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5 motivos para adorar los Lunes

Como me gusta darle un toque positivo a la vida, anteriormente hablé de “Volver al trabajo después de las vacaciones” y te dejé “Sarpadas propuestas para tus vacaciones de invierno”. Ahora quiero que tratemos de ver cómo sobrevivir al arranque de semana después de un fin de semana de fiesta y posterior resaca o de pasar que 48hs tirado sobre alguna superficie acolchonada, entiéndase por la misma cama o sillón, ingiriendo incesantemente alimentos de gran contenido calórico. Arranquemos:

Madrugar: ¡Qué cosa más bella! Dejar la cama calentita un lunes a la mañana temprano para aprovechar el día. Llegar al trabajo a tiempo para ver, de todas maneras, la cara de ojete de tu jefe. Darte cuenta que dejaste todo a medias el viernes, por pajero justificándote con que “ya es finde”, y ahora te la querés cortar. No importa, tenés que ponerle las pilas y hacer el doble, es como arrancar un fitito de 0 a 100 en 2 metros, ¡no va a pasar! Así que prepárate para unas horas extra o dejar de tomar Tortugol en polvo 600 mg cuando se acerca el fin de semana.

Reactivar: ¿Por qué los lunes no vienen en cámara lenta? Sería ideal poder tomarte 45 min para mirar un punto fijo sentado en la cama, mientras intentas de poner dos palabras juntas. Pero no, no hay nada como salir del letargo para volverse un ser activo, una ducha fresca, tomarse un café cargado y pelado porque…no hay desayuno, recordá te morfaste todo como una morsa desparramada a lo largo de tooodo el fin de semana. No importa, anda chupeteando un pedazo de pan duro al trabajo mientras te ponés los auriculares en el colectivo, la buena música te pone las pilas, a menos que te hayas quedado dormido en el medio de una maratón de una serie que viste mil veces y no pusiste a cargar el celu.

¿Soy la única que entra tarareando “I want to breack free” Queen? A veces con coreografía, a veces mentalmente mirando a mi jefe, a veces a los gritos cuando hay poca gente, te mandan a la mierda pero alegra el ambiente.

Una ayuda importante es la agenda del celular que suena cada 5 minutos haciéndote acordar los 15 trámites, 5 visitas al médico, 7 cumpleaños, y 64 cosas a entregar antes que se venza el plazo. Antes podías ignorar la agenda de papel y hacerte el dolobu ¡Qué bendición es la tecnología la reputísima madre!

Llegar temprano: llegar antes que tus compañeros y tener que recibir saludando a uno por uno, si uno llega tarde pierde esta oportunidad, porque tiene que entrar rajando. Acomodar todo con tiempo y así arrancar la semana con el pie derecho como corresponde, sobre todo como tiene más tiempo es probable que le pidan primero las cosas porque es “el único que esta” (Este es de oído jamás llego temprano, mi religión no lo permite).

Socializar: Cuando salís frecuentas a la gente que te agrada, pero sobre todo me dirijo a aquellos que hacen del sábado y domingo un retiro espiritual. Más que espiritual, físico porque evitan todo contacto con la sociedad y retiro, porque, como dije, se re-tiran a no hacer nada. ¿No es lindo ver a todos tus compañeros de trabajo? ¿Jefes? ¿Compañeritos de la facu? ¿El boludo de tu colega? ¿La conchuda que te pide pelotudeces porque es una inútil? ¿El tarado que entra cinco minutos antes de que cierres porque pajereo toda la tarde y recién se acuerda que le hacía falta? ¿La forra que te pide mil muestras y no se lleva nada? El pedazo de sorete que demora tres horas en atenderte y encima con terrible cara de tuje? ¿Qué es esto? ¿LO PUEDO ROMPER?

(Respiración profunda)

Recordá siempre sonreír, tener una expresión de serenidad, si pones cara de culo seguro te preguntan por qué y eso motiva a entablar una conversación.

¡Qué termine!: A lo largo de todo el bendito día te quisiste cortar las venas con una zanahoria pensando, soñando con vivir del aire, lamentándote que no sos hijo de millonarios, arrepentido de no haber seguido esa idea chora de la adolescencia de irte al caribe a preparar jugos de frutas, y pensás que si te diera el cuerpo la prostitución no esta tan mal. Pero no, pasas la puerta de tu casa arrastrándote cual carne molida, reventado cual sapo al camión, te alegras de haber sobrevivido a lo inevitable, de haber escalado el Everest de la semana, el puto lunes, ese sinónimo de “tener que trabajar porque sos pobre y no te va a mantener nadie” pero ahora EN PANTUFLAS.