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Relatos de un chat candente

Juguemos a que vos te estás bañando, yo voy a verte. Me atiende tu hermana, te dice que te buscan, vos decís que ya salís, y ni sabes que soy yo.

Ella se tiene que ir urgente, así que me dice que te espere, y se va. Me quedo sentadita, ahí… vos te tardas un montón.

Yo me pongo como a imaginar que vos te estás tardando porque te estás tocando en la ducha. Inevitablemente me caliento, y me empiezo a tocar en el sillón. Voy a suponer que tenés un baño en tu habitación, así que me voy a ella.

Me acuesto en tu cama, tengo una falda, la cual, con ayuda de mis manos, acaricia mi pierna hasta subirla. Comienzo a tocarme por encima de mi ropa interior.

Salís de la ducha, porque escuchas que hay gente en tu habitación. Dejas el agua correr y te asomas por una pequeña abertura de la puerta. Me observas un instante y algo en tu entrepierna comienza a obtener volumen.  Volves a meterte al baño, y no sabes si terminar de bañarte, o ir al cuarto y poseerme sin paz. Y te quedas atrás de la puerta, y, efectivamente, no volves al agua.

Mi nivel de excitación aumenta, y mis caricias ya superaron la barrera de la ropa, y mis manos comenzaron a hacer contacto con mi piel, y los jadeos se hacen inevitables. Y me escuchas, y empezas a tocarte también, y pensas todo el tiempo en salir de ahí… pero no lo haces.

Algunos gemidos se mezclan con mis jadeos, y tu nivel de calentura sigue en alza, se apodera de vos… y salís. Y yo te veo, y con un gesto de picardía te invito a unirte a la situación. No tardas en reaccionar y, una vez en tu cama, te acostas boca abajo, encima de mí, pero sin tocarme. Y tus labios, tu boca, y tu saliva mentolada (¿te habrás lavado los dientes antes?) se mezclan con mis labios, con mi boca y con mi saliva. Y yo me sigo tocando. Vos me recorres con besos. Tu mano se pierde por mi costado derecho para encontrarse con mi pierna y mi falda, que la llevas al norte. Luego volves a mi piel, juntas tu mano a la mía, y al unísono me colman de placer.

Me miras. Yo cierro mis ojos y gimo despacio. Suspendes mi mano del juego, pero sigue la tuya. Dos de tus dedos inspeccionan mi interior, muy rápido y muy fuerte, hasta que de un momento a otro, paran. Te ubicas sobre tus rodillas delante de mí, tomas mi bombacha por los laterales y la bajas de golpe. Tu toalla, para ese entonces, era un cobertor para tus pies. Volves a encimarte sobre mí, todo tu cuerpo, incluyendo tu falo, que también descansa rígido sobre mi cuerpo. Comenzas a moverte.

Tus manos inspeccionan, ahora, mi busto, dándole aire a mis tetas y humedeciéndolas con tu lengua, recorriendo mis pequeños pezones, y la aureola clara que los enmarca. Por momentos tus dientes se hacen partícipes también, y los aprietan despacio. Una corriente me recorre hasta llegar a mi sexo. Te seguís moviendo, me sigo excitando, la humedad es inevitable. Y te das cuenta de esto. Y lo sentís. Y te mojo en parte. Y te excitas más. Y no aguantas. Y no aguanto. Y con tus movimientos continuos, te vas corriendo de a poco, hasta quedar nuestras intimidades cara a cara. Te metes un poco en mí… pero volvés a salir. Mi cara de asesina es inminente, y la entendiste a la perfección, por lo que volviste a entrar, pero nuevamente a salir. Jugaste con eso unas 4 veces. Te reías de mis súplicas. Tu juego no me causaba gracia, por el contrario, aumentaba mi temperatura y mi ansiedad. Tome tu miembro con una mano e intento hacer yo el trabajo. Te alejas, volviendo a ponerte de rodillas, me tomas por la cintura y me llevas hacia vos.  Y me das vuelta, y me pongo sobre mis rodillas, y apoyo mi cabeza sobre la almohada, quedando en un ángulo de 45º.

Te acercas a mí, y volves a repetir tu juego de hacerme desear, sólo asomándote. Tu dedo pulgar se une al juego, y va por la puerta de atrás para ejercer una leve presión, sin entrar. Yo me limito a jugar con mis pechos, que morían por ser manoseados, apretados, saboreados, y sabía que no se conformarían con mis manos, pero tampoco sin ellas.

Te ruego que me la metas, y mientras más te pido, menos lo haces. Sin embargo, tu juego varía. Ahora esparcís mi humedad desde mi clítoris hasta donde espera tu dedo pulgar, que agradece la ayuda.

Ahora te sentas en la cama, con el espalda apoyada en el respaldar inmenso, y me decís que si “lo quiero, voy a tener que montarte”. Sin más que hablar, te obedezco. Siento nuevamente ese inicio en mi inicio, pero no iba a volver a jugar tu juego. No más espera. Pensé en adelantarme, pero al parecer tampoco querías jugar más. Me tomas por la cadera, y me sentas de un envión. Un alarido fluyó desde lo más interno de mí, un quejido esperado, ansiado, una representación de la energía que acumulaba hacía un rato.

Tus manos marcan los movimientos. Mis manos, por su lado, te regalan mis pechos para que, al fin, puedan ser nuevamente saboreados. Los aprieto entre sí, te los ofrezco de a uno, alternándolos, y a veces ambos, simultáneamente. Adoro tus dientes. Tu saliva las deja totalmente laqueadas. ¡Qué bien se ven brillantes! Seguís moviéndome, y yo colaboro al ritmo de mis necesidades.

Lo que más me gusta de esta posición es la cercanía a todas las partes íntimas y erógenas. Tus manos, ahora, van por detrás mío para marcar los movimientos desde ahí, y en cada movimiento separas cada glúteo al máximo, y algo sucede, pero es inexplicable.

Realmente deseo seguir, pero mi sexo quiere explotar. Te pido que te recuestes completamente, y me posiciono sobre tu cara, acorralándote con mis piernas. Rozo mi clítoris, que latía fuertemente. Tu lengua me besa. Los músculos de mi vagina se contraen y se relajan, y ese delicioso y cálido néctar recorre ahora tus labios y mejillas. ¡Qué placer!

Vos, por tu lado, te masturbabas con furia, y cuando finalizó mi tiempo, me haces retomar la posición de 45º y la cabeza en la almohada, y seguís con tu labor ahí, próximo a mis glúteos. La lluvia no tardó en llegar.

Aunque no parezca, este chat tuvo un remitente, sólo que era en vano exponer sus monosílabos y el final de la “conversación”. 

Fuente de las imagenes:
http://palabrasdeamor.co/te-amo-con-pasion
http://informe21.com/juegos-eroticos

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