes de terminar la frase, escuché un ruido como de hierro caliente y el típico olor a carne arriba del fuego…. ¡Me había quemado el orto, el hijo de puta!

“Bueno, listo, vestite”, me dijo. Yo no sabía si putearlo o darle las gracias. Mientras me vestía, pensaba para mis adentros, siempre llena del estúpido optimismo de siempre: “Bueno, mejor ahora, total con la anestesia no sentí nada!”.

“Bueno nena, te vas para tu casa y cuando se te empiece a pasar la anestesia, te hacés una compresa de manzanilla o te tomás un paracetamol; si te duele mucho, un ponstil. Caminá con las piernas juntitas y cuando te laves la cola, no te sequés con la toalla, usá un secador de pelo (!). Nos vemos en diez días”.

Me fuí. Mi paso era más apretado que pedo de visita. En el colectivo se me empezó  a pasar el efecto de la anestesia. Llegué a mi casa con lagrimones de dolor y sudando frío. Mi vieja me dió dos ponstils de entrada y medio lexotanil para calmarme. No había caso, a la media hora estaba llamando al celular del médico. Llamé unas trescientas veces…y el hijo de puta no atendía….llamé al consultorio y de pedo estaba la secretaria: “Consultorio”, dice con voz neutra como novela mal doblada”. “¿Dónde está el doctor?” gemí doliente. “El doctor ya no vuelve hasta el lunes.¿Quiere dejarle algún mensaje?”. “Sí, dígale que tengo un soplete en el culo y que se cambie de planeta, porque cuando se me pase…. lo voy a mataaaaaaaaaaarrrrrrrrrrrrrrrrr!”.

Capítulo dos de la historia: Guardia del Hospital Central. Sección Urgencias.  Le hacen a mi vieja las preguntas de rigor. “¿Motivo de la emergencia?”. “A mi hija un médico le quemó el ano”, responde mi vieja, toda respetuosa. El enfermero me mira fijo y sale. A los dos segundos escucho las risotadas desde adentro de la enfermería… “¡Ja, ja, ja, ja, le rotisaron el culo, pobre mina!”…

Después de cagarse de risa mas o menos diez minutos, me hace pasar un médico que no me podía mirar la cara,  conteniendo la carcajada y me invita: “…Pase por acá, súbase a la camilla….” A pesar de todo, como yo no sabía bien si era en cuatro patas o de costadito, o como mierda era, le pregunté como me ponía….

“Como gatito mimoso”, contestó. “¿Quééééééééééé?”, respondí sin saber si hablaba en serio o me estaba tomando el pelo. “Si, como gatito mimoso o perrito juguetón, en cuatro patas pero con las manitos apoyadas y la colita para arriba”

¡Santo Dios! Era lo que me faltaba….


Resignada, me puse como me dijo. “Bueno, bueno, ya te hice la primera curación, te tenés que hacer unas diez más vos solita con esta pomadita cicatrizante y analgésica, y en una semana estás como nueva……No vayas a comer sólido, sólo yogur y papilla, como un bebé…Y tenés que hacer rehabilitación….”

Sin salir de mi asombro, pero más calmada, con la pomada en la mano (y en el orto), le pregunté  donde tenía que hacer la rehabilitación. “No, mi amor, en ningún lado, usted solita, en su casa. Usted se pone todos los días una hora a hacer ejercicios con la colita: aprieta, relaja, aprieta, relaja, aprieta, relaja… ¿Me entendió?”. “ Si, doctor” Respondí obediente….

Y acá estoy, mientras le escribo este mail, déle apretar y relajar, apretar y relajar, apretar y relajar desde hace siete días más o menos….

Lo único bueno de todo esto es que como estoy a yogur Ser bebile solo (porque la papilla me da asco), he adelgazado cuatro kilos, y el culo sinceramente, me ha quedado divino…. ¡Así que estoy hecha una yegua!

Cuando termine la rehabilitación, lo voy a mostrar como si me hubiera hecho las uñas esculpidas… ¡Tanto dolor hay que sacarlo para afuera, carajo!

Termino esta esquela con fuertes saludos a la gente del Mendolotudo y espero que esta historia nos llene a todos de sabiduría…

Suya afectuosamente. La duquesa de Alba”.

¡Que grande, la Duquesa! Hoy se lleva todo el crédito…. (o descrédito, jajajaja!)

Yo simplemente, quiero saludar a mis chiquitos, los babosos del Mendolotudo que se derriten con el culo manzana, el culo de avispa y demás culos fotoshopeados que ha subido Bomur en su artículo y  les digo: No sueñen con esos culos, tontines…O son de mentira o tienen dueño, y ese dueño no es precisamente ninguna rata como ustedes….Dejen de soñar con fotitos trucadas y glúteos sileconeados, y agárrense del culo que tienen al lado, disfrútenlo y cuídenlo; porque  más vale culo baleado en mano que cien culos perfectos volando;  no vaya a ser cosa que al vecino de enfrente no le parezca tan fofo ese orto después de todo y le ofrezca refugio y un salvoconducto para su casa….

Y por sobre todas las cosas, como buena kirchenrista y presidenta del Club de fans intitulado “Comandante Bloody Mary, te banco hasta la muerte”, no se olviden que el culo nos iguala, porque más más o más menos, ojete tenemos todos… Y ni siquiera el culo más perfecto caga un colchón de rosas….Como decía la sabia abuela de la duquesa, la archiduquesa de Alba y Asturias (ahora son solo de Alba, porque los asturianos les robaron parte de las tierras;  en una palabra, les hicieron el orto…).

“En esta vida tan matraca
de cagar nadie se escapa:
Caga el buey y también la vaca;
y hasta la mujer más guapa
echa sus buenos mojones de caca”

¡Abajo la culocracia!

Dedicado en especial a las ganadoras del Martín Fierro de Caca, a las culo roto, especialmente a la Su y a la Chiqui, para que tengan la certeza de que nunca, nunca, pero nunca,  Macri va a ser presidente ¡Salud!
Dedicado a los Hijos del Culo, a los culitos de los niños desnutridos que el menemismo nos legó, a los culitos sin pañales de los pobres,  a los culitos de los niños que yiran,  a los culitos negros de los hijos de los inmigrantes y trabajadores golondrinas….
Dedicado también a los culos discriminados, a los culos oprimidos, a los culos sin destino, a todos ellos les digo, no aflojen: “Tengo un pedo salvador, nacido en Latinoamérica; «Don Leopardo» corazón, espíritu en esta selva”

¡Hasta que le hagamos el orto al individualismo para siempre, comandante!


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Manifiesto feminista de El Mendolotudo

El año pasado escribíamos:

La punta del ovillo

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