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Crónica de una noche malgastada

Era el 1 de enero después de las 00, previo haber comprado las entradas anticipadas, me dispuse a ir a la “Fiesta Absolut”, el año pasado ya había ido y dentro de todo estuvo buena, pensé que este año iba a ser igual… grave error.

La noche empezó haciendo la cola para el estacionamiento, que más allá de haber prometido “estacionamiento gratis para los primero 700” fue quizás un engaña pichanga para hacernos llegar temprano. Y ahí fue donde el primer pelotudo de la noche apareció, tres pendejos que creyéndose los más copados metieron su camioneta delante del auto en el que iba, segundo gran error de la noche, ya que tuvieron la mala suerte de que justo les tocara estacionar al lado nuestro. Justo esa noche no me había tomado mi dosis de Dalai diaria por eso para cobrarle su “chiste” abrí la puerta del auto y no deje bajar al de la camioneta hasta que bajaron todas mis amigas del auto.  Cuando el chabón bajo miro su puerta y dijo: “Nooo esto me va a salir como $700.” A lo que le respondí “que te lo pague tu viejo”. (Llorón a tu puerta no le había pasado nada)

Caminamos un largo trecho hasta llegar a la entrada, donde el poco césped que había estaba húmedo y así llegamos al primer “control”. Un seguridad que verificaba tu entrada, pero no pedían documentos ni en el primero y mucho menos en el segundo, donde solo cortaban la misma y te daban el papel de la consumición. Primer indicio de que la fiesta iba a ser una guardería.

Eran las 4 am y todo estaba tranquilo, nos buscamos un lugar para bailar, todavía no había mucha gente y con un amigo fuimos a buscar el primer trago de la noche. Tercer grave error.

Mi cara cuando pedí un vodka con speed y la chica me dijo “damos un vaso por persona y preparado” fue la de un rottweiler cuando le sacas un pedazo de carne. Mi amigo viendo que estaba a punto de salirme espuma por la boca me dijo “bueno ya está” a lo que miré a la chica y le dije: “prepáramelo bien”. Creo que hablo en chino mandarín porque la señorita pensó que le dije que me diera hielo con unas gotas de vodka y speed. Mi trago era una mismisa materia fecal de caballo. Durante la noche volvimos a la barra a comprar algo más, y era notable la poca variedad de cosas que tenían. Vino, para nada. Champagne solo dos marcas de las más berretas al módico precio de 100$, y los clásicos hielo con coca y Fernet, hielo con naranja y Campari y el ya nombrado hielo con Speed y vodka.

Volví al lugar donde estaban mis amigas resignada pero tratando de que eso no arruinara mi noche, pero fue imposible. Paso a explicarle: Quinta las Rosas se divide en dos partes, marcado  por un escalón. Los dos sectores estaban disponibles para bailar, la gente con la viveza que los caracteriza estaban todos en uno solo de los sectores (en todo el lugar era la misma música) por ende no se podía bailar (literalmente) ya que las minas, cuyas madres fueron engendradas por un burro y de ahí salieron ellas con la inteligencia que las caracteriza, sumado a su edad, pasaban y empujaban como si fuera una gracia hacerlo. Es algo literal, una de las tantas pelotudas se ligó un patadón mío por empujar a una amiga de manera intencional. Otro chabón que media alrededor de 1,90 mts se pensaba que era divertido empujar a otra amiga que era mucho más petiza que él, pero no le dio nada de gracia cuando yo lo empujé. Muchos  saltaban como si no tuvieran gente al lado, pisando y golpeando a los que demás. Y la frutilla de la torta fue una chabona que después de empujar a una de mis amigas  y al parar cuando le grite “flaca no te das cuenta que la vas a hacer caer” ella me respondió “bueno, es año nuevo”. No me sorprendió su respuesta cuando vi el color de su pelo, rubia tonta. Igual si estás leyendo te doy las gracias, porque fuiste inspiración para muchos chistes de la noche.

Mi estado de ánimo no era el mejor, el frio que hacía ya me estaba haciendo sentir mal, la música que no paraba de repetir temas y la gente que seguía y seguía empujando. En ese momento hubiese querido que la predicción maya se cumplieran estando todo ese rejunte de gente pelotuda en ese lugar.

Ya estaba saliendo el sol cuando me encontré con Fernet Basualdo, nos abrazamos, le deseé un feliz año y le pellizqué sus tetitas como de costumbre. Luego de eso gritamos fuerte buscando a Conep, que andaba por ahí, al lado de un pibe amigo y una chica de vestido cortito, según Fernet, su astucia en ese momento  superaba todos los límites. Fue lo mejor de la noche y si digo esto es porque se darán cuenta que la fiesta  había tocado fondo.

Para terminar no falto el inadaptado que empezó a tirar petardos en el medio del tumulto y los tontitos que tiraban los vasos.

Me parece que esa noche la pelotudes era contagiosa, la gente dejo de respetar el espacio de las otras personas, se la tiran de copados o prepotentes y son unos pendejos come mocos. Se piensan que es una gracia molestar al otro, empujarlo, pegarles, pisarlos. Los niveles de las fiestas y los boliches en Mendoza han decaído y mucho.

Me molesta tener que ir a un lugar donde se supone que vas a pasarla bien con gente de edad similar a la mía y encontrarme con pendejos de 18 a 20 años que van a hacerse los grandes y solo estorban de mala manera.

En fin. Gasté los peores $70 del año y lamento mucho la gente que compro entrada en la taquilla y se clavó con esta fiesta pedorra pagando más. Quizás si hubiera ido a otra fiesta todo era igual y la pasaba idem pero la realidad es que me tocó ir a la Absolut en Quinta las Rosas, la pasé mal por la mala organización y el exceso de pendechotos.

Lamento mucho que la noche que tanto amo como es la mendocina, esté dejando tanto que desear.

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