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Mitología a la mendocina: Atenea, la preferida

Atenea, la lechuza, Diosa de la sabiduría y la gesta. Fue la hija predilecta de Metis, encarnación de la prudencia, y Zeus, Dios de Dioses y creador Universal. Podemos considerar que el extraordinario nacimiento de ella es una parábola de los fenómenos meteorológicos, como los rayos, las tormentas y las nubes. Urano y Gea vaticinaron a Zeus que el segundo hijo de su unión con Metis lo sacaría del trono. Ante semejante vaticinio Zeus se fagocitó a Metis embarazada  y todo. El muy boludo cometió el mismo error que su padre… comerse a sus hijos. La única diferencia fue que a Zeus no le salió tan caro…

Resulta que un buen día, a Zeus lo atacó un intenso dolor de cabeza, tan intenso que se tornó insoportable. El Dios hacía trepidar el mundo con sus alaridos. Tal era su tormento que envió a Hermes, el de los pies alados, en busca de Hefesto, el herrero. Una vez reunidos le pidió que le abriera la cabeza a fuerza de un golpe de hacha… Tamaño encargo para Hefesto, que ni lerdo ni perezoso, le asestó un golpe en la testa, que al partirse vio surgir de la misma a Atenea, ya adulta y con su armadura… En ese momento la bóveda celeste se desgarró y un estrépito recorrió la faz de la Tierra en un cataclismo que solo se detuvo cuando Atenea se quitó la armadura… (pavada de nacimiento)

Componedora Natural

Así fue que Zeus evitó la profecía y a su vez se ganó una aliada fiel que le ayudó en su batalla con los Gigantes. Atenea era una maestra en el arte de la guerra que, a diferencia de Ares, no toleraba la violencia injustificada. Mediaba en los conflictos con la voluntad de finalizarlos por medio de la prudencia y la estrategia. Por este motivo es que era la hija dilecta de Zeus y una de las Diosas más admiradas por los griegos que la asociaban con la victoria.

Sus templos se levantaban al filo de las Acrópolis(1)  a modo de línea defensiva contra posibles ataques enemigos. Aunque sensata y justa, tenía sus piojos… Era virgen y se jactaba de su castidad. –Se deshizo del antiestético Hefesto que intentó violarla(2) – No obstante su castidad, no deja de ser mujer y quedó bien claro cuándo Discordia, lanzó la manzana de oro en el Olimpo, con la leyenda “A la más hermosa” y no dudó en aspirar al título, junto a Hera y Afrodita.

El príncipe troyano Paris, fue designado como juez de la contienda. Éste se inclinó por la Diosa Afrodita y fue recompensado, tal lo prometido antes del concurso, con el amor de la más bella entre las bellas de las mujeres… Helena de Esparta… de aquí se desprende el comienzo de la archiconocida guerra de Troya. A raíz de estos acontecimientos y al no haber sido elegida ella (Atenea) es que apoyó en la guerra a las huestes griegas.

La de los “ojos de lechuza” tal como la llamó Homero en su obra, “La Ilíada”, fue una Diosa que representaba la civilización en su lado más práctico. Es aún hoy patrona de la Ciudad de Atenas, creadora y fundadora de su asamblea y su tribunal supremo. Fue protectora de las artes, las ciencias y las tecnologías… Pero es en la agricultura y todo lo relacionado a ella su rasgo más característico, ya que ella fue la que enseñó a los griegos esta actividad.

Los atributos de Atenea son:

• El casco, que suele llevar en la cabeza, bien elevado sobre la frente para revelar su cara con gesto de saludo pacífico, pero en unos pocos casos lleva en la mano. Suele estar adornado de la forma más bella con grifos, cabezas de corderos, caballos y esfinges

• La égida, una coraza de piel de cabra que en mitos posteriores se decía le fue dada por el  padre, Zeus, aunque estuvo relacionada con él mucho antes en otros contextos culturales.

• El escudo redondo argólico en cuyo centro aparece el gorgoneion, la cabeza de la gorgona Medusa, el sello distintivo del culto a la primitiva diosa en Grecia que recibió la posición más alta en el vértice del frontispicio del Partenón (más tarde se decía que su escudo era un regalo votivo de Perseo).

• Objetos a ella consagrados, como la rama de olivo, la serpiente, el gallo y la lanza.

• Su atuendo suele ser la túnica espartana sin mangas, sobre la que viste una túnica, el peplo o, aunque raramente, la clámide. La expresión general de su figura es meditabunda y seria, su cara es más ovalada que redonda, su pelo es rico y generalmente peinado hacia atrás sobre las sienes, flotando libremente por detrás. La figura completa es majestuosa, y más fuerte que esbelta: las caderas son pequeñas y los hombros anchos, de forma que en conjunto recuerda de algún modo una figura masculina

Pero hay un episodio que viene a abonar su decisión mejor que cualquier otro tipo de consideración. Se trata de aquel momento en el que Atenea debe buscar armas para intervenir en Troya. Atenea no quiere dejar de respetar la sagrada voluntad paterna y se dirige al dios de la fragua, a Hefesto, para que él sea el forjador de su arsenal. Hefesto acepta el encargo y se pone a trabajar, enamorado de la bella y decidida diosa. A pesar de su fealdad, Hefesto ha sido el marido de la bella entre las bellas, Afrodita (aunque su matrimonio no haya resultado tan satisfactorio y noble como debía de haber sido), y la presencia de Atenea le hace pensar de nuevo en la posible felicidad de estar con una mujer tan maravillosa como aquella que tiene ante sí. Al hablar del precio a pagar por el trabajo, Hefesto indica que le basta el amor de Atenea: ella no puede comprender que sea mucho más que un cumplido lo que tan seriamente ha dicho el herrero de los dioses, pero para Hefesto sí que significa todo la palabra dicha.

Estúpidamente enamorado Hefesto, al verla entrar en la forja, y sin dudarlo un momento, se lanzó sobre la virgen, creyendo que estaba cumpliendo con el capricho de Palas Atenea, pero la situación quedó congelada cuando la diosa reaccionó sorprendida e indignada ante tal ataque.

Hefesto, que ya no entendía nada más que las pulsiones sexuales, eyaculó contra el muslo de su amada. La asqueada Atenea se limpió el muslo con unos vellones de lana que acertó a encontrar en la forja. Después, contrariada por la desagradable experiencia, arrojó el pingo al suelo, pensando que así daba por zanjado el incidente, y no llegó a pensar en lo que iba a suceder inmediatamente con ese pingo empapado con el esperma del avergonzado Hefesto.

Porque ahí no acaba la historia del frustrado amor de Hefesto. Gea, la Tierra, recibió el esperma y quedó automáticamente preñada, aun a su pesar, por esas cosas del destino. Tampoco Gea estaba dispuesta a cargar con ese producto de la broma de indudable mal gusto de Poseidón, y dejó claro que no iba a aceptar el hijo resultante de la estupidez de los demás. Atenea, sintiéndose parte responsable del incidente, tomó la decisión de hacerse cargo de la criatura tan pronto fuera parido por Gea.

El hijo se llamó Erictonio, y fue guardado de la vista de todos, sobre todo para eliminar la posibilidad de que el poco querido Poseidón siguiera con la broma. Fue sacado del Olimpo y llevado a la corte del rey Cécrope, para más tarde llegar también al trono de Atenas, como sucesor de su padre adoptivo, quien además de cauto y prudente en su reinado, a medio camino entre dioses y héroes, fue célebre por ser administrador perfecto e innovador en las leyes de la religión y de la política.

1. Acrópolis: La palabra Acrópolis, hace referencia a la parte más alta de una ciudad

En la actualidad se suele restringir el término a la parte más alta de las antiguas polis griegas, aunque también se puede utilizar para ciudades romanas y de otras civilizaciones.

Con la intención de disponer de una mejor defensa, los primitivos pobladores emplazaban sus asentamientos en elevaciones naturales del terreno, preferiblemente con bordes escarpados. Con el tiempo, esta zona elevada se convertía en el núcleo a partir del cual iba desarrollándose el crecimiento urbano. Así nacieron ciudades como Atenas o Roma, la cual fue resultado de la unificación de siete poblados ubicados en sus respectivas colinas. Debido a la situación privilegiada, las acrópolis solían albergar los edificios más emblemáticos, como templos o plazas de reunión (ágora), y en ellas se reunían las personalidades de la ciudad o se celebraban actos importantes.

2. La virginal Atenea recibió en muchas ocasiones propuestas matrimoniales, pero siempre se mantuvo fiel a su idea inicial de ser virgen por vocación.

Fuentes consultadas

Moncaio Xavier. (HyV)
Coterrel, Arthur. Mitos y Diccionario de Mitología Universal
Graves, Robert. Los mitos griegos
Hesiódo. Teogonía, trabajos y días.
es.wikipedia.org
http://kirenai.blogspot.com.ar/

Próximos capítulos:

8- Apolo Un eterno incomprendido
9- Artemisa la incogible
10- Hermes El buchón
11- Hefesto El laburante
12- Afrodita la ninfómana

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