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Enemigos ocultos

Hace algún tiempo atrás, llegó a mi casa un muy buen amigo sumamente triste… su mirada denotaba gran preocupación e impotencia. Traté de calmarlo ofreciéndole unos mates y charlando de cualquier cosa, pero esa nube gris en sus ojos casi no me dejaba hablar. Finalmente decidí preguntarle:

-¿Qué te pasa, Adrián?- Inmediatamente después de mi pregunta, recibí un largo descargo de su parte, contándome la triste historia que estaba oprimiendo su corazón.

Me contó que su familia tenía una pareja amiga muy especial, que eran amigos de sus padres incluso antes de que él naciera. Cada vez que ellos dos estaban en casa, todos los integrantes de la familia paraban sus quehaceres para prestar atención a las hermosas historias que les contaban…siempre estaban enseñándoles algo nuevo, contándoles sobre el mundo y haciéndolos reír…esa pareja siempre lograba que su familia se sintiera más feliz y unida.

Un día, Adrián comenzó a notar que tal vez, estuviesen teniendo demasiada influencia en sus padres y hermanos, ya que su familia comenzaba a adoptar ciertas formas de expresarse que ellos utilizaban… pero como siempre eran muy respetuosos y buenos, no pensó que eso pudiese ser algo que los afectara en alguna manera negativa.

Fue así como llegó la primera vez: ellos juntaron a la familia para que los escucharan y de repente, soltaron un montón de experiencias bastante subidas de tono, con muchas groserías. Mi amigo se sintió bastante incómodo al oír todo esto, por lo que miró a su alrededor, esperando que su padre los sacara inmediatamente de su hogar… pero vio con tristeza, cómo su padre, su madre y sus hermanos, aplaudían y reían con lo que ellos comentaban.

Admitió que en ese momento, algunas cosas también le parecieron graciosas, pero no dejaba de sentirse muy mal con la situación.

A mediados de la semana, uno de sus hermanos más pequeños trajo un comunicado del colegio. La directora estaba citando a sus padres porque el pequeño Matías les comentó a sus compañeros una de las historias que había escuchado a sus amigos contar aquella vez y había repetido a una de sus compañeritas las groserías que le habían enseñado sin siquiera saber qué significaban.

Por supuesto, Adrián esperaba que, a partir de ese momento, sus padres no permitieran más la entrada de esa pareja a su casa, pero no fue así. Muy por el contrario, dijeron que la directora era una exagerada y que solo quería molestar. Fue entonces cuando se dio cuenta de la gran influencia que estaban ejerciendo sobre su familia, y comenzó a asustarse de la situación. Verdaderamente, les habían dado mucho poder sobre sus vidas, pero nadie parecía notarlo.

Esa fue solo la primera de muchas veces. A partir de ese momento, cada vez que estaban en su casa y la familia se reunía para escucharlos, contaban sólo cosas que no eran buenas. Un día hablaron sobre cosas paranormales, otro hablaron sobre muertes y destrucción, otro comentaron sobre escenas de sexo y desnudos y luego de eso, cualquier perversión, cualquier chisme barato, cualquier cosa que no fuera buena o que no ayudara en absolutamente nada, tenía vía libre para entrar a su casa a través de ellos. Sus padres y hermanos los escuchaban anonadados y los más pequeños comenzaban a poner en práctica las cosas que les oían decir o que los veían hacer. La situación se había tornado verdaderamente insostenible.

Fue así que mi amigo llegó a casa, para ver si podía ayudarle porque no podía creer que su familia se hubiera dejado influenciar tanto, no podía creer que hasta el día de hoy y después de todas las cosas malas que habían introducido en sus vidas, sus padres y hermanos siguieran reuniéndose para escuchar a la computadora y el televisor…

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