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El día en el que me convertí en pelotuda

En esta nota voy a contar algo que me pasó a mí, personalmente, pero es la idea que compartan también sus experiencias de este tipo, porque quiero saber que no soy la única boluda que cae en las redes de un imbécil. ¿Cuántas veces nos enamoramos del hombre equivocado? ¿Siempre somos nosotras las que padecemos los romances? ¿A ellos también les pasa alguna vez?… vamos a la historia.

Resulta que había empezado a hablar con un chico por internet. El flaco me agregó desde su personaje de el Mendolotudo como miembro del staff y en unos días ya nos estábamos hablando por wtsp. Como todos los hombres, él buscaba agregar a minas que le parecieran interesantes y en esa caí yo.

Un día me propone vernos en el centro, a lo que acepté sin dudar. ¿No les ha pasado que a minutos de ver a esa persona tienen miedo de no ser lo que imaginaron? Bueno, éste fue como lo imaginé y mejor. Me saludó, nos abrazamos, sonreímos. Caminando me agarró la mano. Todo el camino nos fuimos mirando, nos observábamos en detalle. Me gustaba todo de él: su personalidad, su carisma, su físico, su risa, su mirada y no sigo porque lloro a la mierda. El maldito pendejo me encantaba.

Los días pasaban y nos veíamos re seguido. Me acompañaba a todos lados y me hacia sentir más que especial. Hasta las manos. El fuego crecía junto al cariño que sentíamos y de repente, estaba viviendo el romance de mis sueños. No nos podían dejar juntos dos minutos, eramos dos conejos. Además, el pibe la tenía re clara y sabía que si teníamos guerra, la histérica que habita en mi desaparecía.

Llega el día de su cumpleaños y yo ya sabía hasta que tanga iba a usar, todo estaba preparado. Tipo cinco de la tarde, el infeliz me llama y me dice que “prefería que no fuera a su cumple”. Justo estaba con mi amiga Dani, que se comió todos los insultos hacia el capo de mi chico. ¿Como que prefiere que no vaya? Indudablemente era una joda. La explicación fue que en esos días habíamos tenido discusiones entonces no iba a sentirse cómodo. Obviamente, como soy una chota, lo entendí y esa noche me quede en casa viendo The Vampire Diaries.

A los días salimos y todo continuaba bien. El muchachin se quedaba a dormir siempre en mi casa, ya estábamos acostumbrados a eso, pero esa semana le pregunté si iba a quedarse y no aceptó. Yo pensé que algo estaba haciendo mal porque la relación había cambiado. Tal vez mis celos enfermizos lo estaban cansando, pero me malpegaba que tantas flacas anduvieran detrás de él por su perfil de face del mendo.

Llega el viernes, casa sola y yo rogándole que viniera. Últimamente los hombres tienen menos ganas de ponerla que el papa. Peeeeeeeeero, al final lo hicimos de todas las maneras habidas y por haber en menos de dos horas. Después de tanta diversión, iba a servirle la cena pero agarró las llaves del auto y me pidió que lo perdonara pero se tenía que ir. No entendía nada. Al llegar a su casa, me escribió diciendo que la había pasado muy bien pero que no le escribiera más, que quería empezar a respetar a su novia. Emmmm.. ¡¿Su que?! Si, a su novia. El muy pajero no sólo me había enganchado sino que se había olvidado de contarme un pequeño detalle: estaba en una relación, estaba de novio. El hijo de puta había vuelto con la ex y yo siempre había sido “la otra”. ¡Y yo pensando que me quería! Esa fue la última vez que hablamos y ese mismo día me convertí en la pelotuda que, por un segundo, pensó que había enamorado a un chanta.

Creo que a todas nos pasa, ¿no? Después de todo, de la muerte y de los culiaditos, nadie se salva.

Escrito por Karina para la sección:

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