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Cuando nos vuelven cornudas: escenas desalentadoras

Claramente la infidelidad existe, si alguno de ustedes se rehúsa a creerlo me basta con informarles que “mirar un buen par de gomas” o “los músculos de algún chico bien dotado” nos convierte en aquellos seres que tanto repudiamos.

Pero bueno, no todos los casos deben medirse con la misma vara puesto que los ojos están hechos para mirar ¿no? A menos que lo hagan delante de sus respectivas parejas (lo que los convierte en dignos hijos de puta) sino, es algo “perdonable”.

El problema se genera en el momento en que nos arrojamos locamente a los brazos de otra persona ¡estando en pareja! Pero no siempre pasan las mismas cosas, depende mucho del género que nos va a juzgar.

Por ejemplo: los hombres no te perdonan una infidelidad aunque seas Megan Fox (y no es tu caso). Para ellos que le seas infiel es peor que si le tocaras incansablemente el culo a su vieja. ¡Cómo osaste engañarlo a él, fiera indomable! Si te da todo lo que querés (aunque oculte la parte en la que satisface SUS necesidades y se da vuelta para comenzar a roncar).

En cambio si nosotras cometemos tal indecente, como mínimo nos arrojan a una hoguera invocando algún espíritu que se coma nuestras tetas, no sin antes ser tildadas de “locas maniáticas del pito”.

Pero bueno, después de esta extensa introducción para incorporarlos al tema voy a comenzar a citar alguno de los contextos que resultan I-DE-A-LES para que tu novio se convierta en todo un gavilán.

En el puesto número uno voy a ubicar al trabajo:

Cuando el ambiente laboral involucra la participación de ambos sexos, es imposible que a tu novio no se le “pare el taxi” con alguna compañerita que esté dispuesta a hacerle el favor. Generalmente recuren a una de mayor edad, con más experiencia que vos en el sexo porque todavía no te animás a practicar las poses que el flaco ve en internet. Lamentablemente y en contra de cualquier pronóstico alentador de tu parte te convierte en uno de los renos de papá Noel.

En el puesto número dos voy a ubicar a “alguna amiguita de sus amigos”:

Desde que conocimos el gran criadero de gatos que se acumula en la casa de aquellos “destruye parejas” estamos predestinadas ¡conscientemente! a ser más cornudas que Wanda Nara pero sin Icardi. Así que cualquier objeción que emitamos al respecto va a ser en vano dado que tu novio de infidelidades y salidas nocturnas tiene un doctorado. Y sus amigos (aunque entre los cinco no lleguen ni a la apariencia del mago sin dientes) se creen la última coca del desierto con tapita premiada y eso les hace pensar que tienen más levante que Nico Cabré aunque sean más lentos que patada de astronauta.

En el puesto número tres voy a nombrar a “las ex”:

Son la pesadilla de toda novia y nosotras no somos la excepción. Lo peor es que generalmente la relación entre ellos llegó a su fin porque ella le puso más cuernos que un alce cagándolo con medio barrio y medio centro mendocino. En fin, ¡un boludo a pilas! y te tenías que enamorar de él justo vos, pero sin embargo no la ha podido olvidar: ¡porque ante todo lo patético! Y nosotras ahí, resignando la poca dignidad que nos permitimos evitando leer conversaciones que sabemos son comprometedoras. Pero “ojos que no ven, corazón que no siente” dicen los conformistas.

Y en el cuarto y último puesto voy a citar a “las compañeras de la facu”:

Las chicas antes mencionadas conocen la situación sentimental de tu novio pero claramente les chupa un huevo y a él le encanta. Cualquier tipo de trabajo que tenga que hacer para la facu, elije hacerlo con ella, en su casa, por la tarde-noche mientras vos te quedás en tu casa en pantuflas, con tu pijama de polar viendo alguna peli que refleje lo que estás sintiendo vos al tener mil sospechas pero ninguna certeza de que ese flaco te engaña probablemente hasta con su profesor de “arte” con tal que lo apruebe.

En fin, seguro tienen decenas de escenas más en las que nos convertimos en cornetas pero escribí las cuatro que por experiencias propias y de amigas cercanas me tocó padecer.

Confío firmemente en el sexto sentido con el que nacemos por eso si a vos te huele mal alguna situación, a la larga o a la corta lo vas a confirmar. No quiero sonar desalentadora pero espero que en mi caso como en el de ustedes, prioricemos la verdad. Después de todo vamos a pasar el resto de nuestras vidas con esa persona, lo mínimo que merecemos es fidelidad.

¡Les amo hasta que me hagan caso de una vez!

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