– ¿Lucas?
– Soy yo.
– Adelante.
– Cuénteme. ¿Qué lo trae por aquí?
– Es complicado… Yo hace 9 años conocí una persona y eso básicamente me trastornó hasta al día de hoy. Hace poco volví a verla, fue entonces que…
– Lucas, yo soy dermatóloga. No sé a que apunta con esto ¿Tiene algún problema en la piel?
– Sí, tengo “Psoriasis Nerviosa”.
– Bien. ¿Hace cuanto?
– 3 días.
– ¿Está seguro de lo que dice?
– Si…
– Sáquese la remera por favor.
– Estoy atravesándole un retroceso sexual a cambio de una madurez espiritual, no voy a tener sexo con usted.
– Señor, soy una abuela viuda y postmenopausica, solo quiero ver sus lesiones.
– Bien, mejor.
– ¿Siente comezón, sensación de pinchazos o irritación?
– ¿En el corazón o en la piel?
– En la piel Lucas. ¿Qué tiene que ver el corazón con su alergia?
– No tengo alergia, nunca tuve alergia. Leí en un foro de internet que existe un triángulo disfuncional entre el sistema nervioso, el tejido dérmico y el estrés emocional. Yo la vi y al otro día desperté así, con un montón de marcas en mi piel.
– Por favor señor, no cite lentos de Rata Blanca, no sea puto.
– En fin, desde que hablé con ella que no dejo de rasguñarme el torso, ya rompí dos puertas por intentar rascarme el omoplato con el picaportes y las noches son igual de desveladas que antes, pero con un hormiguero safari que va desde la nuca hasta el intestino delgado. La extraño mucho doctora…
– Usted no tiene Psoriasis, lo que tiene es Hipocondriasis.
– ¿Eso qué es? ¿Es cáncer? ¿Cuánto me queda?
– No Lucas, eso es…
– Por favor no me llame por mi apellido, dígame Fran, o Pepé si no le molesta, ella me llamaba así.
– Está bien Francisco, le hago una pregunta. ¿Consume alcohol con frecuencia? ¿Toma sol en horarios de siesta? ¿Come regularmente mariscos o comidas picantes?
– En ese orden doctora.
– Bien. ¿Qué shampoo usa?
– Prefiero volver al tema de mi ex novia, me da menos vergüenza.
– Claro, estas reacciones suelen provocarse por utilizar enjuagues de mala calidad, específicamente el Plusbelle de litro, sabor manzana que tiene en su bañadera.
– Sí, entiendo. Pasa que con el ajuste, la inflación y todo eso…
– Beba una cerveza menos por día y cambie su shampoo. ¡No sea ratón señor Lucas!
– Está bien, pero con el otro tema que hacemos, yo en realidad vine por ella.
– Tendría que visitar un psicólogo.
– Mi obra social no lo cubre.
– ¿Cree en Dios?
– No se, por las dudas digo que sí.
– Es todo por hoy señor Lucas, suerte y tranquilícese un poco.
– Espere. ¿Puede recetarme clonazepam?
– No sería correcto de mi parte, lo siento.
– ¿Al menos me puede abrazar señora?
– ¿Usted está bien?
– ¡Abráceme!
– Esta bien, venga…
– Hacía mucho no sentía el calor de una mujer…
– Sí, anda mal el aire acondicionado, pero como este centro de salud se cae a pedazos, a nadie le importa mucho.
– Doctora. ¿Usted es feliz?
– La verdad no, pero en Julio me jubilo por suerte.
– Necesito volver a verla.
– Yo necesito atender al anciano que está detrás suyo, tiene lesiones de grado 9 por beber accidentalmente ácido muriático.
– Adiós Liliana, te llamo el sábado a tu celular si no te molesta.
– No, señor Lucas, los turnos se piden personalmente de mañana, los días martes y jueves en mesa de entrada.
– ¡¿Además de postmenopausica, tenías que ser tan cruel?!
– ¡Chau!
– Adiós.
-Señor Pellegrini pase por favor.