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Cárceles mendocinas: los asesinatos más violentos

Cuando uno piensa en que algún día podría caer preso, lo primero que se le viene a la mente es si vas a ser violado o golpeado, y en última instancia, pensar que podrías terminar asesinado, y mucho menos que tu cuerpo pueda llegar a ser mutilado.

La penitenciaria Mendocina, precisamente la de calle Boulogne Sur Mer, alberga en la actualidad a más de 1050 reclusos, y la misma cuenta con capacidad de alojamiento para no más de 350 personas, es decir, casi el triple de lo que puede soportar un edificio de 106 años.

Tal como en la sociedad misma, en la cárcel se duplican las posibilidades de ser víctima de la misma delincuencia, aunque suene ilógico, los mismos internos o personal penitenciario de seguridad o tratamiento pueden ser víctimas de cualquier delito, tales como robos, lesiones, violaciones y hasta perder la vida, porque el miedo vive entre nosotros ( eso a veces es bueno, te hace estar más atento) la penitenciaría sigue siendo un espanto y la tarea es difícil.

A continuación, les voy a detallar algunos de los homicidios más horrendos, que en lo que a mi concierne, sacudieron a la sociedad en estos últimos tiempos, por la características de su salvajismo.

Junio del año 2006: Era un día sábado recuerdo, yo estuve el viernes de guardia y encargado del pabellón 9, ese día en particular era especial para ese sector, ya que tenían visitas, así es que fué el primer pabellón al cual se le hizo el recuento y apertura. Transcurridos unos minutos, personal penitenciario observó movimientos raros, corridas y gritos, inmediatamente, se apersonaron en el lugar los cuerpos especiales para realizar un encierro no convencional (fuera del horario estipulado de encierros) y el resultado del recuento fué fatal: Sebastián Ormazábal Barra de 32 años, recibió 39 puñaladas dentro de la celda 16. Herido en manos, cuello, tórax, pelvis, piernas y pies. Solo unos segundos, le bastó a los homicidas quitarle la vida. No hubo responsables identificados.

Junio del año 2006: Domingo, tan solo a 24 horas del homicidio de Ormazabal, otro hecho repugnante sacudió al servicio penitenciario. El doble homicidio de Diego Ferranti Lucero (32) y Gerardo Gómez González (39) provenientes de la provincia de Córdoba, habían sido trasladados al Complejo Boulogne Sur Mer y alojados en el pabellón 18, los cuales venían a declarar sobre el motin vendimial del año 2000. Ambos habrían sido empastillados y engañados por otros reclusos, (Clonazepam u otras pastillas similares) convidándoles en el mate. Al ser vulnerables, los homicidas los ingresaron a una celda, los golpearon, degollaron, y los desangraron. Otra vez la historia homicida de una cárcel, se hacía presente en toda su ferocidad. Los homicidas fueron identificados y condenados.

Fines de 1999. Motín y toma de 14 rehenes penitenciarios. saldo fatal. Dos internos salvajemente asesinados. Héctor Rivero Pringles (barbarroja) y Osvaldo Rosales Atencio. En el penal se respiraba un aire raro, no es común que a ciertas horas la población carcelaria esté tranquila…algo traman, algo va a suceder…algo sucedió.

Por ajustes de cuentas entre bandas, fueron muertos a golpes estos dos reos, esta vez se asemeja a un linchamiento en alguna plaza de Bagdad, donde a los homicidas y violadores eran colgados enfrente de todo el pueblo. Desde las torres ubicadas en el muro de la cárcel, se escuchaban los gritos, como si un estallido de gol explotara en alguna tribuna, por cada grito era una puñalada, internos de todos los pabellones reunidos formando un círculo, dejaban correr al homicida y a su cómplice, recibiendo puntazos y piedras por parte de los demás reclusos, hasta matarlos, en menos de una hora, fueron colocados en los canastos del pan, con sus cuerpos mutilados e irreconocibles, la toma de rehenes casi concluía, la venganza ya había sido consumada, los captores liberaron a los guardias ilesos y ese fué el fin del famoso preso conocido en el mundo del hampa como el «barba roja».

Diciembre de 2004, tuvo varios hechos tenebrosos que salieron a la luz. El caso más resonante, por el cual tomó trascendencia internacional, fué el de Sergio Salinas Ares (34) el recluso que fue asesinado en Boulogne Sur Mer y cuyo cuerpo fue descuartizado. Según relatos de otros internos, el «gordo» se habría quedado con algo que no le pertenecería ( Drogas) las cuales habría tragado para eludir el control penitenciario de requisa, y preservar los estupefacientes en su estómago. Los asesinos, impacientes, decidieron sacársela sin esperar a que este evacuara la misma ¿la forma? jugaron a ser cirujanos, y después de abrirle el estómago, no satisfechos, decidieron cortar sus extremidades, perdidos bajos los efectos de las mismas drogas que obtuvieron del estómago de salinas, armaron un partido de fútbol en una de las alas del pabellón 7 con la cabeza de  «EL GORDO». El cuerpo, siendo intensamente buscado por personal penitenciario fué encontrado en la basura, en bolsas de consorcio. Muchas historias macabras se armaron a raiz de este hecho, por ejemplo que el corazón y pene nunca fueron encontrados, o que habrían mutilado parte de la cola y habrían hecho bifes de milanesas ( eso fué observado en los techos del pabellón en mención). Se dice que por las noches, el alma en pena de este interno, camina por los viejos pasillos de la cárcel de Boulogne Sur Mer.

¿Hasta donde es capaz de llegar el ser humano? ¿La conciencia, la razón se ausentan con la adrenalina? ¿Todos tenemos o somos capaces de actuar salvajemente por un propósito? A veces, se quiere huir de esta realidad y compensarla con la droga, el poder, la actividad frenética. El hombre no es así solamente: ser con los otros existentes, ni solamente ser con las cosas, sino que constitutivamente es también ser abierto a Dios, y pedimos que él nos de el camino, la guía, la sabiduría para que estos hechos, nunca más ocurran, por lo contrario, seguiremos sumisos a convertirnos en lo que nunca pensamos ser…