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¿Por qué somos un país con buena gente?

Anoche, como cada noche me puse a pensar. Esta es una actividad que suelo hacer en la madrugada, cuando el ruido de los autos, los celulares y el bombardeo publicitario, se callan y puedo escuchar a mi mente diciendo choteras.

Pensando y pensando, llegué  a la conclusión de que los argentinos somos muy mentirosos. Holgazanes, agrandados, chamulleros, sabelotodos, y sobre todo merlilleros. Vivimos mintiendo.

Según el diccionario, una mentira es una afirmación que una persona hace consciente de que no es verdad. Los seres humanos, usamos las mentiras como una forma de eludir o disfrazar la realidad. No siempre mentir es algo malo, es de público conocimiento que existen las famosas “mentiras piadosas”. Estas, dibujan la vida un poco más divertida o linda de lo que realmente es.

A veces, suelo soñar despierto con cosas que nunca pasaron ni pasarán. Anoche fue una de esas ocasiones, por un momento me puse a pensar ¿Qué pasaría si por veinticuatro horas no pudiéramos mentir? ¿Qué respuestas recibiríamos a preguntas que ya nos resultan hasta protocolares?

En la peluquería

–          Hola, me venía a cortar las puntas…

–          Ah, qué bueno, pero hoy te voy a dejar pelada. PE LA DA

En el persa

–          Hola ¿Buscabas algún tallecito en particular?

–          No, estoy caminando sin guita y solo miro ropa para venir a comprármela cuando cobre, te agradecería que no me hagas sentir culpable por estar viendo esta mercadería de mierda.

En la carnicería

–          Y Tito ¿Qué tal el asado del carnicero?

–          Y mirá, la verdad, durísima la carne. Ayer me cocine un pedazo y parece un trozo de pierna de Venus Williams, jajaja.

En la psicóloga

–          Creo que tengo alguna especie de Edipo mal resuelto, doctora.

–          Mirá, para ser sincera, que vos te quieras garchar a tu prima no es ningún Edipo mal resuelto, es que sos un pendejo pajero y pervertido de mierda.

En el laburo

–          ¡Buen día! ¿Cómo andan?

–          Para el culo nene ¿no me ves la cara, infeliz?

Con tus hijos

–          Mami ¿Qué es el sexo?

–          No te hagás el pelotudo Joaquín, te he lavado los calzoncillos almidonados cincuenta veces, cara dura.

Con tu novia

–          Decime la verdad gorda… ¿has estado con otro?

–          Yo no hablaría en singular.

En el restaurant

–          ¿Qué tan grande son las porciones? porque yo como menos que mi novio…

–          Y mirá, vos con una ensalada andás, pero al tetón este pedile una vaca atada a la mesa.

En el taxi

–          ¿Dónde vamos, groso?

–          Que te calienta, infeliz.

Con tu esposa

–          ¿Cómo me veo gordu?

–          Me quiero ir…

Con tu hueso

–          ¿Me amas?

–          Ah….el amor, el amor…amor, amor, amor….

Con un estudiante

–          ¿Hiciste toda tu tarea?

–          No mami, pero soy joven y solo pienso en mis hormonas y en hinchar la pija con mis amigos, las matemáticas me la soban.

En  el doctor

–          ¿Qué tengo doctor?

–          Por el momento veo unas tetas terribles…

Con tu novia

–          ¿Me extrañaste gordito?

–          No, la gira no me dio tiempo.

En la verdulería

–          ¿De qué tamaño son los huevos?

–          Depende de hace cuanto que no la ponga, doña Yoli.

Comprando ropa

–          Creo que un talle más me quedaría mejor…

–          Una sábana envuelta te quedaría mejor, gordo buda.

¿Por qué somos un país con buena gente? Fácil, porque somos muy mentirosos, si dijéramos siempre la verdad, seríamos un país con gente muy pija. Piénsenlo…