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Yo te quise

Quizás lo único bueno de aquella época fue que compartíamos unas cuantas horas por día en la escuela. Que mala combinación fue crecer siendo lo que yo era, gordita, sentimental. Fea.

Si. También fui fea, y por lógicas razones jamás te fijaste en mí.

Yo. Yo te quise bien. Yo deseé darte un beso a la madrugada, irnos de vacaciones a Chile, usar bikini, que me cargaras a tus hombros, que hiciésemos el amor.

Pero la realidad siempre fue otra, y lloré tanto por no animarme a algo más.

Que se yo. Aquella fue, definitivamente, una época olvidable.

En aquella época saliste con varias chicas rubias, bonitas y perfectas, de las que van a colegios católicos y juegan algún deporte “femenino” como hockey o volley, que siempre te iban a buscar.

Vos también eras lindo, te peinabas con gel y jugabas al futbol en el equipo de la escuela. Y yo siempre te veía así, a lo lejos, sabiendo que jamás ibas a estar a mi alcance. Yo te quise entonces.

No sé cómo fue que sobreviví a aquella época siendo tan invisible como lo fui. Terminé la escuela sola (como la empecé) pero con varios folios llenos de hojas con poesías. Y me fui a estudiar literatura a la universidad y te perdí el rastro.

Siempre te vi como algo imposible. Hasta que un día unas amigas de la facultad me invitaron a un boliche en la San Martín sur  y, por alguna razón, les dije que sí. Mientras ellas bailaban con algunos pibes que las habían sacado, yo permanecí en la barra tomando algún trago de color brillante que el barman me había dado, a cambio de mostrarle la entrada.

De pronto alguien me tocó el hombro, y cuando me di vuelta a ver quien había sido, eras vos.

Estabas cambiado, ya hacían casi 5 años que habíamos terminado la escuela, tenías puesta una camisa desabrochada en el primer y segundo botón, un jean ajustado y el pelo, como yo lo recordaba, con gel. Y me sacaste a bailar.

¿Habrás sabido que era yo? Porque cuando el Dj puso algún tema romántico te me pegaste un poco más y me pediste un beso. Beso que yo, al principio dudando, y después un poco más segura, te di. Quizá con ese beso fue que cumplí uno de mis sueños de la adolescencia, y cuando el boliche prendió las luces y cada uno volvió a su casa, me pediste el celular para seguir en contacto.

Yo. A mis 15, 16 y 17 años te quise. A mis 22 te besé. Pero cuando te busqué en las redes fue que la burbuja en la que me encontraba desde la noche anterior, se reventó.

Tenías una hija de 4 años, y una mujer, una de esas rubias católicas que te iban a buscar a la escuela, y supongo que salías cada tanto, para recordar cómo sería tu vida si no hubieses tomado malas e irresponsables decisiones unos años antes.

Jugabas a ser lo que no eras.

Yo. Te quise. Pero me di cuenta que el pasado está mejor en el pasado, y que las decisiones que tomamos siempre, siempre, tienen su repercusión.

Yo te quise, pero bloqueé tu contacto de whatsapp. Quizá alguna chica no tenga problema en relacionarse con un tipo casado. Yo por mi parte cada tanto recuerdo tu pelo con gel, tus 16 años, la época de las hormonas y de los viajes a Chile que nunca hicimos, los besos a la madrugada que nunca nos dimos. Te quise. Pero ya sos parte del pasado.

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