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Niños toda la vida

En todos los ámbitos, profesiones, estatus sociales, religiones, partidos políticos y colores de piel; se repite como el día y la noche el modelo de hombre aniñado (o de niño viejo, podríamos decir). Es este espécimen el que hace la vida difícil y atareada de una mujer mucho más difícil y atareada, si es que la mujer que tiene al lado quiere ganarse algún terreno en el cielo y soporta semejante tipo de situación más de 5 años.

Luego de años de profunda investigación con niños y adultos, y entrevistas a mujeres en el Sauce y el Pereyra (sí, ahí terminan); he podido realizar un paralelismo interesantísimo que demuestra sin lugar a dudas que estos hombres, más que tener un comportamiento aniñado, directamente nunca salieron de la niñez. Este modelo de mentalidad descubierta por mí y denominada “síndrome de personalidad panicosa retropubertiana” estipula que la psiquis de estos niños, luego de avanzar en la vida un par de pasitos hacia la adolescencia, hicieron a la vida un corte de mangas y dándose la media vuelta volvieron corriendo a abrazarse a las piernas de mamá para intentar meterse en el reconfortante útero materno.

Bueno, una vez presentado el síndrome de una manera formal, vayamos a la parte de los resultados del estudio de campo. Les presento a ustedes queridos lectores, los paralelismos más elocuentes que seguro van a recordarles a personas cercanas, sino a ustedes mismos.

-Educación nutricional

Al niño: – ¿No te parece que ya tomaste demasiada Coca-Cola? Te va a doler la panza mañana.

Al hombre: -¿No te parece que ya tomaste demasiado vino? Te va a doler la cabeza mañana.

-Educación cinematográfica

Al niño: -¿Otra vez vamos a ver “Cars 2”? Ajjjjj

Al hombre: -¿Otra vez vamos a ver Terminator 2? Ajjjjj

Conocido, ¿no? Sigamos

-Educación vial

Al niño: -¡No cruces la calle sin ver y sin agarrarme la mano! Es peligroso.

Al hombre: -Estás en pedo y no podés manejar, ¿no tedas cuenta? Si no me das las llaves te vas a ir solo, porque yo no me quiero matar con vos, ¡enfermo!

-Educación económica

Al niño: -¿Te gastaste todos tus ahorros en caramelos y ahora te das cuenta de que tienen gusto a anís? No lo puedo creer.

Al hombre: -¿Te gastaste todos nuestros ahorros en una TV Led y ahora te das cuenta que es para corriente continua y sólo la podrías usar en Rusia? ¡No lo puedo creer, pedazo de “$·% &@Ç!

-Educación doméstica

Al niño: -Dejaste otra vez el toallón mojado arriba de tu cama, ahora tengo que cambiar las sábanas o te vas a enfermar…

Al hombre: -Dejaste otra vez el toallón mojado de mi lado de la cama, ahora tengo que cambiar las sábanas o me voy a enfermar…

-Educación recreativa

Al niño: -¡Cortala ya con la Play!

Al hombre: -¡Cortala ya con la Play!

-Educación vecinal

Al niño: -La vecina me dijo que ayer tus amigos y vos pisaron las flores de su cantero, ¡qué vergüenza! Andá y pedile disculpas por favor.

Al hombre: -La vecina me dijo que anoche tus amigos y vos mearon las flores de su cantero, ¡qué vergüenza! Salí sin que te vea por favor.

-Educación corporal

Al niño: -¡Mi vida te he dicho que me avises si querés ir al baño! Ya podés dejar los pañales.

Al hombre: -¡Abuelo, te he dicho que avises si querés ir al baño! Todavía no estás para usar pañales.

Al niño: -Si no te bañás hoy, dormís afuera con el perro.

Al hombre: -Si no te bañás hoy, dormís afuera y el perro adentro porque no confío en que sobreviva hasta mañana.

-Educación familiar

Al niño: -Tenemos que ir al cumple de la tía porque ella nos quiere mucho y nos espera para festejar.

Al hombre: -Tenemos que ir, gordo. Aunque no me quiera mucho y no me espere, ¡es tu vieja!

Éstos son algunas de las frases que las compañeras de vida de estos niños panzones, calvos y con várices tienen que repetir una y otra vez para que el susodicho no se mate, o sea un ser social mínimamente respetable. Aun así, no siempre lo logran, y se dan por vencidas. Son esas mujeres que vemos y decimos: “¿qué hace con ese impresentable? No tiene guita, no tiene poder, no tiene facha, no es simpático, no es culto, no tiene poder de autocontrol sobre la bebida, la comida, los gases corporales ni la higiene dental… ¡Ojalá yo no termine así!”

¡Ahora sabés! Si has tenido que utilizar más de 3 de estas frases con tu noviecito, te espera un futuro al que vas a tener que llevar una bolsa de papel para la cabeza y muchos, muchos, muchos kilos de paciencia. 

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Metaescritura

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