Resulta que pediste turno hace dos meses y por fin es el día, llegas al consultorio a tu turno de las 9:00 a.m. tenés dos personas adelante y el médico ni siquiera ha llegado. Como resulta que el único tiempo que importa es el de ellos y vos podés estar plácidamente esperando tres horas, te voy a dar 5 cosas para hacer mientras estas esperando.
1- Clasificar las revistas por las edades históricas: no vas a encontrar ninguna que tenga menos de 3 años así que todo lo que leas va a estar desactualizado. La tapa seguro es del primer casamiento de algún famoso y actualmente ya va por el tercer divorcio. Si te fijas bien podes encontrar alguna con la foto de adolescente de Mirtha Legrand.
2- Darte una sobredosis de noticias o chimentos: si tienen televisor no te van a poner un capítulo de los Simpsons porque a la vieja que está al lado tuyo le puede dar un patatús. Así que mientras lees en la revista del primer embarazo de Maru Botana, en la tele ves como completa la docena de pibes.
3- Hablar con la doña de al lado: ¿por qué siempre hay una vieja en todos los consultorios? ¿Vienen con los muebles de oficina? ¿Los visitadores médicos las ofrecen en pack? Creo que nunca lo sabremos, pero si le hablas a la media hora te hizo el árbol genealógico, te contó el chusmerío del pueblo, es como la actualización involuntaria de WhatsApp a las 2 de la mañana. Te deja tan mareado que no sabes si agregarlo como síntoma a la consulta.
4- Boludear con el celular: nunca vayas sin batería al consultorio, es como ir a la guerra con una pistola de agua, al boliche con zapatillas deportivas, a lo de tu vieja sin su tupper. Te pones al día con los saludos de cumpleaños de hace 6 meses, le contestas a tu tía Pocha que le clavaste el visto hace dos semanas, jugas a todo lo que tenés instalado y hasta te queda tiempo para hacer una nota pedorra, casi como esta, para el Mendo.
5- Replantearte cosas: cuando ya van dos horas, reventaste la batería del teléfono, te lamentaste de haberte dejado el libro, la vieja entró antes que vos y si vuelven a hablar de la vida privada de algún choto en el televisor te da un soponcio… llega el momento de las preguntas existenciales ¿Realmente me duele tanto?, si usar anteojos sin aumento es “cool” ¿usar una muleta no?, ¿necesito ver la letra chica de un medicamento? ¿Apagué el horno antes de salir?….
Entonces, cuando justo estas por darte por vencido, te llaman. Supongo que a los doctores les deben dar cursos de rayos X porque ni te tocan, y en menos de 5 minutos sos libre. De recuerdo te llevas una receta que te va a costar medio sueldo y una multa en el auto por no pagar la hora extra del estacionamiento.