/L´Interna Verde | Escena Final

L´Interna Verde | Escena Final

Escena 9

Pantalla grande con imagen de auditorio. La escena dispuesta con las sillas para los invitados en un extremo, y en el otro, las gradas para las marionetas en vivo, con cornetas y pancartas cantando el gingle. Van llegando los invitados. Protocolo con una linterna en la mano acomoda a la gente y Prensa está dando instrucciones al fotógrafo y el camarógrafo, ambas con plumeros en las manos. En el medio, un atril. Atrás hay sillas con muñecos acomodados con carteles en la mano de los departamentos a los que representan. Están vacías las tres sillas del medio. En un costado, el biombo con las sombras de Wendy acomodando a Charly. Los asesores entran y salen del biombo, dándole instrucciones a Charly que se mira en el espejo. Seguidores que van de un lugar a otro, y un cenital fijo alumbrando el espejo. Entra al auditorio Coco, vestido como un dandi, saludando a los invitados y a la tribuna de marionetas que lo ovaciona y canta: El Coco la rompe, el Capo la pone. El Capo y Coco se saludan y después saludan a la tribuna. Flashes de fotos. Coco saca un celular y se hacen una selfie. Las marionetas siguen aplaudiendo. Wendy sale de atrás del biombo, le hace una seña a Protocolo que termina de ubicar a todos. Lo acompaña al Vice hasta su asiento y toma un cartel que dice “Vice”, y se sienta sosteniéndolo. Le da la mano al muñeco de al lado. El fotógrafo hace la toma. Protocolo acompaña a Coco, que se sienta y toma el cartel que dice: El Coco. Robin aparece con un muñeco con la banda del gobernador y lo sienta. El Capo se sienta al lado del muñeco. Aparece un locutor en el costado del escenario que comienza a arengar a la gente.

Locutor: Compañeros, compañeras, bienvenidos al lanzamiento de la lista Verde de Lealtad Soberana. En esta fiesta popular, celebramos la democracia y renovamos las esperanzas para nuestro histórico partido. Arriba las banderas, los cantos. Con cada campaña se abre una oportunidad para que la lista verde conquiste las urnas. Un desafío que nos ha legado el creador del partido, con las convicciones que llevan su nombre: Lealtad Soberana. Demos la bienvenida al portador de la esperanza, al guerrero que encabeza esta lista. Juaaaan Carlossss “Charlyyyyy” Blancoooo.

Entra Charly y saluda a la primera fila. Luego al público y a las marionetas de aplaudidores. En la pantalla aparece el afiche de Charly. Protocolo lo acompaña al atril y le sirve agua en el vaso. Prensa saca fotos mientras el fotógrafo y el camarógrafo toman posición. El Vice y Coco, intentan salir en las fotos atrás de Charly, sosteniendo sus carteles. Sale locutor. Luces en pleno.

Charly: Compañeros, compañeras. Es un honor para mí estar hoy aquí, junto a ustedes.

Ovación de marionetas aplaudidoras.

Charly: El desafío de estas internas es darles un candidato a gobernador que represente los intereses de todos ustedes…

Ovación de marionetas aplaudidoras, interrumpiendo el discurso

Charly: La campaña es ardua y vamos a caminar junto a ustedes para conocer sus inquietudes y necesidades.

Nueva ovación de marionetas aplaudidoras.

Charly: Quiero agradecer a los referentes de la Lista, que me han dado la oportunidad de estar aquí…

Se ponen de pie el Capo, Roly, el Tano, el Mono y Coco. Las marionetas aplauden y cantan: El Coco la rompe, el Capo la pone.

Charly: Les agradezco el apoyo que me brindan, me dan la fuerza que necesito para ser… para ser… (toma agua).

Las luces se vuelven levemente tenues y se acentúan los cenitales de Charly y del espejo.

Charly: les decía que les agradezco el apoyo que me brindan porque me dan la fuerza para ser… (se afloja la corbata y se seca la frente con un pañuelo).

Se hace un silencio y todos se miran confundidos. Las marionetas amagan a aplaudir pero el Capo les hace una seña para que no sigan. Se escucha la voz en off: Escuchate… escuchate. Charly vuelve a tomar agua. Toma el micrófono y baja del atril. Se adelanta en el escenario y comienza a caminar. Las luces se atenúan más y se hacen evidentes los cenitales de Charly y el espejo. Comienza monólogo.

En estas semanas mi vida ha cambiado. Perdón, no quise decir cambio en sentido de… “cambio”… ¿Me entienden, no? (risas). Quiero decir que duermo poco. Antes me acostaba religiosamente a las diez de la noche, después de la cena, miraba la televisión zapeando (hace seña de tener control remoto en la mano), y después agarraba el libro que tengo en la mesa de luz, leía unas páginas (hace seña de pasar páginas en un libro) y cuando me entraban los bostezos, rezaba (se persigna y mira hacia arriba) el padrenuestro, avemaría y gloria, como buen cristiano, y cerraba los ojos hasta el otro día.

Durante la noche tenía algún que otro sueño complicado con la liquidación de impuestos y me despertaba (risas), porque si a ustedes les quita el sueño pagar impuestos, imagínense a mí, que todos los días me dicen que no los quieren pagar… (risas). Y si ustedes no pagan los impuestos, yo no puedo pagar los míos y si yo no estoy al día con los impuestos me multan en el Consejo Profesional. Y si no pago las multas y los impuestos, pierdo la matrícula y ustedes se quedan sin contador que les diga cómo pagar menos impuestos y así hasta los siete círculos del infierno… (risas).

Les decía que mi vida ha cambiado en estas semanas porque duermo poco. Ahora me quita el sueño estudiarme los discursos, aprender dónde está la Pampita Olvidada y los treinta y cinco mil cuatrocientos veintiséis millones de presupuesto que voy a tener que administrar (risas), de los cuales veinticuatro mil seiscientos dieciocho ya están comprometidos (risas), por lo cual me quedan poco más de diez mil para inversiones de cuarenta y dos mil doscientos setenta y tres (risas). Entonces hay treinta y dos mil doscientos setenta y tantos, que si no pagamos los impuestos no sé de dónde van a salir (risas) porque como si fuera poco, tenemos una deuda a cien años de…, bueno, mucho más.

Pero no se trata solo de eso (niega con la mano). Les decía que mi vida ha cambiado porque también como poco, ustedes me ven en los noticieros mientras almuerzan y cenan, o en el diario mientras desayunan. Yo ya ni sé en qué hora vivo y mucho menos a qué hora hay que comer, y no me quejo…, algo como. Me dan unas empanadas en algún lugar en donde a la gente se le hace la hora de comer y convidan de protocolo, porque eso de andar caminando y que al vecino de repente le toque el timbre el candidato cuando está por sentarse la familia a la mesa… (risa) da risa porque pasa, no es gracioso, no.

Así que la señora le pega el grito al marido para que ponga el agua del mate a la una y media de la tarde, cuando los pibes están llegando de la escuela y lo que menos quieren es mate.

Lo que pasa es que si fuera que ando solito, vaya y pase poner un plato más, pero voy con el secretario, el secretario del secretario, el fotógrafo, el jefe de campaña y el candidato a intendente… y cada uno con sus secretarios (se paran y el Capo hace seña a las marionetas para que apaludan –risas-).

O sea, que ya me da vergüenza caer sin nada en la mano y por lo menos, compro unas empanadas en la rotisería del barrio y después me vengo con el papel en el que estaban envueltas las empanadas con una lista de cosas que me cuentan los vecinos. Una vez, una señora me dice: tiene que avisar antes de venir… No sé si eso no se hace para que la gente no se ponga en gastos o para que no se vayan de la casa a comer afuera con tal de zafar de la comitiva… (risas).

Capaz que la señora tiene buena intención y arma una fiesta con familiares y amigos, y hasta una torta con velitas para cantar eso de “porque es un buen compañero… porque es un buen compañero, porque es un buen compañeroooooo, y nadie lo quiere votar… (aplausos).

Decía que no sólo duermo poco y como poco, de ésto (hace un gesto con la mano que intenta sugerir que hace referencia al sexo), ni hablar (risas de las marionetas). Y no… porque vieron que uno se vuelve un poco paranoico, se acostumbra a estar con gente al lado, se imagina que en el momento le va a aparecer justo un flash y al otro día la ciudad empapelada con la foto y uno le va haciendo muecas en al auto a los chicos en el camino a la escuela para que no vean los afiches y cuando llega a la escuela las madres empiezan aplaudir y los papás le miran a uno ese espacio ese en donde se juntan las piernas… como que me empiezo a sentir avergonzado antes de empezar y entre que llego tarde en las noches, trato de no hacer ruido y que mi señora no se de cuenta que me meto en la cama, pero… bue… no siempre funciona y después de haberme comido la última empanada en el partido, me como el desplante y la queja electoral. Porque si durante el día escucho las quejas de los vecinos, no se imaginan lo que es la queja electoral de la esposa… (gestos, caras, ademanes), no se imaginan lo que es capaz de decir la esposa de un candidato… cuando uno llega sigiloso a las tres de la mañana…

Salen cosas de la infancia que uno ni sabía que la esposa las sabía, como el gusto de jugar a las escondidas, o la vez que salió en el acto del colegio y el padre no fue a verla porque estaba trabajando, o cuando le dije que los ñoquis estaban ricos pero todos pegados. ¿Qué tiene que ver eso con los horarios de una campaña? (gestos, caras, ademanes. Mira a la esposa y se ríe) ¿Qué tiene que ver, no? (risas).

En estas semanas en las que mi vida ha cambiado…, me han enseñado a hablar en público, se nota, ¿no? (aplausos), no es que sea difícil hablar el público, lo difícil es que a la gente le importe lo que uno dice (risas).

Claro, porque el tipo que va a ver una obra de teatro, paga una entrada para escuchar algo que cree que le va a interesar o por lo menos le han dicho que va a estar bueno (Silencio. Risas. Muecas. Risas. ), el tipo sigue ahí esperando lo bueno, se queda sentadito mirando la hora para calcular cuánto falta para que termine y va pensando para qué pagó una entrada para ver la porquería que está viendo, pero se queda. Por culpa o por orgullo, se queda y se queda calladito…

Así que a los que están arriba del escenario no les afecta eso que sufren los que cuentan chistes en una cena empresarial, en donde nadie escucha y el tipo puede decir cualquier cosa que nadie aplaude, nadie se ríe, nadie registra…, salvo que uno diga una palabrota o se mande una puteada al presidente… (risas). O tiene una ocurrencia anarquista como “no hay que pagar los impuestos”, o la mejor de todas, “corralito”.

Uno dice la palabra corralito en una cena empresarial y queda como el Chavo, de repente se hace el silencio y todos mirando… (risas). Aparecen trescientos cuarenta  profesores Jirafales y suena de fondo un “Taaaa- taaaa-taaaa”.

Después uno dice que es un chiste y todos se dan vuelta y siguen comiendo, esos sí que comen y duermen y también (repite gesto con referencia sexual). Pero el político no, menos el político que tiene que convencer, que tiene que ser escuchado, quizás la palabra corralito también funciona ahí (risas), pero no da buena prensa porque se arma paranoia.

El político tiene que ser escuchado y entonces importa que a la gente le importe lo que uno considera que es importante decir porque a la gente le importa escuchar (risas).

Y en esos lugares a los que voy a escuchar a la gente, he conocido gente importante, o que me dicen que son importantes. El gerente del Bank Royal Diplomatic Le France (risas). El dueño de la International Corporation Center de la Britich Point Group (risas). El Ceo de la Holand Word Brawn o esos impronunciables chinos tipo kin kon chen (risas). En fin. Gente que parece importante, con títulos importantes, nombres importantes.

¿Qué es ser gente importante? Yo me lo pregunté. Porque eso de lo importante es relativo. Depende de lo que le importa a cada uno y lo que le importa a los demás. Y caí en la cuenta de que cuando uno es un político, a la gente le importa uno porque busca la manera de sentirse identificado aunque lo puteen (risas).

Entonces tiene que mostrarse tal cual es, porque a la larga o la corta, pasan dos cosas; o uno se convierte en el personaje, o la gente se da cuenta que es un personaje, y ninguna de las dos cosas termina bien.

Entonces me miré al espejo y me pregunté si el del afiche es el mismo que veía en el espejo. Obvio, boludo, me dijo el espejo. Sos vos…, te está haciendo mal juntarte con esos amigos nuevos… (risas).

Lo que pasa es que…, le decía yo al espejo (risas), me ves tan bien vestido, tan simpático, tan bien parado, tan buenmozo, tan irresistible… Bueno, pará master yo nunca dije eso, ya estás en modo político, me dice el espejo (risas). Tiene razón, mala mía… (risas) tiene razón el espejo.

Pero bueno, aquí estoy, y me tienen que votar. Sí, me tienen que votar porque me escucho, y yo soy como ustedes. Si me escucho, los escucho.

Y yo estaba sentado ahí (señala al público), y ahora estoy acá, pero soy yo, Charly. Me gusta ser como soy. Soy un buen tipo. No me gusta pagar los impuestos, tengo mocos, hago caca, me pone nervioso la voz de Susana Giménez (risas), no puedo creer que Mirta Legrand siga “¿viva?” (risas), no me banco que Guerra de Tronos haya terminado como terminó y creo que Rodrigo es el mejor.

No podría elegir entre Maradona y Messi; pero entre Bilardo y Menotti, me quedo con el flaco. Porque el resultado importa pero también el juego limpio, un buen partido y el respeto a la camiseta (ovación de las marionetas). ¡Y vamos por eso! ¡Hay que salir a la cancha y tenemos un buen equipo!, ¡vamos a hacer un gran partido! ¡Nos vamos a comer la cancha!, porque… ¿de qué color es la cancha?

Marionetas: Ver-de, ver-de, ver-de.

Charly: Gracias, muchas gracias. Nos vemos en las urnas…

Marionetas: Charly, Charly, Charly…

Locutor: Este es Charly, el candidato verde…

Ovación de las marionetas. Suena gingle. La gente se abraza con él y se sacan fotos. Las marionetas aplauden y Charly saluda.

Protocolo: ¿Este era el discurso?

Prensa: No. Pero me parece que salió mejor de lo que pensamos (chequea el celular).

Protocolo: El Capo nos va a matar, tendríamos que haberlo chequeado…

Prensa: Tranquila… va a salir bien.

Protocolo: ¿Vos decís que con este candidato ganamos?

Prensa: ¡¡¡Olvidateee!!!!

Tiran los plumeros. Se van atenuando las luces, van apareciendo en la pantalla titulares de periódicos. “La lista verde presentó un candidato “maduro”; “Soy como ustedes”; “No puedo elegir entre Maradona y Messi”, “El candidato del juego limpio”; se mezclan con afiches de campaña: “Charly, el candidato natural”, “Recuperemos el espacio verde”. “Charly arrasa en las encuestas”, “La intención de voto de Charly crece”. Termina con la imagen del afiche oficial y el gingle de campaña. Oscuro.

FIN

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