Soy clase media, hijo de un empresario y una maestra, egresado de una universidad privada de Licenciado en Administración de Empresas, posgraduado en una pública en gestión de PyMEs. Laburo desde los 21 años y he tenido tres emprendimientos propios en 10 años y más de veinte proyectos que no llegaron a buen puerto en el medio. Hoy vivo de uno de esos tres emprendimientos, el cuál se ha convertido en una especie de PyMe.
Mi rol en la empresa es en el sector comercial, sobre todo en el contacto real con el cliente. Por lo que tengo la suerte de poder sentarme con mucha frecuencia con empresarios de distintos rubros, tanto de productos como de servicios.
Una vez entrado en confianza, que producto a mi verborragia y extroversión dicho proceso se genera en el corto plazo, nuestros clientes suelen preguntarme… “¿porqué sos peronista?” Explicar el motivo de la pregunta no viene al caso, lo que voy a transmitirles es mi respuesta.
Pienso que yo no necesito para nada a la política, no necesito que me ayuden, no necesito que me subsidien, no necesito que me regalen nada, ni que me apoyen en nada. Me considero lo suficientemente despierto para valerme por mis propios medios, y se que siempre, gane más o gane menos dinero, voy a poder por lo menos cubrir las necesidades básicas de mi familia. Creo que he recorrido un camino de vida donde he conocido grandes personas y jamás defraudé a nadie, por lo que siento que muchos amigos, familiares, hermanos y conocidos me darían una mano llegado el caso, si la necesitase. Porque ellos también me conocen y saben qué clase de tipo soy.
Ojo, con esto no quiere decir que no he utilizado los beneficios estatales para mi vida privada. Tengo obra social del Estado, un crédito hipotecario otorgado por el Instituto Provincial de la Vivienda e incluso la Dirección de Cultura de Godoy Cruz me ayudó en la publicación de las dos ediciones de mi libro, pero eso no quita que de una u otra forma, podría haberlo hecho todo solo también.
En fin, creo que la política tiene que ser una herramienta del Estado tendiente a nivelar, a igualar a sus ciudadanos, a ayudar a aquellos que, por una u otra cuestión de la vida, no tuvieron las mismas oportunidades que tuve yo de ser quién soy. Aquellos que no nacieron en una familia como la mía y que no contaron con las mismas herramientas que me dieron a mi para facilitar mi desarrollo. Hay una frase de Silvio Rodriguez que resume en parte esto que pienso y dice “tener no es signo de malvado y no tener tampoco es signo de que acompañe la virtud, pero el que nace bien parado, en procurarse lo que anhela, no tiene que invertir salud”. Pues bien, creo que el sistema Estatal tiene que, de una u otra manera, darle una mano a los menos, a los más vulnerables, a los marginados, a los que no tienen fácil acceso a los beneficios que tengo yo. Darles una mano en todo sentido, económico, social, educativo, salubre, etc.
Por eso, el peronismo no es para mi el sistema ideal de gobierno, ni mucho menos, pero es, dentro de los sistemas existentes y de posible aplicación en esta tierra que nos tocó nacer, el que más se ajusta a lo que pienso que debería hacer la política con el pueblo. He aprendido a separar las ideas de las personas, porque son las personas las que arruinan las ideas, la cuales suelen ser superadoras e incorruptibles. Este motivo me lleva a poder discernir dirigentes de ideas, separar a los peronistas del movimiento peronista.
No me convence ningún líder peronista o filoperonista, no me da gana de jugármela por nadie, porque los considero a todos ladrones, o por lo menos siniestros o cómplices (así considero a todos los políticos en ejercicio, de todos los partidos), pero es la ideología peronista, la que me seduce y defiendo, la que me convence. Es el modelo Nacional y Popular impulsado por el kirchnerismo el que percibo como ideal para aplicar en un país, pero no por eso comparto la manera de gobernar y construir poder de Néstor o Cristina. Se que muchos se han hecho ricos a costas de vender el discurso de los pobres y los humildes, se que son una lacra, pero el árbol no me tapa el bosque, porque es lo ideológico lo que me conmueve. Es el movimiento peronista, la ideología del Partido Justicialista la que pondero, no a Perón o a Evita. Ellos son humanos y como todo humano, han cometido errores. Pero las ideas tienen porqué mancharse, porqué equivocarse.
No me seduce ningún otro modelo de país, mucho menos uno que tienda a mejorarle la vida a quienes son como yo o en una escala social más alta, a costas de cagarse en los más pobres. No me llama la atención un modelo que pondere la meritocracia, que le de más a quién más tiene, que concentre la riqueza en unos pocos y que castigue u olvide a quienes no tienen la suerte que tuve yo.
Por eso soy peronista, por una cuestión de empatía con el otro, de fraternidad con mis coterráneos y de búsqueda de equidad entre pares.
Solo por eso.