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La administración pública sigue abierta por los negocios de los políticos

Hola, mi nombre es  XXX (ya van a entender porqué no puedo poner mi nombre real) y hace 20 años que trabajo en la administración pública. Más específicamente en una municipalidad de uno de los departamentos más poblados de Mendoza.

Y ante el prejuicio que pueda sentir al seguir leyendo, nadie me regalo nada. No entré a trabajar por acomodo. Presenté mi currículum como en cualquier empresa, con la diferencia que tuve la suerte/desgracia de terminar en la administración pública, y hoy después de 20 años, sigo teniendo el sueldo más bajo que un empleado de comercio que recién empieza.

Me ha tocado ver pasar gobiernos (y gobernantes) de todo color e índole político.  Pero es la primera vez que me toca ver algo así como la situación COVID19.

Y es aquí adonde quiero hacer hincapié.

Es cuestión de mirar las noticias, y ver que el mundo no está preparado para semejante acontecimiento. Y es lógico pensar, que a nivel nacional, estamos menos preparados que afuera. Y Si eso lo vamos acercando cual googlemaps, y llegamos a nivel local, es cuestión de matemática pura para entender que todo empeora a medida que se acerca.

Voy a exponer lo que me toca vivir día a día. Pero quiero que se imaginen esto: Yo cuento lo que estoy viendo a nivel local; eleven lo que les digo al cuadrado, al cubo. Abarquen todo el espectro de la clase política en las grandes esferas del poder. Imagino que se mueven con las mismas ambiciones, y toman las mismas decisiones.

Dejo esta carta a modo de descargo. A modo de furia y miedo. Tanto de este virus, como de perder mi trabajo por expresar lo que siento, apolíticamente hablando, al gobierno de turno que hoy le toca manejar una pandemia.

¿Por dónde empezar?… déjenme decirles que el poder es peor que cualquier droga. El hambre de poder que tiene esta gente, está determinado por las ansias económicas. No importa si sos oposición, de derecha o izquierda. Lo que rige en estos ámbitos es el dinero. Desde que empecé a trabajar (y antes de empezar)  en la administración, ya sabía esto. Es lógico pensar que al político le interesa el dinero.  Pero fui un iluso al creer que en una situación como esta, de vida o muerte, iban a dejar de lado las ambiciones. Siempre miré el lado humano… cuando estas “personas” perdieron el alma hace tiempo.

Me ha tocado estar en reuniones donde se minimiza la situación. Donde se trata de paranoico al contribuyente. De estúpido. Donde las decisiones se toman en una cúpula claustra de señales a dedo, y estas decisiones son siempre las mismas: propaganda naif. Minimizar todo con propaganda naif para la gente. Arreglo con los medios para ocultar o mostrar lo que conviene.

La figura de poder se niega a tomar medidas críticas. No por cuestiones de flaqueza, no por miedo al qué dirán, sino (y cito textual) porque “esto no lo paro ni en pedo. Que se caguen todos.” Y le dicen al empleado que todo está bien. Le dicen que no tiene nada de qué preocuparse… que el alcohol en gel no va a faltar, como si fuera la cura milagrosa para seguir trabajando. Mientras que lo único que desliza por las dependencias, son pagos a empresas de dudosas índoles. Es decir, seguimos trabajando, únicamente con el afán de pagar a “proveedores”; donde los proveedores, resultan muy cercanos a las figuras de poder.

El empleado es obligado a venir (no digo que esto sea diferente a cualquier empresa o cuentapropista) pero si es obligado a venir a trabajar en situaciones de precarización y miedo. De incertidumbre. Los subalternos tiene el efecto domino de “marido golpeado” Es decir, a ellos los maltratan los jefe… ellos maltratan a los empleados. Conozco casos donde se los ha sacado de las oficinas de jefatura a gritos, pidiendo que se alejen más de tres metros por un posible contagio. Pero al contacto al público y riesgo de primera mano, siempre lo tiene el que menos gana, no el jefe de área. Dato importante: El empleado que los atienda en cualquier dependencia estatal, SIEMPRE PERO SIEMPRE va a ser el que menos gana. Usted como contribuyente (y como persona) considere esto antes de maltratarlo.

Hablaré de la oposición. Ustedes pensarán que aquí se encuentra el meollo de la cuestión. Que si el gobierno de turno maneja mal las cosas, una oposición elegida por el pueblo se enfrentará a ellos. Error. La oposición es tibia. Inoperante e incapaz. Títeres de los de más arriba, que a su vez, tienen ciertos contactos (e intereses) con el gobierno de turno. En el caso extremo (más extremo) opositor, no tienen imaginación ni siquiera para un boicot. Se quedan en la cómoda de repetir el cassette que les imponen en sus unidades partidarias. Presentaran recursos y notas para quedar bien en las redes sociales. Ellos si por miedo a ser juzgados, no por intereses hacía el pueblo.

Hoy la administración pública se está moviendo para velar por las intereses de estos “desalmados”. Créanme que hoy la administración pública sigue abierta por cuestiones meramente económicas. Como si al acumular más dinero, las cabezas salvarían su salud. Nosotros (y me refiero a usted y yo, lector) que nos toca vivir el día a día con uñas y dientes, entendemos lo difícil de vivir. Esta gente de arriba no.

Nos movemos en colectivo o en auto, dejando a nuestros hijos, padres, familiares en casa. Nos inventan una cuarentena a medias, donde de nada sirve, si al atardecer, tenemos que volver al hogar, impregnados de miedo de que estemos llevando el virus a nuestros seres queridos. Mientras que ellos se quedan en casa. Si, los jefes de gobiernos (ñoquis y acomodados también) se están quedando en casa con inventos burdos. Con acomodo. Porque nadie les marca el día.

Y el pueblo sigue. El empleado sigue. Por temor. Por ese pesito que tenes que llevar a la casa para comer.

Puedo seguir describiendo horrores. Pero sé que cada uno está viviendo el suyo propio y que también tienen una vaga idea de lo que es la administración pública.

Les pido por favor, que si esto pasa, que si el virus se va, o que si esto de alguna forma milagrosa termina, que tengamos en cuenta todos estos parámetros que les cuento, y que ustedes ven día a día. No elijamos más a dedo, sin ganas. Reclamemos los derechos. No podemos seguir siendo los servidores de esta orgia de poder inconmensurable. No crean. No sean fieles seguidores de la política como lo son del fútbol. No todo lo que dice “el/la que te representa” es la verdad pura. Nosotros somos el pueblo, y son nuestros intereses por los que deberían velar… no por su puto puñado de pesos.

Ojala esta pandemia pase. Ojala esta carta quede en la nada.

Mucha fuerza para todos.

Escrito por un anónimo para la sección:

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