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Cae el periodismo ¿Cae la política?

Aunque las fuentes por lo general se ponen al final, aprovecho el principio para citarla ahora, tanto por ser un libro que recomiendo como así también porque el disparador de varias de las ideas que expongo en la nota: “La explosión del periodismo. Internet pone en jaque a los medios tradicionales”. Ignacio Ramonet. Le Monde Diplomatique.

En la primera mitad, se trata en cuestión de la crisis sistémica (crisis que es por factores internos, no por el entorno, el contexto, la época, etc) de los medios de comunicación tradicionales y las razones de dicha crisis.

Antes de analizar estas razones, debo decir que me encanta saber que los medios dominantes, tradicionales, más conocidos, entran en crisis y van cayendo, cosa que todavía no pasa mucho acá, pero espero que en algún momento suceda.

Una de las razones que se pone en cuestión, es la aparición de internet, razón influyente pero no única. Internet nos pone en segundos y de forma gratuita cualquier cantidad de información, buscándola o no (benigno o dañino ese es otro tema a analizar). Internet nos da la posibilidad de dejar de ser lectores pasivos, para convertirnos en lectores activos, debatiendo, opinando, compartiendo etc. A esta no la considero una razón dominante, ya que internet nunca va a reemplazar al papel, y va a haber siempre gente con ganas de tocar lo que lee, guardarlo físicamente, comprarlo si vale la pena, etc, por lo que con esto doy pie a otra razón que sí me parece más influyente, la credibilidad.

La credibilidad de los medios de comunicación es prácticamente nula. En el caso nuestro, el argentino, ya no encontramos medios verdaderamente independientes, sino medios opositores, los cuales se ponen en contra prácticamente de todo, por más bien hecho que esté, logrando no solo estancamientos, sino también retrocesos graves en el funcionamiento del país, como así también los oficialistas, que de forma muy poco ética, solo defienden lo bueno, y esconden las prácticas verdaderamente deplorables del oficialismo, corroyendo más corroído de lo que está el sistema político en general. Logrando así no solo el vaciamiento del cuarto poder, el cual para que sea verdaderamente así tiene que ser imparcial, riguroso y veraz, transformándose en un recurso de segunda mano y sucio de otros poderes de turno.

Lo peor de todo es que haya gente ganando plata por hacer un mal trabajo, y mientras peor hecho esté, más ganan. Y me da algo que no sé si es lástima, pero no sé cómo se puede sentir bien alguien siendo un prostituto de algo. Y lo mismo con las personas que se creen lo que leen y encima lo defienden. Julian Assange, creador de WikiLeaks, expresa muy bien en palabras lo que pienso: “(…) Los medios de comunicación son un desastre (…) el entorno de los medios es tan malo y tan distorsionador que nos iría mejor si no hubiera ningún medio, ninguno. (El País 24 de octubre de 2010). Y además dice: “dado el estado de impotencia del periodismo, me parecería ofensivo que me llamaran periodista (…). Periodistas que participan en la creación de guerras a través de su falta de cuestionamiento, su falta de integridad y su cobarde connivencia con las fuentes gubernamentales”.

Aprovechando a conectar la segunda idea con como termina lo anterior, a veces me pregunto qué hace falta para que se depure este sistema político corrupto, manipulador y ayudándome de nuevo con algunas frases del libro, qué se puede hacer para que en la democracia no se esconda nada, y de parte de nuestros políticos (que tanto la defienden, pero solo por conveniencia propia), tampoco. ¿Qué les impide a demostrar públicamente que sus actuaciones privadas no dejan que desear si se corresponde lo que dicen y exigen que se haga con lo que realmente se hace?

Como dice George Orwell “el lenguaje político (…) está diseñado para que las mentiras suenen a verdad”. Y como dice Assange “la transparencia es el mejor de los desinfectantes”.

Y por último, qué hacer para que las contradicciones, los embustes, los chanchullos salgan a la luz sin resistencia y que los trapos sucios del Estado salgan a la plaza pública, evitando que se laven en familia (cosa que increíblemente sigue defendiendo a capa y espada una gran cantidad de seguidores de cualquier gobierno).

Y referido a esto último, nunca voy a entender cómo pueden existir personas que estén de acuerdo con un sistema así, y no es solo estar de acuerdo, sino defenderlo.

¿Cuál es la solución?

Para mi es una larga y profunda crisis del sistema político actual, el cual no permita que quede ningún político vivo en actividad, y que ni siquiera piense en intentarlo, que se produzca un real rechazo social, algo así como pasó muy brevemente durante la crisis generada en el 2001 (lo cual fue mentira y pasó tan rápido el tema de la demanda a la acción que la gente ni siquiera tuvo tiempo de darse cuenta de que es realmente pelotuda). A mi entender, solo de esta forma se puede lograr la creación de un nuevo sistema que no permita ninguna excepción ni contradicción.

La gran duda es qué haría la gente con una imperiosa necesidad de ser parte de algo, de creerse cualquier cosa que le digan, como así también me da una profunda desazón el destino de a quienes les gusta que les roben, los manipulen, les mientan, me vuelve loco el pensar el desamparo de dichas personas viviendo en un lugar donde no sea posible realizar sus sueños.

Igual nadie se muere por no poder realizar sus sueños, ya que la respuesta a la pregunta “¿Es esto que escribo posible?, y la respuesta es simple: “No”.

¿Querés ver el lado B de esta nota igual de malos o incluso peores? Ahora por partida doble, podés leer en mi súper blog “Besyal Ware Lado B”…

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