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El conejo de pascua me visitó la trastienda

Era una mañana fresca, el olor a café reinaba en el “santuario mendolotudo” (así llamábamos al café Isaac Estrella los más jóvenes del staff), Tulio lustraba nuestros vasos especiales, unos con formas especiales, específicos para cada miembro, de echo que somos los únicos clientes habituales en un lugar de tan mala muerte.

Detrás de las vidrieras empañadas no se dejaba ver el mundo exterior, naturalmente me sentí aislado en ese lugar, era un lugar de reposo. Dibujé una figura sobre la fina capa de escarcha para comprobar la llegada de mi invitado.

Di un par de sorbos a mi café negro, esperando ver su figura acercadose. Fue una suposición chota. Pero de repente la puerta de entrada se abrió y era él. Obvio siempre me pasa lo mismo, espero a la gente por un lado y llega por el otro.

– Loco, ¡tuve que dejar de buscar monedas en el piso de la Terminal para venir acá! ¿Vos dibujaste esa pija en el vidrio?-  Era Milo, lo cité porque es con el que más me entiendo dentro del staff del Mendo.

– Ah… la pija, si quería ver si venias. Mira hermano, te llame porque tengo una duda existencial muy grande…y es necesario que alguien me escuche. Pero haceme el favor de dejar de recoger monedas y escuchame.-  Paró súbitamente y me miró.

– Esta bien, mi colección de monedas bolivianas y peruanas puede esperar, ¿porque sabias que estoy haciendo una especie de escultura de una pij…? eh dale contáme.-

– Pasa Milo, que ya no sé qué creer. ¿Vos crees en algo?

– Creo en la vida, en la noche, en tu alma y no creo en todo lo demás ¿Por?-

– No me salgas con mariconeadas, te hablo en serio, pasa que yo no creía en estas cosas pero ayer llegue a casa tarde ¿viste? por qué la vida del trava es nocturna.-

– ¿Mucho laburo? te entiendo, siempre presente y al frente, o por atrás también en tu caso-  Agregó.

– Sí. Bueno, me lustraba la pelada, porque la peluca me pincha y miro en el espejo y ¿sabes que me encontré? Adivina.

– ¿Al conejo de pascuas?

– ¿Cómo adivinaste? en realidad tenia forma de negro, pero me dijo que era el conejo de pascuas y yo le creí

– ¿Y era medio como peludo no? – Preguntó distraído.

– Me dijo que me venía a entregar los huevos.-  Me surgió una consternación.

– Si si, es negro, por eso después lo hicieron de chocolate negro y de ahí viene el nombre del alfajor NEGRO. Parece que es muy carismático el conejito picarón.-

– Bueno, imaginate como reaccioné a encontrarme a un negro atrás mío, diciendo eso. Nos sentamos a tomar una cindor con galletitas. Le tuve que explicar que estoy abierto de 00 a 06, pero él me corrigió que no me buscaba por mi trabajo, sino que hacia su trabajo. Yo tenía otra imagen del conejo de pascuas ¿entendés? ya no sé qué creer.

– Y… le tendrías que haber dicho que el tenía que buscar una «coneja» Igual esta bueno eso de la cindor, a mí me gusta la cindor.

– Pasa que los conejos son mamíferos. Eso significa que tienen, pito así como este.-

– Vampi ¿cuantas veces te dije que te afeités? Mirá, así.-

– ¿Me estas jodiendo? ¿vos ganás con un bigote en la pija?

En ese momento aparece Tulio a preguntarnos si queríamos algo y nos observa a los dos sin sorprenderse. Por supuesto está acostumbrado a este tipo de comportamiento, porque somos sus únicos clientes jóvenes y bigotudos.

– No, no chicos, así.-

– ¡Eh Tulio! Viste vos sabes cómo son las cosas, igual no me imaginaba el Adolph style en el amigo-  Señaló Milo.

– Tulio, deberías hacerte ver ese salpullido y dejar de apoyar la pija en la mesa.-  Señalé yo.

– Esta lustra mejor que cualquier trapito.-  Agregó el cantinero.

– Esta conversación se fue a la pija. Traeme un trago Tulio, y lavate las manos y el culo antes de hacerlo. Un cuba libre.-  Ordené

– Si eso, Tulio a mi traéme una cindor con galletitas que me trae buenos recuerdos del conejo.-  Dijo Milo.

– Perá’ ¿cómo es eso? ¿Lo conoces? eso explica como lo adivinaste tan rápido, pensé que lo mío con él era especial. Compartimos muchas cosas juntos.-

– No papi a mí me visito antes es más, mirá lo tengo en wasap.-

– Que hijo de puta, pensé que le importaba un poquito más. Me dejó un huevo kinder nomás, con el maple que se cargaba.-

– Bueno por lo menos tenía sorpresita.-

– Me vino con un rompecabezas de Ben10, lo que es la miseria.

– Lo que es… Bueno Vampi a esta hora llega el micro cholabus, tengo que volver a la Terminal.-

– Está bien hermano, vete y no vuelvas.-

– En realidad son parientes bolivianos pero los escondo detrás de un fanatismo por las monedas, me da vergüenza, viste…-

– Sabes que esta conversación va a quedar entre vos y yo nomás, no te preocupes. Soy un tipo de confianza.-

– Gracias bro, después te cuento la historia que tuve con Baltasar.

– Dale, yo te cuento la historia de que me hice el dormido y me enteré que mi vieja era el ratón Pérez.-

– ¡Cholaseñal! Me fui. Quiero ese dato con más profundidad.-

– Mmm que olor a ajo. ¡Sabes que profundidad es mi segundo nombre!-

– Tienes que dejarme ir Vampi, suéltame.-

– No soy yo, se te trabó el buzo en el picaporte.-

– Lo sé, tenia esperanza nomás… Chau.-

– Chau precioso…-  Amagué a tocarle el culo.

Así como llegó su presencia se desvaneció en la multitud. Pero alcancé a ver su figura montada en un carrito cartonero tirada por lo que yo creía que era el loco Juan. Era su vida, era un nómada y yo lo apreciaba tal como era.

Miré a la gente a través de la pija dibujada en la ventana como se alejaba y pensaba sobre todas las historias que pasaban por ahí. Tomé el cuba libre, le dejé un par de tapitas de cerveza al cantinero de propina. Me levanté y salí por la puerta.