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Lo que Yoda nos dejó

Cada vez falta menos para que la era “yoda-devaluado-al-lado-oscuro” se termine. Quizá en un par de años, con suerte, logremos sacarnos de encima esa sensación de bronca que nos persigue cada vez que miramos el noticiero o escuchamos la radio. Le seguiremos pagando el sueldo, por supuesto, le bancaremos los viajes a Bs As y la jubilación de privilegio, porque a mantener vagos ya estamos acostumbrados hace rato.  El tema es que a él ese detalle no se le escapa, y quiere dejarnos una serie de huellas que nos recuerden su cara de máscara de carnaval mal confeccionada por donde quiera que vayamos. Y desgraciadamente, lo está logrando. Aquí va una sucinta pero no por ello menos desagradable lista:

  • El regalo de nuestros recursos naturales a empresas extranjeras: todos tenemos muy presente que ha hecho todo lo posible para que el Proyecto San Jorge se realice, cagándose soberanamente en el pueblo de Uspallata, en los productores agropecuarios y en el resto de los mendocinos que pretendemos tener un cielo claro y agua potable en cantidad suficiente. Pero no hay que olvidarse que también sobornó al pueblo de Malargüe para dejar establecerse a una mina de potasio con la amenaza de que si no venía la mina,  no se podía poner el hospital que el pueblo reclamaba, aprovechando por supuesto la muerte de una persona que no llegó a tiempo al hospital de San Rafael. ¡Claro que no había presupuesto! si todo el dinero público lo habían gastado en pavimentar las nuevas rutas que llevarían a la futura mina, para que los camioncitos de la empresa no se fueran a romper. Tampoco debemos dejar pasar que, luego de 10 años de luchas entre el pueblo mendocino y los politicuchos de turno, viene el cara de gárgola y les da permiso a los de YPF para que exploten a su gusto en las cercanías de la Laguna Llancanelo. ¡Un amor!
  • La caradurez de no mostrar ni un poco de arrepentimiento por la mentira de disminuir la inseguridad… Desde la primera vez que vi la propaganda de campaña con el mapita ese atrás, donde se veían puntos rojos pero uno perdido por Lavalle, uno cerca del Aconcagua, otro por San Carlos, nunca creí una palabra y por ello no lo voté, pero no toda la gente es igual de detallista ni incrédula que yo, y muchos pusieron su buena fe en el discurso armado por publicistas que recitaba perfectamente el bulldog hambriento. ¡Ni siquiera echarle la culpa a otro! ¡Ni siquiera un cuento fantástico! Y lo peor es que no comprende por qué la gente lo detesta.
  • El bochorno de buscar ministros hasta debajo de las piedras, hasta pedirlos prestados a otros partidos políticos, y removerlos como si fueran fichas de damas (no de ajedrez porque sospecho que ese juego es muy complicado para él) un día en un ministerio, otro día en otro, y si hay que tapar un agujero en el poder judicial: “¡Ahí te mando al ministro, José! Ponelo donde haya lugar”. Porque indudablemente no es la capacidad lo que los lleva a esos puestos, sino la incondicionalidad (algún malillo dirá obsecuencia) de hacer lo que les digan sin chistar ni preguntar por qué, o cómo.
  • El ferro-tranvía: además de cortar todas las calles, de que nunca se ve tanta gente ocupada en las vías como la que se ocupa de llenar de carteles “Gestión Jaque” las inmediaciones, lo que más me molestó es que se sienta orgulloso de conseguir vagones de 35 años de antigüedad, usados, en la otra punta del mundo, pagando cada uno a 300.000 dólares, es decir, ¡cada vagón del orto (hecho fruta y viejo) salió 1.200.000 pesos!!!! ¡Un negoción, muchachos!
  • La propaganda innecesaria: además de que honestamente nadie le presta atención a cosas tan aburridas, y que por más que marque tarjeta la gente no lo va a volver a votar, si uno pone atención a la propaganducha que publica todos los lunes en todos los canales que puede, se advierte que publica todo, desde “comenzar a ver si en el futuro nos ponemos a pensar en la posibilidad de proyectar un hogar para ancianos”, pasando por “destinar $25.000.000 a la inauguración de un arbolito nuevo en la plaza” y hasta “ver cuántos vamos a ser para el cumpleaños de la Marta el jueves”. Además también publica las cosas que hace por directivas de la Nación, como si fueran propias. ¡Qué feo Yoda, hacer creer que se hace mucho cuando se hace tan poquito! Hasta con los concursos para cargos públicos que se hacen anualmente quiere hacer marketing.
  • El Parque del Bicentenario: El espacio verde que hay enfrente de la Casa de Gobierno es de lo más lindo que hay, pasar por allí a cualquier hora del día es un descanso para la mente y una alegría para los ojitos. Le vendría bárbaro un arreglito a los caminos, a los asientos, a las luces, incluso a la fuente. Pero gastar 9 millones de pesos para talar la mitad de esos sanísimos árboles y ponerle kilos de cemento ¡me parece una guarangada! Al igual que a todos los mendocinos, y a la justicia que dictaminó que los árboles no se pueder talar. Que se las arreglen con lo que hay. Pero en lugar de reconocerlo y cambiar el diseño, ponen cara larga y trompa de nene caprichoso y dicen que entonces las obras no van a poder continuar, no hasta que los dejen arrasar con los arbolitos.  ¡Es increíble lo sordos que son a la opinión de la gente que los puso ahí!
  • Seguro me faltan varias atrocidades más, pero bueno, más amargura no puedo cargar en un solo cuerpito.

Por eso amigo Mendolotudo, cuando vayas a votar, no te dejes llevar por la publicidad, por el fotoshop, por la cara de gnomo mal cog…, por esa apariencia de Quasimodo que nos hace pensar “siendo tan feo debe ser necesariamente buena gente”. No te dejes influenciar por los carteles, por la musiquita pegajosa, por los mensajes subliminales. Más bien pensá en qué es importante para vos, el respeto por los recursos naturales, las políticas económicas, educativas o institucionales; los orígenes del candidato y lo que hizo los últimos años.


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