Hay un espécimen de pibe bastante común y muy bien camuflado, en nuestra sociedad. Lo vas a ver por las redes jugando al “feministo”, o en algún bar hablando sobre “ideologías de género”. Se llena la boca en reuniones populares (donde preferentemente hayan mujeres en la misma reunión o cercanas a él) o mediante estados tirapelo en las redes sociales, haciéndose el que “lamenta” su condición de hombre. El mismo que hace chiste sobre “putos traga leche” y el que critica a las pibas por ponerse en tetas, el mismo que aplaude cuando sus amigos cuentan anécdotas de “minitas”, el mismo que jamás se le cruzó por la cabeza condenar un video porno viral de una piba con el despechado infeliz del novio. ¿Su lema? Es que es “feminista” y “antipatriarcal”… pero no hay empatía en su sentimiento, sino interés. No hay un sentimiento real, sino que finge interés con el único fin de llamar la atención, parecer sensible y así… intentar arrimarse a una piba.
Ahondando un poco más, vamos a explayarnos en estos “feministos new age” y sus típicas situaciones / frases:
– Marcos ¿vos sabias que los estándares de belleza son impuestos por la sociedad?
Pero cuando a Marcos le pasan videos porno donde someten a mujeres, él se queda musa y lo disfruta. Incluso los reenvía, ni hablar de que por supuesto los almacena. Quiere que su novia se parezca a Sol Pérez y le rompe los ovarios con que haga dieta y gimnasia.
– Ay gorda, ¡pero no seas celosa! El amor libre no es como el amor romántico heteronormado.
Para zafarse de que la compa lo enganche en una (guiño guiño) metida de cuernos bárbara, con la excusa de que “nuestro amor es libre”… ¡pero ojo al piojo! Si a la piba le gusta otro… ¡TIENE QUE JODERSE! Ya que la relación es cerrada y no cabe desear a alguien más porque con él… “es suficiente”. O sea… él fomenta una libertad unilateral, la de él solo. Lo que el tipo pretende es manejarse en libertad para desparramar su deseo por ahí y tener al amorcito atado a su casa. Eso si… cuando ella quiere gozar de los mismos beneficios el señor se opone rotundamente.
– Si no me dejan participar en #NiUnaMenos, ya pasan a ser hembristas.
¡Baja un cambio macho! Aguantamos a que tengan protagonismo en todo, dejanos el camino libre a expresarnos en algo hecho por y para mujeres. Es nuestra lucha, nuestra marcha, tenes mil maneras de acompañarnos, distintas a dejándonos ser y manifestarnos entre nosotras como queramos. No nos hace falta verte ahí, queremos que sea algo nuestro. Ayudanos, si. Apoyanos, también. Acompañanos, mejor… ¡pero desde otro lado! Las marchas son nuestras.
– Estoy a favor del aborto, pero mi novia jamás abortaría.
Si claro, ¿ya le preguntaste a tu novia si le jode que le metas el pito mientras ella duerme? ¿O si le jode que no uses forros? ¿O siempre se tiene que ver obligada a llenarse de hormonas por que vos no te queres proteger?
– ¡Feministas eran las de antes!
Papu, las sufragistas inglesas hacían bardo, pintaban paredes, quemaban neumáticos y hasta se las llevaban en cana… ¿pero ustedes nos quieren enseñar sobre feminismo? Te diagnosticaron síndrome de Laje.
Después de un tiempo determinado, pasan a sacarse las caretas (o se lea cae por si sola) y dejan relucir al macho-gil que hay en ellos. Porque nosotras les sacamos la ficha de antemano, ya estamos curtidas y los vemos venir de lejos.
Pero no se asusten pibes, ¡hay solución para su mal! No ser tan caretas, haciéndose los feministos no van a coger más. Aporten desde su lado con cosas sencillas, descontrúyanse en sus grupos de amigos, fomenten una verdadera igualdad y respeto en sus círculos íntimos, con sus novias, madres, hijas, vecinas, compañeras de laburo, eduquen a sus amigos machirulos en sus formas, castiguen al machete en la diaria y respeten nuestras movidas.
Y ustedes chicas… si están cerca de uno huyan, ¡lo más lejos que puedan! Y si se ponen violentos o acosadores, existe el escrache.