/Organiza una previa, se queda dormido y sus amigos pierden la cordura

Organiza una previa, se queda dormido y sus amigos pierden la cordura

Sabida son las distintas campañas que se realizan en la actualidad para evitar el exceso de colesterol en nuestro organismo, pero la verdad que este es tema aparte del que realmente nos compete.

Esta triste historia le ocurrió a Orlando Zamorano, oriundo del barrio Santa Ana ubicado en el corazón de Villa Nueva, cuando el sábado pasado se juntara con sus tres mejores amigos en su casa de la calle Benavente.

Todo venía muy bien. Comenzaron tomando cerveza maraca “Cañón” y continuaron bebiendo el fernet cola “Fernandito” en su envase familiar. Anécdotas de señoritas levantadas el día anterior surgían e invitaban a risas jocosas. Hasta que en un momento Orlando le dio sueño, se desnudó y se acostó a dormir en medio de la sala. En ese momento todo se fue de las manos.

“Me están dando ganas de ser un vengador anónimo con una metralleta” dijo uno de los afectados. “Yo quiero dedicarme toda mi vida a la música sureña yanqui” esbozó otro. Y el último al grito de “me como la sandía y qué” comenzó a ingerir esta popular fruta de 6.99 el kg.

Pasaban las horas y la situación empeoraba. Los vecinos realizaban llamados constantes al 911 denunciando acosos sexuales. Afortunadamente me tomé el 51 y llegué rápido al lugar de los hechos teniendo la oportunidad de entrevistar a uno de ellos, Marcos Rúbens, popular estilista del barrio:

– ¿Cómo es su nombre?
– Marcoz Rúbenz, pero miz clientez me dizen Marco Rúben.
– ¿Qué fue lo que denunció?
– ¡Hay! ¡Una propuezta de amor que despuéz no quizo cumplir él! (señala uno de los involucrados).
– ¿Y quién es él?
– Juan Pablo Pichicaca
– ¿En qué lugar se enamoró de ti?
– Acá nomáz, si vivo al lado. Zalí a ver que pazaba y empezó “Hay que te amo, hay que te amo” y y yo que me volví como loca, no zabez, ¡era mi zueño! Y yo quería mi bezo acá (se señala el cuello).
– ¿De dónde es?
– No zé, no zé, no lo conozco. Yo conozco al Orlando, flor de pelotudo.
– Pregúntale.
– ¡Hay no puedo! ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué ze ha robado un trozo de mi vida?
– Claramente es un ladrón.
– Hay zi, ¡un ladrón que me ha roba todo! ¡buáááááááá!

En el preciso momento que empezó con los llantos me alejé de él.

Por lo que me pudieron informar los sub oficiales de la fuerza aérea, los individuos fueron trasladados e internados en el Aquapark hasta que vuelvan a la normalidad.

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