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Mendolotudo aconseja sobre las extensiones penianas

Tenes el amigo chico, ¡oh oh!, he aquí tu problema. Antes eras pura pulentería, hasta que la pelaste frente a tus compañeros de fobal en las duchas y te diste cuenta de tu faltante de carne entrepierniana. Te quisiste autoconvencer y esperaste a los 18, y… el pillo no creció, tenías un meñique por amigo, pero no te importó. El tamaño es lo de menos, escuchaste decir. Y esto es tan cierto como la leyenda del Futre.

El problema llego cuando intentaste iniciarte con la trola del curso que todos se habían pasado. La negra te miraba con hambre y era más fea que amanecer haciendo cucharita con Jaque, pero… a esa altura, cualquier bondi te dejaba en buena parada. Y buena parada era la que tenías mientras bailabas con la suripanta. Te franeleaba y vos graznabas de la alegría. Fue tal la excitación que acartonaste zolcilloncas, pero al toque te pusiste al palo nuevamente. Así que partieron, vos duro y ella como moto hacia la pieza del fondo.

Se pegaron un apretón poderoso. Te desvestiste y… y… y ahi quedó expuesta tu miniatura. A la negra le cambio la cara, era la misma cara que pones cuando esperas que Papa Noel te traiga una bici y se aparece con un muñeco de los halcones galácticos, encima el niño de cobre que esta malísimo, no le gusta a nadie, tiene cara de maricon y encima ya lo tenes. La negra te mira desorbitada y ante la duda entre quedarse con todas las ganas del mundo y después decirte que esta todo bien mientras lloras como un maraca e irse corriendo a contarle a todas sus amigas de lo chiquitito que es tu pito y lo poco que satisface, prefiere la segunda opción y huye cual ciervo acechado por un león. Con su huida tu reputación sexual alcanzo el poderoso grado de -11, en una escala de -10 a 10, o sea, como siempre… menos que lo normal. ¡Estas moral y físicamente acabado!

Estudias sobre como agrandarte el pingo y comenzas con pruebas y experimentos. Primero le haces caso a la gorda petera de la tele y te clavas una todos los días, durante dos meses, tratando de estar con el nene a media asta un mínimo de 40 minutos. Es tal tu excitación que no llegas ni a los 40 segundos, sos pajero mal, te miras el maní y se te pone al palo de una, tratas de pensar en Torrente o en Cacho Cortez pero nada, levantas campamento igual al toque por el simple hecho de asomar la mano. Eso si, aunque el método no funciona, te clavas todos los días varias veces. El comuñe lo tenes como un yostic para jugar a juegos de avión, solo que como para un bebe recién nacido por el tamaño de la palanca.

Tu segundo método es hacer como Mick Jagger que se metió unas abejas de Katmandú en un forro para que le picaran la chota y así tenerla mas grande. A él no le funciono, termino en el hospital, a vos menos, no solo porque usaste abejas de un panal lavallino, sino porque te pusiste bichitos de más y te desmayaste del dolor. Cuando volviste en vos tenias el pitilín rojo como el fuego, lleno de granos como un choclo, moreteado, dolorido y lleno de veneno, un asco total, encima su tamaño no había variado en lo mas mínimo, solo estaba deformado por las picaduras. De la vergüenza no fuiste al medico, así que anduviste dos semanas con el nene a la miseria y como no te podías clavar, amanecías todos los días con palomas, tus sabanas eran como taparse con cartón de los que usan los cirujas de la Plaza Independencia.

Paso el tiempo, juntaste unos mangos y te compraste una bomba de vacío. Metiste el manicito tantas veces ahí que se te reventó una vena de la cabeza por la presión y se te descuaringo la base del miembro, así que no pudiste evitar la ida al medico. Lo peor de todo fue cuando llegaste al hospital. El doctor resulto ser doctora, y riquísima, así que el pingo se te trataba de parar y vos llorabas del dolor, toda la clínica escucho tus gritos de ¡¡¡¡ahhyyyyyyy mi pititoooooo!!!!. La doctota apenas pelaste dijo ¡¡¡aaaaa bueno!!!, ¡ya se que paso aca!, ¿¡con que un señor se estuvo tratando de agrandar la pitina!? L vergüenza que te dio produjo el adormecimiento instantáneo de tu erección al punto que casi se te mete para adentro, se calmo el dolor, pero te pusiste tan colorado que te dolían los ojos de la presión. La doctora te lo revisaba con unas pincitas de depilar al tiempo que decía “jamás vi algo como esto, ¿lo has usado alguna vez?” Desaprobó psicología toda la universidad la muy rica.

Estabas en el horno, pasado el tiempo, te colgaste de la manija un ladrillo y andabas en bolas por tu pieza. Sos tan nabo que te lo ataste del cuero. Y si, creció… y mucho. El cuero digo, no el tutano. Así que ahora tenias una cuerija enoooorme y tu carnecita igual, era como ponerle un tapado de Michael Jordan a Nelson, como ponerle un sobretodo de Ginobili a Messi, era como meter un caramelo media hora en una goma de bici cortada, un chiste, mucha piel, poca carne, como un pito de viejo. Encima te tenías que arremangar tanto la manga que te costaba un triunfo que se asome.

Y bue… entre tantas fotos de miembros que veías y como era de esperar en estos consejos del Mendolotudo, donde los finales son muy esperados y obvios ¿que te paso? ¡imaginate tarado mental!, ¿que te paso? Te doy pistas: tenes un micropito, las minas no te dan bola, estas todo el día mirando porongas gladiadoras, es un consejo del Mendolotudo ¿que te paso? ¿Todavía no sabes? ¡Siii!!, ¡adivinaste!, si, te hiciste re puto, obvio. Tenias un pito tan chiquito que eras el travesti mejor pago de la calle Salta, empezaste a comer pollo te dejaste el pelo largo y te pintaste los labios. Eras el travesti mas parecido a una mina de todo el centro, envidia de la Turca. ¡Ahora si que te ibas a reír descaradamente de quien la tenga chica! ¡ibas a ser una forra total con ellos!! ¡jajaja!, ¡sos un vivo bárbaro!

¿Y cual es nuestro consejo? Es mejor tener un pito impresentable chiquitito a tener que comerte un poste todas las noches para ganarte el pan de cada día. Es mejor el bochorno y la cagada de risa femenina a que te comercien carne por popa.