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Una noche del orto

Ya que a Conep se le ocurrió hacer “la semana del culo” les voy a contar una vergonzosa historia de cómo una vez me quede en bolas en un casamiento.

Resulta que en enero de este año una de mis queridas tías se fumo tremendo faso ,se inyecto algo que todavía no sabemos bien que fue, se chupo 30 litros de fernet, 25 toc toc y cayo una noche a la casa diciendo “me caso”.

Como todo “gran acontecimiento” en la familia es obligación ir vestido de una manera decente asique fui  con una amiga a recorrer el centro en busca de un vestido que después de el casamiento pudiese seguir usando para salir a bailar. Tenía que ser algo sexy pero lo suficientemente decente para entrar a una iglesia sin que nadie me gritara suripanta pecadora. Así fue que en un sucucho de la galería caracol encontré mi tan preciado vestidito, corto para mostrar mis bellas y largas piernas pero no tan escotado para evitar que me miren las lolas.

A las mujeres las caderas se las puede comparar con tres cosas: un Violonchelo, una guitarra o un charango. Bueno lo mío seria una guitarra aviolonchenada.NI muy grandes pero tampoco chicas y mi querido vestido animal print en la parte de debajo de raso (genial combinación) me quedaba un poco ajustado. Al punto de que cada vez que me sentaba el vestido se me subía demasiado y al pararme tenía que antes bajarme rápidamente bajarlo para evitar que se me vieran los pompis. Como Soy así re re re viva me puse una pequeña calza blanca abajo del vestido (que al final no me sirvió de nada).

La cuestión es que en un momento voy a saludar a una tía que estaba en otra mesa y había venido de baires.A lo lejos se escuchaban sus gritos que decían “Yegua venga a saludar a su tía” y para evitar seguir pasando vergüenza  ante el primen grito fui corriendo a su encuentro. Les pido que se tomen un momento e imaginen la situación: Una señora de unos 60 años de edad, e-n-o-r-m-e- su corazon, pelo corto y enrrulado, con una camisa floreada y un chal que le daba la elegancia para la ocasión palmeándome la espalda a tal punto que casi eructo como un bebe.

Me senté a su lado mientras ella me abrazaba y apoyaba mi rostro maquillado entre sus grandes ubres y me decía “nena que grande que estas” con un acento terriblemente porteño. A los 5 minutos más o menos callo mi madre quien paso a ocupar mi lugar en las tetas de la tía y yo al fin logre respirar y reincorporarme en la silla.

Después de hacerme la chota e irle tomando de apoco el vino que le quedaba en el vaso a la tía sumado los 2 litros de coca que me había tomado en la cena para bajar las empanadas y el asado me dieron terribles ganas de ir al baño y ahí fue cuando sucedió…

Descruzo las piernas, tomo envión para pararme y se escucha “crashhhhhhh” y de atrás oigo el grito de la tía “nena se te ve el  culo” rápidamente hago marcha hacia atrás, me siento nuevamente en la silla paso mi mano por mi amada colita y siento un tajo que cruzaba el vestido de manera vertical dejándose ver mi calza que no parecía mas que un  culot.

¿Y ahora? ¿Como puta me levanto? De repente tuve a  mi abuela, a mi mama, a mis tres tías y a la cuñada de mi mama alrededor mío tratando de encontrar la solución a mi pequeño gran problema. Fue ahí cuando a una de las viejas se le ilumino la cabeza me dio su chal el cual ate en mi cintura cual bailarina de flamenco y la cuñada de mi mama me llevo a la casa a buscar ropa. El caso es que yo mido 1,73 más o menos y ella no pasa de los 1,65 metros. Situación complicada para buscar algo que me ande.

Termine poniéndome una calza y una remera al estilo moni argento y dejando el glam de mi vestido en una bolsa dentro del auto. Resignada entre al salón dando gracias de que ninguno hubiese llevado la cámara de fotos, de que las viejas no supieran usar facebook para contar lo sucedido y de que por lo menos nadie llego a ver mi potito más que mi tía y mi vieja…

Y se preguntaran ¿Qué paso con el vestido? No creo que se lo pregunten, pero igual se los cuento. Lo lleve a la modista, le pusieron un forro (no un preservativo mal pensados) y le agregaron un detalle más en razón negro para hacer que sea más ancho y hasta el día de hoy salgo a bailar con él aunque ahora me avive y uso un pantalón abajo por si se me raja n nuevamente y no hay nada que me salve de mostrarle mi cola al mundo.

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