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Salida de a cuatro

Hace poco me di cuenta que nuestro gran amor es uno solo, si este no perdura a lo largo de nuestras vidas, las fuerzas extrañas se encargan de repartirlo (homogéneamente o no) entre muchos hombres. Por eso tendemos a decir que son todos iguales, porque en realidad seguimos buscando a ese mismo hombre que en algún momento pudo ser la causa de nuestro insomnio.

Hace ya seis meses que corté con mi novio y mi amiga, la que siempre estuvo soltera hasta hace 3 semanas, se encarga de recordarme lo sola que estoy dándome concejos que son más que todo relatos de su vida de soltera y abusa de la frase “ya te va a tocar”. Creo que todas las mujeres esperamos a estar bien con nuestra pareja para después decirle a nuestra amiga “ya te va a tocar” esa horrible frase con sabor a jugo gástrico.

Si eso fuese lo peor mi vida sería hermosa, pero esto no termina acá y esta es la razón que me lleva a continuar mi nota.  Las que se hacen llamar mis amigas han organizado un plan de mierda que consiste en presentarme a alguien antes de que caiga en un pozo depresivo, por lo que ya aprendí a contarle mis fracasos amorosos a mi gato y no a ellas. Para llevar a cabo este plan (aclaro que todas están de novias), han decidido organizar salidas de a cuatro en las que asistirían mi amiga, su novio, un amigo de ellos y yo.

Las salidas “de a cuatro”  definitivamente ocupan el tercer puesto de todas las cosas que más detesto del actuar del ser humano. Me parece un concepto estúpido, en serio. Además las descripciones sobre mí siempre empiezan en algo como “es una mina diferente, muy buena onda y re graciosa” ¿Qué es lo primero que se imaginan de una persona si se te las describen así? Que es fea. Por lo que no garpa ni un poco que mis amigas anden hablando de mi personalidad, además puede que mi humor no sea compatible con el suyo y estemos deseándonos la muerte mentalmente durante toda la salida.

Dentro de la salida hay siempre dos visiones, la de mi amiga: Que sería algo como que terminemos enamorándonos rotundamente uno del otro y yo le agradezca a ella en mis votos de casamiento por haberme ayudado a encontrar a mi media naranja (quiero aclarar que hace un montón de tiempo me di cuenta que no soy la mitad de una naranja, sino un ser humano) y la del novio de mi amiga que claramente no quiere otra cosa más que terminemosgarchando en el cuarto de la hermana menor de mi amiga.

A mi no me gusta entregar en la primera salida y menos si es un sábado. Nadie quiere ser la vagina más nombrada en una ronda de cervezas dominguera después de un partido de futbol.

Otra cosa que detesto de las salidas de a cuatro es que realmente no me interesa conocer a nadie, no me gustan los encuentros forzosos. O sea, ya todos sabemos de antemano que es lo que tendría que pasar esa noche y eso de por si me parece una cagada.

El sábado a la noche salí con una pareja amiga y trajeron a un amigo de ambos. Para mi sorpresa teníamos varias cosas en común, para empezar ninguno de los dos tenía deseos de estar en ese lugar, a los dos nos gusta mucho Dolina y cada palabra que decía era exactamente lo que yo estaba pensando.

Los lazos definitivamente se sienten más fuertes cuando dos personas comparten un odio en común, por lo que terminamos acostándonos y efectivamente al otro día hablaron de mi vagina con sus amigos. Y es así, de una noche para la otra una se convierte en lo más odia: La minita que le presentaron.

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