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La misma mierda con distinto olor

Últimamente miro con asombro el contexto social actual, la opinión pública y las movidas políticas. Hay algo que me genera una sensación extraña, una mezcla se pasiones y sentimientos.

Años atrás, éramos gobernados por regímenes de derecha, de extrema derecha. Ultraconservadores y religiosos. Todo opositor a ese régimen era marginado, ninguneado y en las épocas más oscuras de esta derecha atroz, desaparecido.

Cualquiera que pensara al revés era tildado de zurdo, no de izquierdista o socialista, sino de zurdo, de manera despectiva, arrogante, como si esto determinara que esa persona era menos gente que los demás, como un insulto que te debía pesar. El mundo perseguía al comunismo ferozmente y el poder capitalista e imperialista se enfrentaba contra los sistemas comunistas en decadencia.

Cualquier alma que osase enarbolar una bandera roja o una idea liberar era dilapidada por la sociedad y el sistema. Este enfrentamiento de ideologías políticas se tradujo a todo ámbito social. Entonces si eras socialista, eras un zurdo de mierda, si escuchabas rock, eras un zurdo de mierda, si usabas falda, eras una zurda de mierda, si tenías pelo largo, eras un zurdo de mierda. Y la cosa se hizo más y más profunda. Si te gustaban los hombres eras un homosexual de mierda, si participabas en una movilización, sea de la índole que sea, eras un revolucionario potencial, tirabombas y guerrillero. Si luchabas por tus derechos eras un zurdo de mierda, liberalista, cochino. Una lacra, eras el peligro del Estado y la religión, hasta Dios estaba en tu contra.

El tiempo pasó y la torta se fue poco a poco dando vueltas. En ese interin (de pasar del lado A al lado B del caset) corrió mucha agua y sangre por el río, se cortaron algunas cabezas, se esclarecieron algunas atrocidades y se sentenciaron algunos muñequitos de torta. La justicia siempre fue impartida por el poder de turno, contra los opositores a ese poder. Pero jamás para todos por igual.

Hoy las riendas del caballo las lleva otro gobierno, un gobierno en teoría cuasi-socialista, estadista, liberal, democrático y para todos. No me voy a poner a discutir sobre la forma de gobernar, eso lo vamos a dejar para otra nota, en lo que quiero ahondar es en la manera que tiene la sociedad oficialista al referirse a la oposición o a quienes no piensan como el gobierno de turno.

Todos aquellos que se quejaron de los actos y las ofensas de los gobiernos de antaño son exactamente los mismos que hoy te tildan de facho de mierda por cada una de las cosas que pensas. Entonces, si estas en contra de la política actual, sos un facho de mierda, si no te pinta la manera que tienen de hacer las cosas, sos un facho de mierda, si ves que el violín se apoya sobre la izquierda, pero se toca con la derecha, sos un facho de mierda, si te parece que todo es una mentira y atinas a decirlo, sos un facho de mierda, si tu opinión es contraria al gobierno, sos un facho de mierda. Y, como en el pasado, poco a poco esta categorización pasa a todos los ámbitos de la vida. Entonces si estas en contra de la droga, sos un facho de mierda, si estas en contra de que cada uno haga lo que se le de la gana sin importarle los que están a su alrededor, sos un facho de mierda, si no aceptas toda el modernismo en su totalidad, sos un facho de mierda, si no ves nada de malo en que un tipo profese una religión, sos un facho de mierda. Si no estas de acuerdo con los homosexuales, sos un homofóbico de mierda y así sucesivamente.

Soy de la generación del nacimiento de la democracia y esto es lo que percibo. No he matado ni sentenciado a nadie por ser de derecha o de izquierda, incluso todo (absolutamente todo) sistema político y social, sea del bando que sea, me parece vergonzoso, obsoleto, inservible y absurdo, simplemente opino sobre lo que veo, más allá de que mi visión sea o no la acertada, es la mía y creo ser libre de decirlo. ¿O soy un facho de mierda por hacer uso de mi libertad?

Con esto quiero decir que somos solo gente, somos la misma mierda con distinto olor, somos marionetas que se dejan llevar por el poder de turno, somos corruptibles ante el poder, ante la política. El problema del ser humano (y sobre todo del Argentino) es que no tiene memoria, no tiene conciencia y tampoco sabe lo que quiere. Sentenciamos con la misma impunidad y odio a la oposición, tal cual se manejaron los recalcitrantes líderes del pasado. Criticamos y repudiamos los mismos actos y actitudes que ahora estamos tomando. Censuramos y aborrecemos la contraparte, exactamente igual a cuando la otra parte era la que predominaba.

Somos monstruos… igual que ellos.


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