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Somos supervivientes: Cualquier mendocino de raza lo sabe

A la hora de vacacionar se despierta ese instinto y sacamos a relucir las ideas mas ingeniosas a la hora de recrearnos y pasar un momento ameno, tengas o no auto. Tengas o no dinero.

Pero todo tiene su precio. Y si sos de los que no tiene plata para hacerse el pistola en el atlántico o el careta en Reñaca, deberías conocer el plan A, B, C y D de los mendocinos para vacacionar.

PLAN “A”: EL RIO

Cargas 10 cuerpos en tu modesto auto, y lo llenas hasta las bolas de sandwichs de mortadela y jugo barato. O si sos mas pudiente te compras unos porrones que cuando llegan a destino esan mas calientes que el orto. Te calzás las ojotas (despues te arrepentís cuando te las lleva el río).

Y cuando la cosa esta mas o menos lista, partís a Blanco Encalada o zonas aledañas.

La cosa se ve linda, te bajas del coche, le echas un ojo a la destilería (todos hacen lo mismo), y manos a la obra, descargas sillas, mesitas, leña, naipes, pelota, etc. (el 70% de estos elementos se te vuelan a la mierda con el viento, pero vos sos valiente y las bajas igual). Llega la hora de tomar algo y acá viene la parte que te recordé mas temprano… los porrones calientes.

El mendocino no se achica frente al problema, sino que usa su ingenio y aplica el método del baño María a la inversa, metiendo las botellas al agua. No es que se enfríen mucho, pero sirve.

Mirás el río con ganas, y después de varios replanteos te mandas a chapotear con toda la confianza del mundo… error. Hay que ser cauto. Cuando ya estas dentro te das cuenta que el suelo no esta hecho de baldozas, sino de piedras de todos los tamaños envueltas en una baba patinosa… te caíste y te hiciste la paralítica.

Y cuando ya estas volviendo te percatás de que el sol te ha hecho la fatality, y estas ardido y chillas como un maricón cuando te tocan sin querer. Si tuviste suerte, de última te quemaste parejo. Y sino sufrís el mal del palito de la selva, rojo atrás y blanco adelante… ¡¡Boludo!!!

PLAN “B”: EL CAMPING

Benditos sean estos lugares semiverdes plagados de carpas y viejos panzones haciendo asado.

Acá los preparativos varían un poco. Prestemos atención:

  1. Cargas el auto con menos amigos o en parejas.
  2. Metes la carpa, algo de abrigo, el mate, los naipes, y comida pete (entiéndase picadillo de carne, galletas de agua, y todo eso que hace que te agarre la “famosa cagadera del camping”, de la que hablaremos mas tarde).

Ya te instalaste. Lo que todo empieza bien termina complicándose.

Sacaste la comida y empezó el caos. No por la gente. Sino por las tresmil ochocientas moscas que te vieron in fraganti, y ya no hay vuelta atrás, porque estos insectos te acompañaran durante el resto del día. Si descuidás el sandwich un minuto, ya tenes 20 de estas comiendo, cagando y poniéndola encima de tu sandwich, pero como vos sos guapo, las puteas las espantás con un repasador y seguís entrñándole al sandwich. Sin darte cuenta que ahora migraron todas hasta el culo de tu novia o al tuyo, convirtiendo la escena en una guerra sin piedad. La cosa acaba cuando las moscas descubren un sorete por ahí y se aburren de vos.

La tarde sigue tranquila. Te rompieron el orto jugando al truco pero vos estas feliz. Feliz vacacionando en tu camping de ensueños.

Ya te tomaste tres termos de mate y tenés los dientes fosforescentes, pero le seguís dando rienda suelta a la alegría. Abrís la cuarta lata de picadillo para comerte la criollita N°89, cuando el estómago te hace un ruido extraño.

Revisás en el bolso y te das cuenta que te olvidaste el papel higiénico por estar a las apuradas.

Ahí se te despierta el mendocino superviviente y empezás a recorrerte el camping de arriba abajo buscando papeles de diario usados o cualquier cosa para limpiarte el culo entre escalofríos y sudores.

Encontraste unas hojas secas, un envoltorio de golosinas y una etiqueta de cerveza despegada del envase. Satisfecho con el botín vas al baño público descubriendo con horror que ya fue visitado anteriormente y que el inodoro esta lleno de graffitis, pintados por los pintores del culo, claro está.

Separas las piernas, porque encima tuviste la mala suerte de encontrarte con un baño de esos que cagas parado y tenes que embocarla en un pozo de diez centímetros.

Y probas puntería.

Graffiteaste el baño entero chabón. Porque la diarrea de los campings, siempre son semilíquidas. Apurate y salí de ahí que ya viene la próxima víctima.

Por fin la noche, pero no esperes tranquilidad porque ahora es el turno de los mosquitos y vos…te olvidaste el fuyí.

PLAN “C”: LA CIUDAD

Pobre de aquellos que duden del ingenio de un mendocino a la hora de vacacionar en casa y sin plata. Llegas cansado de caminar por el centro. Es tanto el calor que tus testículos se han transformado en un péndulo pegajoso que te va haciendo tiki taka en las piernas adhiriéndose a ellas. Te comprás una gaseosa por ahí y caminas rumbo a tu casa para hacer uso de la pelopincho.

Una vez en tu hogar te pones la malla y salís al patio entusiasmado para luego observar con horror que ya esta ocupada por los nenes de la casa. El agua ya no es cristalina, es ámbar, te la re cagaron a meadas. Te metes porque no queda otra y te acomodas en una de las esquinas tímidamente, mientras los pendejos hacen bombita y te mojan. Para colmo de males salen burbujas a flote, lo que indica que los niños se están desquitando con el agua y le están dando sin asco. Consejo: mejor duchate.

PLAN DE EMERGENCIA “D”: EL ZANJÓN

Si ya pasaste por las experiencias anteriores mendocino valiente, no le temas a esta alternativa. La que muchos utilizan.

Te podés meter en bolas, vestido, con traje, en bikini con zunga, con hongos y como venga.

Tomá aire, juntá coraje y arrojate a ese zanjón de agua chocolatosa estilo chocolate cindor, estilo willy wonka.

Hasta pronto mendocino superviviente.

Pd: al final de la calle paso en Carrodilla, hacia el oeste, en el cacique guaymallen, hay una piletita casera de metro setenta echa con piedras

Escrito por Gusty Olivares para la sección:

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