En un primer momento la pensé como una costumbre, como un hábito que paso de generación en generación, hasta hacerse de manera mecánica casi sin cuestionamientos por parte de nuestra sociedad. Entonces, pensé como consideramos a algunas “buenas” costumbres como saludar y otras “malas” como eructar.
Esta última, para los esquimales, tribus de las Islas de los Mares del Sur y países árabes significa saciedad y que la comida estuvo excelente, una muestra de respeto al anfitrión. Para los asiáticos es una falta de respeto a los ancestros, ya que se piensa que los parientes cercanos viven adentro del cuerpo, y para los occidentales es un asco ¿Se han preguntado alguna vez por qué?
En realidad nuestra repulsión por ese desagradable hábito viene de nuestro pasado colonial, de nuestra madre patria España. En conflicto con los moros (711-1492), los Reyes Católicos decidieron expulsarlos y con ellos eliminar algunas de sus costumbres, como el “provechito” que subsistió en un más cortés y verbal “buen provecho”.
De la misma manera me pregunte ¿a quién se le ocurrió que fuera un espanto una mujer que no está completamente depilada?, desde los hombres que nos quieren lampiñas al espanto de mis amigas al verse un pelo fuera de lugar en la pileta.
Comprendí que el tema ha llegado a ser más propiamente un tabú, es inaceptable que no lo hagas, los argumentos como higiene, salud, aspecto no están bien fundamentados, no hacerlo implica ser mal visto y criticado duramente por el resto de la sociedad. Sino piensen cómo es noticia cuándo una estrella ha decidido rebelarse saliendo al natural a un evento, como así también en los comentarios burlones y crueles de los lectores que efectúan en la misma.
Muchos creen que viene desde siempre, una costumbre antigua como Egipto mismo, en el que utilizaban cremas de sangre y grasas de animales o ceras elaboradas con azúcar, agua, limón, aceite y miel. Griegos y romanos también, pero eso no tiene nada que ver con que nosotros lo hagamos. Hemos tomado muchas cosas de su cultura pero por imitación, como nuestra adaptación bochornosa de democracia, pero no son costumbres que vienen generadas de esa época. En otras palabras no se hace desde esa época, se difundió en nuestra sociedad hace mucho menos de lo que uno podría pensar.
En nuestra cultura occidental contemporánea, la responsabilidad de esta obsesión la tiene por supuesto la moda, generada por empresas y publicistas. Los vestidos para 1915 se usaban sin mangas y más cortos, pero todavía no era imperativo sacarse el vello, ellos se encargaron de comenzar a machacar la idea.
De la revista Harper’s Bazar “Sin vergüenza: una charla íntima con la mujer, la mujer exigente de hoy en día, debe tener las axilas inmaculadas sino quiere pasar vergüenza”
Innovaciones como la máquina de afeitar en 1901, la espuma para facilitar el uso de la misma en 1919, y las nuevas medias transparentes, o como les decimos nosotros cancanes, llevaron a que algo que no preocupaba a ninguna mujer antes de la Primera Guerra Mundial, pasara a ser casi imprescindible en la década del 50’.
Con la completa exposición pública de brazos y piernas, se asoció finalmente a la femineidad con una piel suave y libre de vello. Una costumbre que ha tomado dimensiones absurdas, que se ha extendido a ombligo, bozo, bigote, cejas, dedos de los pies, brazos, cavado, tira de cola, depilación brasilera y dónde sea que parezca que hay pelo fuera de lugar.
Puntualmente en el caso del vello púbico, muchos artículos médicos advierten que no es conveniente removerlo completamente porque está ahí de manera natural para proteger, y sin embargo ha ido desapareciendo de manera progresiva: en la década del 80’ se empezó a ordenar a “la nena” sacando que quedaba fuera de la bombacha, en los 90’ se avanzó a la ingle, en la década siguiente se redujo el largo, después un triángulo, una rayita (la depilación brasileña), la tira de cola y finalmente nada. Este último extremo se le atribuye a la industria pornográfica, donde todo queda libre o expuesto para una observación directa y sin escalas. A veces, me hace cuestionar si hay un grado de perversión en eso de querer ver la vagina de una mujer como si fuera la de una nena.
Por otro lado, pensemos también en la depilación masculina, de la que no se habla demasiado pero cada vez gana más terreno. Más de uno de los que está leyendo debe haberse depilado los genitales para comprobar que “la palmera se ve más grande si la sacamos de la selva”, pero no es eso a lo que me refiero, hablo de la tendencia mundial de modelos (no deportistas) que se ven ya en todas las revistas totalmente lampiños. Actualmente cada vez más se animan, arrancando por los denominados metrosexuales, hasta los que les molesta ir con el “pullover” a la playa, sea como sea avanza.
¿Cuál es la diferencia? Que más de uno en este momento está diciendo “ni en pedo”, “no es de macho”, lo mismo dijeron de los chupines y ya los usan casi todos. Igual la resistencia a las modas por parte de los hombres siempre es mayor, no los mentalizan desde niños a ajustar su imagen corporal, de manera tan drástica, para conseguir pareja. Eso los hace menos dóciles y más libres de elegir que usar sin ser tildados, en este caso, de “monos”.
Con esto quiero fundamentar que la depilación femenina, en tal extremo y exigencia, es una moda reciente, es una moda que se impone y no deja elección, a menos que quieras que toda la gente de la playa te mire atónita y te griten cualquier cosa.
Les doy otra perspectiva más aún, ¿y si se pusiera de moda depilarse totalmente las cejas? Me dirán que nunca harían algo tan ridículo, que cumplen una función importante que es proteger los ojos, que se ve feo. Bueno lamento informarles que esa moda existió en los años 20’, se sacaban por completo y se las maquillaba delgadas y arqueadas, por suerte para los 50’ se volvieron a ser más tupidas y gruesas, en los 80’ al natural, en los 90’ casi natural pero cuidadas y maquilladas, y finalmente hoy, parece que volvemos atrás porque artistas que imponen tendencia como Miley Cyrus y Lady Gaga se las tiñen para simular que no están. Puede que sea cuestión de tiempo para que sean imitadas y lo veamos de manera cotidiana en las calles, ojalá que no.
Seguramente más de uno usará como justificación que es una cuestión de gustos y elección personal. No dejaría de ser válido, siempre y cuando se cuestionen cuanto de eso está aceptado a conciencia y no por amoldarse a un ideal estético occidental impuesto, y sobre todo el que decida no hacerlo no sea objeto de burlas.
Tampoco busco hacer un debate de feminismo y machismo, intento reflexionar sobre una moda, que ha llegado a un extremo ridículo, que nos complica la vida a muchas, que lleva trabajo, dinero y dolor, sin un justificativo realmente profundo. Que incomoda y da vergüenza, porque yo también lo vivo, como parte de esta sociedad lo escucho. Si no, sean honestas y no me nieguen que rezongan cada vez que les toca hacerlo por más lindas que crean sentirse después.
Nos han acostumbrado a que estar lampiñas sea lo estéticamente deseable, que eso es atractivo, no porque realmente lo sea, sino porque a alguien en algún momento se le ocurrió que así debía ser. Ojalá aprendamos a dejar de hacernos cosas dolorosas, desagradables y extremas en el cuerpo porque a algún imbécil se le ocurrió y el resto sin dudar, por miedo o ignorancia, accedió a hacérselo.
Les dejo un artículo que me resultó interesante y me sirvió para armar parte de la nota: click para leer artículo
¡Excelente nota! Me encantó cómo te enfocaste en el tema social de la cuestión. Soy depiladora y veo que, la gran mayoría de mis clientas, viene suplicando «¡que no me duela!» (puedo atenuar el dolor, pero no creo que alguien pueda eliminarlo por completo). ¡Si vieras lo que sufren cada tirón! Tengo que distraerlas y hacerles un par de maniobras para que les duela lo menos posible. Yo personalmente no sufro mucho la depilación, pero pienso en todas ellas y siento que, si la sociedad aceptara los vellos en el cuerpo, más de una estaría aliviada al poder andar peluda por la vida. De todas formas creo que hay casos en que la «despeluchada» es más por gusto personal que por costumbre adquirida y les encanta andar lampiñas. Lo ideal sería ser libres para elegir, en vez de apegarnos a algo que nos provoca sufrimiento sólo porque lo impone la sociedad. ¡Saludos y felicitaciones!
Siendo una profesional del tema valoro mucho tu sinceridad y tu opinión calificada. Graaaacias!!!
Gracias a vos por escribir acerca de esto… ¡Abrazos!
Por ese lado compadezco a las mujeres, debe ser grande la presión que ejerce la sociedad sobre ustedes para q hagan cosas que no quieren hacer y TODAS esas cosas estén asociadas únicamente a la imagen.
Tacos altos, dietas, millones de productos cosméticos, peinados, cirugías, bulimia, anorexia, depilación y cientos de etc y todo sólo para agradarle al hombre, es muy loco, casi irracional, y lo aceptan como normal
En fin, con respecto a la nota, si, si tengo q elegir prefiero hembras depiladas 100%, si no sucede tampoco me hago drama
Yo llevaría una foto de Luisana Lopilato en hilo dental q no tiene ni un micron de vello y otra de una típica gorda activista feminista q se deja los cardos en las gambas y las axilas ambas imágenes a cualquier tribu del mundo a ver a cual de las dos eligen los hombres como «mas apta para la reproducción»
El resultado es obvio, no se trata de modas.
Es parte de lo que traté de explicar, es una moda que se impuso después de los 50′, y nos acostumbraron a todos a verlo como lindo, si vas a Francia hoy te aseguro que lo de la depilación pasa a segundo plano o ni les interesa. Otras sociedades con otras costumbres ven estéticamente agradable otras cosas y las imponen dentro de la misma, por ejemplo Japón y los ojos grandes.
Lo mismo pienso sobre el bronceado, en los 90´fue una locura y es malísimo, son modas y espero que en algún momento aflojen. No soy feminista pero me jode taaanta pavada.
De todas maneras aprecio MUCHO tu solidaridad masculina, un copado.
Muy larga la nota para en realidad decir 2 lineas. Si no te queres depilar no lo hagas y listo.
Larga pero justamente ese es el punto, no es una cuestión de gustos. Imagínate ver a una chica sin depilar en Mar del Plata, la sarta de burradas que le dirían y como se reirían de ella.
Uno lo puede hacer pero las consecuencias son un garrón. En cuanto a vivir y dejar vivir somos unos hipócritas.
Gracias por comentar!
Veridico, todas nos vemos influenciadas con las tendencias. No tenemos escapatoria. Pero, volviendo al tema, personalmente tengo una obsesion con la depilacion, sin embargo nadie lo nota, porque no tomo sol en público ni tengo pareja. Gusto personal, quizás?
Nos acostumbran a que nos guste sería el resumen de la nota, ¡gracias por comentar!
Hola coincidido totalmente, yo trabajo en el rubro y he optadox la comodidad de cada una de mis clientas. Las trató de hacerlas sentirse cómodas a sus decisiones ya q muchas sufren,tengan poco bello o mucho
Me encantó la nota, y llegó siempre a la conclusión q el argentino en especial el mendocino es un pelotu… todas las «modas» las quiere adaptar pese al sufrimiento, no se razona.
Como dije, nada mejor que la palabra de las profesionales del tema, me han sorprendido con lo abiertas que son al respecto, obra de la experiencia seguro ¡Gracias!