/Crónica de una noche de descontrol

Crónica de una noche de descontrol

Nota: la siguiente redacción se hizo bajo el efecto de algunos estimulantes de índole similares al café y sobre todo con canciones de Jefferson Airplane, The Rolling Stones y un poco de lo más lisérgico de Pink Floyd, todo en condiciones totalmente legales… supongamos.

Culiado cabeceaste a un patovica en la panza diciendo que eras Zidane y te tomaste el palo riéndote…” El que hace una bestia de sí mismo, se deshace del dolor de ser humano.

Mear un colectivo, análisis de la música popular actual, patovicas grandotes y bonitos vómitos.

Hay un cierto punto en que la has cagado tanto y tan fuerte que ya no hay manera de que las cosas salgan peor y solo queda hacer la planchita en este río de caca; pero en cierto modo el cagarla tanto en mi vida personal me ha llevado a rumbos maravillosos, he comprobado empíricamente que la suma masiva de mocos hace una intervención, no en el cosmos, pero si en el entorno personal: todo lo que te rodea, personas, secuencias, lugares se ponen a tu favor y es cuando tomas provecho de la situación y la llevas más al límite (quizás hasta más de lo que está conspiración te lo permite, pero no te importa y tampoco viene al caso) tu estado se torna tan eufórico que dentro tuyo pensas que ya se ha corrompido la barrera de los límites naturales y solo queda aprovechar la situación y circular en este río de mierda en una balsa la cual en cualquier momento se destruye, pero el viaje es verdaderamente entretenido. Un viaje a 190km por hora, adrenalínico y ciego, (lo que me recuerda mi único punto de prudencia, el no manejar cuando salgo a algún boliche, juntada , etc. Donde haya una cantidad potencial de alcohol y/o sustancias de índoles ilegales. El que sale a bailar sabiendo que va a tomar y volver borracho manejando es una raza inferior al ser humano promedio, podría definirse como un asesino en potencia con unos toques escatológicos dentro de su corteza cerebral).

La historia remonta a algún viernes o sábado de verano o primavera, la verdad no me acuerdo mucho, lo único que sé es que no me cague de frío como suele suceder (sumado a que solo salgo con una remera, nada más encima para no llevar abrigo de más, el cual te vas a sacar 2 minutos adentro del boliche. Ósea llevarlo al pedo… a no ser que quieras pagar por dejarlo en el armario: tiempo en hacer otra fila más, ni en pedo pago por eso, pero bueno hay gente que gasta la plata en lo que quiere (como un disco de Rombai) allá ellos.

La previa es lo primero en la lista de la mierda desastrosa camuflada de lo que va a ser la noche. Si hacemos un poco de catarsis lo podemos ver: ¿en que hemos triunfado esa noche? Ahh si conociste al futuro amor de tu vida: ebrio, con movimientos casi incoherentes, toscos. Bien por vos, ¿qué más? ¿Un poco más de alcohol? Buenísimo, mañana resaca. En mi caso trato de matar todos los impulsos nerviosos, es la idea, despejarse y con más fuerza que nunca. En esta oportunidad quemando la conexión sináptica de las neuronas; esto se vuelve aún más notable al otro día cuando temblas aún habiéndote hidratado, la visión es borrosa y el oído responde solo al rango medio de 4mil herz, tonos muy altos o muy bajos ya son imperceptibles debido al demandante gasto de información que la noche tuvo de precio, un precio relativamente alto a lo que en realidad es salir a bailar, pero ya va a ver tiempo para hablar más concretamente de la resaca.

Volviendo al tema de la previa podemos analizar que de eso se trata. De tomar sin placer alguno, ese que genera el alcohol, es más bien una carrera contra el tiempo, a cada rato fijándose de la hora para no llegar tarde, atento al tachero el cual se va a tener que fumar un par de viajes asquerosos con gente ebria. Simplificando un poco la previa es: tomar rápido bebidas asquerosas como vodkas de botellas elegantes pero que son una mierda y otras que siguen la misma lógica. ¿En mi caso? Ferné y birra, ¡¡si que si!! Esas si son bebidas dignas del consumo de un rey o César. Me dedico a charlar con mis amigos de años, fumar un poco, seguir tomando y volver a fumar, a este punto el cuerpo empieza a aflojarse, de a poco me voy transformando en El Niño fideo; Música que vamos a volver a escuchar en algunas horas y gente ebria y/o drogada .

Vamos directo al viaje hacia está especie de templo moderno de adolescentes-adultos. Llega el taxi y en la mayoría de los casos me siento atrás, en un rincón callado o generando la menor palabra posible, en este punto ya estoy ebrio y no quiero cometer ningún mal entendido o entredicho con algún tachero, aunque generalmente son amables y van charlando con mis amigos, siempre hay un borracho desinhibido que tiene algo para contar, por mi parte opino lo justo y necesario y trato de estar atento a que nadie pueda ser una potencial amenaza debido a su estado incontrolable ya a este punto (“mira a ese vagabundo está tratando de violarse un perro”, me dice al oído un amigo que está al lado, “no me digas esas cosas por favor, ahora no”, respondo…).

De chico era más sencillo, cuando iba a bailar en colectivo, ahí podías entrar con una botella en la espalda o debajo de la remera y tomar tranquilo en el fondo del mismo… en una ocasión iba tan asquerosamente ebrio y con ganas de mear que me remonte a los impulsos básicos, me baje el cierre y empecé a mear en una esquina del colectivo creyendo que se depositaria y se quedaría estático en aquel rincón , en cuanto el colectivo giró su rumbo hacia la derecha se vio una especie de tela de araña líquida que se iba formando en el piso del fondo del colectivo . “¡¡La Puta madre !! ¿¡¡Que mierda está pasando!!?, ¿El colectivero se dará cuenta?” Mis amigos por ese entonces ya estaban varios asientos alejados de mi, para que no nos vieran juntos. Pero ya era hora de bajarse y por suerte (como suele sucederme en la mayoría de los casos) zafe una vez más.

Miércoles 17:48 tengo la necesidad de ir a comprar una cerveza para seguir escribiendo, pienso “a la mierda el cáncer, enfermedad puta; la represión, la gente falsa, gente sin sentimientos e individualista. Que se vayan a la puta que los parió (el insulto va de modo despectivo hacia ellos y no hacia sus progenitoras que no tienen nada que ver en el asunto. ¿O quizás si?)”…

Capacidad 380 personas. ¿Será posible?, ¿De verdad la gente cree que solo entran 380 personas? Uno no se pone a pensar esas cosas cuando llega borracho al boliche, solo piensa en entrar, de la manera que sea:

Primero: el colarse. Te haces el boludo y te metes en medio de toda la fila de personas (pelotudos que verdaderamente fueron a las 11 de la noche para llegar temprano a la entrada, no sabrían que más tarde llegarían personas como yo y se les pondría adelante.) Un poco paranoico, mirando hacia atrás de a ratos, escuchando como murmuraban que alguien o un grupo se les había colado. A la mierda los putos esos. “¡¡Que la chupen!!” gritó por debajo de la gente. “¡¡Chupala voss!!” Se escucha un pobre infeliz desde atrás. Pero ya estoy llegando al patovica y me quedo callado. Acá vendría la parte más difícil.

Llegas al grandote lo ves y le entregas el documento el cual ya lo tenías preparado en la mano desde hace 5 minutos, para no olvidarte la secuencia habitual. Lo miras con una sonrisa que es levemente forzada, quizás y solo quizás no se daría cuenta que en realidad dentro de tu cuerpo y sobre todo en tu cerebro había una cantidad de alcohol y thc que definitivamente superaba en porcentaje al de sangre. Te mira desde arriba, pero solo después de haberte recibido al documento, y mirando constantemente la fila, lo ve, te lo devuelve y te hacer pasar con una seña, el contacto visual dura solo medio segundo. ¡¡Mierda ya está!! Menos mal que no lo notó pero todavía faltaba otro culiado para pasar, está vez me iba a pedir datos, lo más difícil y complicado en este estado.

Gonzalo López, bien bien eso era fácil, ahora el nombre del publica, ¿cómo se llamaba el infeliz? ¿Gastón? ¿Rodrigo? ¿¿¡Como puta era !?? De atrás tenes a un apoyo que le dice al loco de la entrada: (que por cierto ¿ese será su laburo? ¿De que trabajas? Nada, tacho nombres de gente en un boliche, malditos putos borrachos, en realidad quisiera estar como ellos. Pero no, trabajo tachando nombres). Me perdí, a la mierda; de atrás; volviendo a la escena del boliche; tenías a tu amigo que le gritó al “tachador” el nombre del pública. “Ahh acá está”. Vos sonreís con una mueca falsa y entras. Que ritual de mierda para ir a pasarla mal ¿no?

En media hora empezaría todo, analizo el local bailable, salidas, entradas, vas al baño a liberas el veneno que tenés dentro del cuerpo (en primera instancia a través de la orina. “Me mee todo el pantalón la concha de la lora” , se escucha de atrás. Si la previa fue intensa, con vómitos); vas a la barra: “una cerveza porfa”. En un rato el alcohol acumulado en la previa, el cigarrillo a base de flores cultivadas y la cerveza ingerida en ese momento empezaría a actuar fuertemente en el organismo y es allí cuando empieza el estado de catarsis, análisis empírico de la situación social en los adolescentes entre 18 y 25, clase media en Mendoza. Y luego de un rato (1 hora quizás), si sigo en la misma trama de seguir tomando ya no quedaría nada del cerebro para pensar….

Continuará…

Escrito por “El Cordobés” para la sección:

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