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La inquisición progre en Junín

Hace algunas semanas se desató la polémica alrededor del uso del lenguaje inclusivo por parte de la vicedirectora del Colegio Blanco Encalada, en Junín. Por parte de la prensa se ha presentado a la autoridad escolar y a quienes la respaldan como defensores de las minorías; y a los padres casi como inquisidores. La realidad es muy distinta y detrás de la forma en la que es presentada la  noticia se esconde el verdadero problema del mal llamado “Lenguaje inclusivo”.

Ideología  vs educación

Cuando hablamos de ideología nos referimos  al conjunto de ideas características de una persona o colectividad, esto abarca tanto a movimientos religiosos, políticos y culturales. Es por esto que suele decirse que “todo es política”, cuando en realidad lo que queremos decir “todo es ideología. Una persona formada y con ideas claras es capaz de plasmar, transmitir e incluso amoldar sus ideas.

Teniendo en cuenta esto, se entiende que el “lenguaje inclusivo” es meramente ideológico, puesto que parte de la idea de que el lenguaje genérico es excluyente y por tanto debe amoldarse para incluir tanto a mujeres como a personas del colectivo LGTB. El idioma español no admite género neutro, existe el femenino y el masculino, si nos referimos a un grupo heterogéneo de gente usamos el genérico “todos”, si quisiéramos individualizar a las mujeres usaríamos “todas”, cosa imposible de hacer con los hombres. Entonces, ¿no es más lógico pensar que el idioma español, al no poder individualizarlos, excluye a los hombres?

Después charlamos si es o no es correcta esta apreciación, pero no deja de ser una idea. Entonces, ¿está mal que la vicedirectora use lenguaje inclusivo? Delante de sus alumnos y en su rol de educadora sí, está mal, al igual que estaría mal si se pusiera a cantar la marcha peronista, a leer el rosario o dar la misa. Podrán argumentar que existen escuelas religiosas, pero son los padres quienes eligen enviar a sus hijos libremente.

Hay que entender que el fin último de la educación es la formación de ciudadanos libres, capaces de desempeñarse en la sociedad y de pensar autónomamente, no la de crear autómatas que repitan consignas de acuerdo a la ideología del gobierno/directivo de turno.

Los padres

Desde que el reclamo de los padres se hizo visible, el periodismo los ha presentado como una turba iracunda, irracional e ignorante, mientras que muestran a la vicedirectora como un adalid de los derechos de las minorías. Poco han hecho por indagar un poco más en el reclamo y cómo se fueron dando los hechos.

Fueron los niños quienes les contaron a sus padres sobre el saludo “todos, todas y todes”, esto generó molestias pero no fue el disparador del conflicto, puesto que se planteó el asunto en varias reuniones de padres.

Ante el cuestionamiento de los padres, la vicedirectora respondió de manera grosera, altanera y displicente, escudándose en la LEY MICAELA y mandando a leerla. La citada ley de “DE CAPACITACIÓN OBLIGATORIA EN GÉNERO PARA TODAS LAS PERSONAS QUE INTEGRAN LOS TRES PODERES DEL ESTADO” en ningún momento hace mención al lenguaje inclusivo, esa es una mera interpretación, una idea opinable y objetable.

Toda vez que se intentó dialogar, se recibió destrato o indiferencia, sumado a esto se conocieron otras situaciones que generaron malestar entre los padres, por ejemplo:

El intento de usar los baños sin diferenciar entre varones y nenas, diciéndoles a los niños que se sintieran en libertad de usar el que quisieran. Los baños unisex generan bastante rechazo a cualquier edad; si un niño se siente cómodo yendo al baño de las nenas, ¿ellas se sentirán cómodas con la presencia del varón? Por último, la primera barrera contra cualquier tipo de abuso es lograr que el niño cuide de su intimidad, entonces ¿cómo cuidarían de ella si los hacemos compartir baño con chicos de otro sexo y hasta 7 años mayor?

Desde hace unos meses para ingresar al establecimiento educativo se debe pedir audiencia, es decir que se necesita autorización expresa de alguna autoridad. Esta medida se justifica en el resguardo de los niños y su seguridad. Sin embargo la presidente de la comisión de padres permanece la jornada completa dentro del lugar, fungiendo algún tipo de función informal, excediendo totalmente sus atribuciones, cuando los padres pidieron explicaciones a esta diferencia de tratamiento se obtuvo total silencio como respuesta.

Hechos de flagrante adoctrinamiento y el uso del colegio como plataforma política: antes de las elecciones le dijo a los niños más pequeños “que sus papás voten bien esta vez, que voten a Cristina”. Durante una reunión de padres hizo ingresar a dos jóvenes bajo la excusa de que iban a “donar pintura para la escuela”, en realidad se trataba del candidato a concejal Eduardo Marquina  que milita junto con Fernández Sagasti y que tiene la costumbre de tomar fotos a la gente desprevenida para hacer montajes ( la subió a su face personal y por este motivo tiene una causa abierta).

El retrato de inquisidores medievales que quieren vender de los padres es una visión sesgada, muestra de la chatura y liviandad con la que se tratan estos temas; y para peor la censura donde cualquier opinión que se corra un poco de la línea progresista, es acallado y ridiculizado.

Los defensores de la maestra

He llegado a escuchar barbaridades como “los padres no tienen que meterse en la educación de sus hijos”; al contrario, deben involucrarse más aún, además de ser los primeros educadores, forman parte de la comunidad educativa. Con esto no quiere decir que los maestros deban ser censurados, la libertad de cátedra debe ser respetada, pero la opinión de los padres debe escucharse, la escuela es una institución con varios soportes.

Puede que los jóvenes que fueron a respaldar a la vicedirectora al colegio lo hayan hecho convencidos de defender una buena causa, pero el tono de las pancartas que usaron, refleja la visión errónea que se tiene del reclamo.

Por un lado usaron la bandera arcoíris y frases pro LGTB y en contra de la homofobia cuando nadie está en contra de la diversidad sexual, ha sido la misma comisión de padres la que eligió a una persona trans para que la presidiera. Pero la frase más desagradable e insultante que se usó fue “Ojalá un cura pedófilo causara tanto revuelo como un todes” dando a entender por un lado que estos mismos padres callarían ante casos de pedofilia y que además son unos chupasirios incapaces de criticar a la iglesia.

Como era de esperarse todas estas manifestaciones agraviantes generaron enojo y malestar entre los padres, y hubo alguna tirantez entre los que estaban a favor y en contra.

Los medios

He seguido la noticia desde su gestación, es una situación que me toca de cerca y no puedo ni pretendo ser imparcial, sólo quiero mostrar la otra cara del conflicto. Quienes deben ser imparciales son los medios de comunicación, cada redactor tiene su propia ideología y esto se ve plasmado en sus artículos, pero esto no quita que deban brindar información fidedigna, mostrar todo el alcance de una situación.

Lejos de contar toda la historia, se han encargado de ridiculizar a los padres y endiosar a la vicedirectora. No lo dicen pero lo piensan, apelando al «Hombre de paja»(*)  muestran a los padres como unos pueblerinos ignorantes, que teniendo al alcance de su mano la misma información que el resto de la gente, eligen permanecer en la oscura ignorancia.

¿Cuántas notas les dedicaron a los padres? ¿A cuántos entrevistaron? A ninguno, no les interesa su opinión, estos temas parecen nimios, pero tocan temas tan sensibles que necesitan un análisis más profundo y es un trabajo que pocos están dispuestos a hacer, las notas estas preescritas, para no mancharse adoptan la postura que más simpatía genera y listo.

La resolución

La gente pareció ofenderse cuando se conoció la resolución del conflicto, la maestra debía dejar de usar el lenguaje inclusivo, la luchadora por los derechos de las minorías se mostró magnánima al declarar:

“Había padres y un sector de la comunidad que querían que yo me fuera, porque creen que yo he generado esto. Yo sólo he provocado la visibilización del tema, nada más”. Y se preguntó: “Mientras tanto, ¿qué vamos a hacer con los sectores y la infancia trans?, porque esa gente está, existe, tiene derechos. Es un tema que se debía trabajar con más tiempo, buscando consenso”

La misma que rechazó cualquier instancia de diálogo y eligió polarizar, ahora habla de consensos. Parece inofensivo, pero el “Lenguaje inclusivo” y su trasfondo ideológico esconde una lógica muy perversa: el que no lo usa es un transfóbico, un chupasirios que prefiere a los curas abusadores, que rechaza la inclusión y la diversidad, el ser más despreciable del mundo.

Es notable la hipocresía de quienes usan este lenguaje (absurdo e inadmisible), ya que no les importa solucionar los problemas de inclusión, desigualdad y discriminación que existen todavía, no practican otras actitudes que mejoren la realidad de quienes pretenden defender, sino que lo hacen sólo por mostrarse agradables y políticamente correctos. Y lo que es peor intentan domesticar a los más débiles diciéndoles cómo tienen que hablar, y reprimen a los que piensan diferente.

(*) La falacia del hombre de paja consiste en ridiculizar y caricaturizar al otro a fin de desmerecer todos sus argumentos. 

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