Voy a intentar ser lo más claro y conciso posible, para transmitirle la triste conclusión a la que he llegado. Y esta no surge a la marchanta, sino que ha sido el reposo de años de dedicarme a lo privado, de militar, de recorrer empresas privadas y pasillos de instituciones estatales, de escuchar cómo piensa un empleado estatal, uno privado, un empresario, un emprendedor, un sindicalista, un juez, un político, etc.
Argentina no tiene solución, estamos condenados a ser tercermundistas por lo menos durante varias generaciones más (unos doscientos años mínimo). Esta opinión es meramente personal, bastada en las vivencias, la intuición y el razonamiento de quién les escribe. Vamos por partes:
El problema técnico:
Más allá de la corrupción, la enfermedad del dólar, la inseguridad y un largo etcétera, el problema técnico de fondo que tenemos en Argentina es tener un Estado exageradamente poblado y caro, deficiente e incompetente, o sea, un enorme gasto público. Año tras año los gobiernos han disfrazado la falta de trabajo genuino metiendo gente al Estado, sumado a las obras a precios fuera de la realidad, debido a las coimas que hay que pagar. Plantas enormes, con muchas personas haciendo el mismo trabajo a la vez y otras tantas completamente desconocidas que solamente retiran su sueldo una vez por mes (favores políticos). Generando instituciones inútiles, burocráticas, deficitarias y costosas para el bolsillo de todos, mas obras carísimas, a precios irrisorios, que no terminan nunca y hacen millonarios a unos pocos en el proceso.
Sueldos elevados cobrados por inútiles enquistados en el Estado, cuyas posibilidades de ser desafectados son nulas, así que se eternizan cobrando un sueldo hasta que llega el momento de jubilarse, puestos inventados como “forma de pago”, ausencia de profesionales serios y una desmedida ambición por “llegar y pararse” en algún carguito público.
No existe institución estatal que no esté atestada de gente, sobre todo de empleados medio pelo, administrativos y chantas militantes sanguijuelas del poder de turno, desesperados por pasar a planta permanente. Pero tampoco quedan afuera funcionarios de los tres poderes, obsecuentes de algún pez gordo, que lograron caranchar un puesto y se hacen millonarios en pocos años. Llenándose la boca de “la pobreza, los pobres, los humildes, el pueblo, los correligionarios, los compañeros, el otro” desde sus mansiones en barrios privados o dentro de sus lujosos autos cubiertos por seguridad privada, que vos y yo, pelotudos, pagamos.
Solución racional, pero imposible en este país bananero:
Vamos a ir a un ejemplo práctico. Si en una casa se gasta más de lo que se gana tenemos tres opciones:
1- Nos endeudamos (con créditos bancarios, tarjetas de crédito, préstamos a usureros)
2- Cobramos más caro nuestro trabajo (pedimos mejor sueldo o aumentamos el precio de nuestros productos o servicios)
3- Reducimos los gastos (lo cuál sería lo más racional)
No hay soluciones mágicas. O generas más guita, trabajando más, cobrando más caro o pidiendo prestado o dejas de gastar.
A nivel estatal pasa lo mismo:
1- “Endeudarnos con capitales privados o extranjeros” es patear la pelota a futuro, pero no solucionamos nada ¿hace falta que te cuente qué pasa cuando pasa esto? No creo, lo sabes muy bien porque lo estás viviendo.
2- Si “cobramos más caros nuestros servicios”, o sea, aumentamos los impuestos, seguimos ahogando a la clase media, aumentan los precios y hay mayor inflación, aumenta la pobreza, quiebran las empresas, se queda la gente en la calle.
3- Nos queda solamente reducir el gasto público, gastar menos, reducir los gastos, o sea… rajar gente del Estado y ejercer mayor control sobre las obras públicas, dándole transparencia al sistema. ¿Y qué pasa cuando eso pasa? Nos incendian el país. Los sindicatos nos prenden fuego, cortes, kilombo, paros, piquetes, bardo, el gobierno usa al poder de la policía o gendarmería para ordenar… y los fachos cabeza de termo pierden el control y terminan matando a alguien. Listo, a tu casa, se acabó tu gobierno, game over.
Solución posible, de no estar atados al “problema real”
Recuerden la frase “problema real”, en el próximo punto se las explico, ahora vamos a una solución que sería muy posible. Ya hemos visto (y estamos viendo ahora mismo) las consecuencias nefastas que implican endeudarse con el extranjero. Un extranjero disfrazado de “buenas intenciones” que no es más que un buitre carroñero y vil que viene a llevarle la mejor tajada posible a costas del agotamiento de un país. Imponen condiciones beneficiosas para otros, ponen plazos imposibles, intereses usureros y terminan siempre ganando, generando más pobreza, pérdida del PBI y aumento en todos los índices negativos.
El aumento de precios tiene un impacto alevoso en la sociedad y una solución precaria y absurda… le sacamos más a la gente para poder pagar el gasto público. Es seguir apretando la soga al cuello de una porción de la sociedad, en beneficio de otra.
Claro está que no podemos despedir gente del Estado, por más que sean una garrapata del Estado, no podemos dejar en la calle a cientos de familias, porque sería un verdadero caos. Por otro lado, son los mismos políticos los que se llevan los mayores porcentajes de coimas de las obras públicas, intendentes, legisladores, gobernadores. Entonces, ¿cómo esos hijos de re mil puta van a atentar contra el sistema que los hace millonarios? ¿Cómo van a querer blanquear y abaratar los costos, reduciendo las coimas, si son esas coimas las que pagan las campañas? Es un circulo vicioso nefasto y vomitivo, pero real.
Pero hay una solución, es sencilla, a largo plazo y muy efectiva: por un lado hay que incentivar a los emprendedores para que creen nuevas empresas y a los empresarios para que generen nuevas fuentes de trabajo, de esta manera, intentar que el trabajo “privado” deje mejor salario y mejores condiciones que el “público” y de esta forma incentivar la migración de empleados estatales, hacia empresas privadas, en lo posible nacionales. Por el otro hay que hacer públicas todas las licitaciones, controladas por los colegios de arquitectos e ingenieros que establezcan índices de precios y exigir como sociedad que los valores de las obras se ajusten a la realidad, sin coimas en el medio, caso contrario, utilizar los medios de comunicación públicos y privados para manifestar el repudio.
¿Cómo se incentiva a los emprendedores y empresarios? Otorgando créditos a tasas moderadas, con algunos años de gracia, en pesos; reduciendo la presión impositiva y el costo de tener empleados en blanco; reduciendo la presión tributaria; fomentando la industria nacional mediante subsidios; generando seguridad jurídica, para darle seguridad al empresario; controlando estrictamente la participación estatal en los proyectos privados (coimas). Y con este párrafo seguramente una horda de progres con olor a museo en el pelo van a salir a tildarme de neoliberal, de imperialista o de vende patria. Pero no, queridos amigos, les cuento que un “emprendedor o empresario” también es el de una editorial, el de una banda musical, el de una compañía de teatro, el de un circo, el de una productora de cine, el de un instituto educativo y el de una casa aborigen de ponchos y mates. Ser empresario y emprendedor no es mala palabra.
¿Cómo se logra la migración de trabajadores del Estado hacia las empresas? Lo primero que hay que hacer es cortar con la parafernalia que hoy es trabajar en el estado. Hacer cumplir con, nada más y nada menos, los puntos aceptados como “obligaciones” del trabajador. Marcar horarios de ingreso y egreso laboral, acreditar presencia, cumplir con objetivos y estadísticas, cuidar los materiales de trabajo, responder de manera eficiente, no poder faltar cuando se le den los huevos, tener que cumplir requisitos formales, como el secundario completo, desafectar a todos los empleados “contratados” innecesarios y comenzar a despedir con justa causa a quienes no cumplan con sus obligaciones. Luego hay implementar capacitaciones obligatorias y finalmente tentar a los empleados estatales a migrar hacia lo privado, haciéndose cargo el Estado durante un tiempo, de compartir un porcentaje del sueldo a retribuir con los privados.
¿Cómo se transparenta el mecanismo de obras públicas? Utilizando la tecnología y la comunicación para divulgar todo el proceso de una obra, desde la licitación, hasta su inauguración. Salir a la calle y manifestarse de manera enérgica cuando hay coimas o malversación de fondos, lo hacemos por una muerte, contra la minería o a favor del feminismo, ¿Por qué no nos podemos unir contra los políticos corruptos?
Si “el trabajo es dignidad”, por decantación, a una persona formada, que le rompen los huevos todo el tiempo, por un mejor sueldo, debería optar por animarse a emprender su propio negocio o irse a una empresa privada. Eso sería lo lógico, lo obvio su fuésemos personas integras y racionales, pero no… somos Argentinos, y el problema REAL del país es otro. Por otro lado, utilizando la tecnología, el político chanta se cuidaría más de cometear por cada puta vereda que hacen.
Problema real
El problema REAL del país es que, como sociedad, somos una mierda. Somos tercermundistas ignorantes, bárbaros, chantas y oportunistas. ¿Saben por qué el empleado Estatal JAMAS se va a ir del Estado? Porque está cómodo, porque tiene el sueldo enterito depositado a fin de mes y no tiene la mínima idea de lo que cuesta ganarse esa guita en la calle, porque el 70% se rasca las bolas a dos motores, porque si un empresario te paga 30 lucas, te exige como la puta madre, cuando en el Estado lo cobrás tranca y no haces una mierda, total… no te pueden echar. ¿Saben por qué las obras públicas van a seguir siendo carísimas? Porque esa plata va al bolsillo del político, unta a varios perejiles más y queda a cuenta para la campaña de las próximas elecciones, o sea, que es imposible detener el sistema.
Nos chupa la poronga los ideales, le militamos a un ladrón porque gracias a ese ladrón tenemos un trabajo en el Estado que nos permite ganar 30 o 40 luquitas sin hacer nada, de rosca todo el día, cafeteando o detrás de una compu mirando Facebook. No nos calienta el país, nos importa solamente nuestro bolsillo y hacer el menos esfuerzo posible. Y un empresario, con tal de laburar, no le calienta si le hacen figurar a 100 lo que puede hacer por 10, total… él se lleva su parte, porque estos son igual de mierda, negreros, abusadores, oportunistas, chantapufis, evasores, coimeros, depredadores, irresponsables y egoístas. Ojo… no digo que todos los empleados públicos, empresarios y funcionarios sean chantas, pero si la mayoría.
El problema real, queridos lectores, no tiene solución porque está en nuestra genética, en nuestra idiosincrasia. Los políticos que tenemos son el fiel reflejo de la sociedad, así como los grandes empresarios del país. Lo llevamos en la sangre, somos buena gente de manera individual, pero una porquería como sociedad, y no podemos negarlo.
Esto no es una cuestión de peronismo o radicalismo, de izquierda o derecha, de empresario o empleado, es una cuestión de Argentinos, mucho más profunda que la política o el laburo, somos ventajeros y vagos por naturaleza.
Conclusión
No tenemos solución como país. Van a venir gobiernos Peronistas, Radicales, del Pro, de la izquierda, de la derecha, del centro y la mar en coche y no vamos a salir del pozo. Y eso, sea o no culpa de los gobiernos, somos nosotros como sociedad los que lo hemos permitido. La mafia sindical siempre estará presente, como un cáncer letal, para enriquecer a sus altos miembros y empastar los engranajes del país, el Estado cada vez va a ser más caro y grueso, el empresario seguirá justificando su evasión y trabajo indigno por culpa del estado y la clase media seguirá pujando, hasta que algunos la pegan, se vuelven oligarcas y se cagan en el país, los demás seguirán remando hasta la muerte. Se seguirá disfrazando la pobreza con subsidios, con dádivas, se simulará el empleo con más instituciones estatales, atestadas de inútiles, seguiremos pagando obras diez veces más de lo que valen y se seguirá acostumbrando a la sociedad de que trabajar es de pelotudos. Nosotros somos vivos, somos muy cancheros, nosotros… somos Argentinos.