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Esas madres que crían para el orto a sus hijos

Todavía me sigue sorprendiendo con la liviandad que otras mujeres sin hijos juzgan y planean la vida familiar dentro de los límites correctos de la moral y la conciencia social, levantando el dedo y poniendo cara de ojete cuando alguna que tiene pendejos hace algo “incorrecto” o “indebido” para la crianza del menor desde el punto de vista de su óptica de mierda porque como no tienen críos, no tienen la más puta idea de lo que es (y me incluyo en este grupo de “iluminadas” antes de ser madre)

La vida es como una caja de bombones, querida. Vas a tener al pendejo y te va a llorar 24 hs al día, de tan agotada que vas a estar lo vas a meter a tu cama para descansar aunque sea unos minutos.

Vas a laburar como negra y se lo vas a tener que dejar a tu mamá, así como también cuando tengas alguna fiesta (no necesariamente fiesta implica salir a putañear, puede ser la de fin de año del laburo) y no puedas llevarlo porque ¿A quién se lo vas a dejar de noche? Tu vieja no te va a permitir que se lo dejes a nadie más ¿O acaso no tenés derecho a salir de vez en cuando porque sos madre y tu castigo es no hacer cosas divertidas y distenderte?

Vas a estar en la sala de espera de un Juzgado porque no tenes 15 lucas para pagarle a un abogado particular y el hijo de puta no te pasa la cuota, al lado de la “mamá luchona” irresponsable que tiene cinco, ahí vas a tener que estar.

Tu marido se va a ir con la Secretaria y vas a tener que arreglártelas como sea. Y no porque seas gorda, ni fea, ni mamá, ni pelotuda… sino porque suele pasar.

Le vas a regalar una tablet y un teléfono celular antes de la edad debida.

Vas a entender la gran ayuda que es “La casa de Mickey Mouse” o la “Pepa Pig” cuando no te dejan ir ni a cagar.

Te va a costar un huevo decirle que se tiene que comer un solo huevo kinder por día, siendo consciente que el chocolate te lo terminas comiendo vos y que la “sorpresita” pierde relevancia en cuanto abren el puto huevo amarillo.

No querida no, tu hijo no se va a sentar como un mayor en la mesa del restaurante a comer educadamente o a esperar que vos termines de cenar para preguntarte si puede levantarse a jugar en el piso a medio metro tuyo. No. No va a probar su plato y tampoco te va a dejar comer tranquila a vos, va a querer corretear entre las mesas, voltear las sillas con carteras de los demás, meterse a la cocina a jugar entre las ollas, entrar al baño del sexo opuesto, comerse las papas fritas del piso y llorar a los cuatro vientos porque ese lugar, para él, es una verga.

Se te va a caer en el segundo en el que no lo miraste y vas a tener que rajar al hospital, con toda la culpa del mundo.

Te vas a dar cuenta que no lo podes dejar en la calle, ni que vaya solo a la plaza a los seis como íbamos nosotros, por razones obvias y la vida sedentaria que criticás ahora de los ajenos la vas a vivir vos, porque cuando laburas no tenes todo el día para llevarlo a la plaza, lo vas a hacer cuando puedas.

Si la billetera te lo permite, te va a dar cosa que use la ropa del primo o del hermano.

Va a comer las cientos de porquerías a las que les tenes terror, porque cuando te ponga carita de perro mojado porque no le compraste esas gelatinas transgénicas, se te va a anudar el alma y no le vas a querer cagar la infancia.

No va a leer antes de lo debido, ni va a tener dones especiales de dibujo o música, no va a correr más rápido que el resto ni hablar idiomas de manera natural… ni siquiera vas a poder respetar la “hora por día de tele”. El guacho va a ser un nene acorde a su edad, se va a desarrollar a su edad y va a ser cosas de los nenes de su edad, entre ellas, ver una banda de televisión.

Le vas a dar la teta si podes hasta que tu instinto te lo diga y no hasta los dos años.

Vas a ser débil en la disciplina porque cuando quieras ponerte firme porque te pintó la pared te vas a acordar que es un niño y que la pared se pinta, y no lo vas a dejar llorando sin Papá Noel por eso.

El pendejo te va a tomar el tiempo como se le cante, le vas a dar un brazo tuyo si es posible, va a comer chizitos, se va empachar, va a andar mugriento la mayor parte del día y miles de etcéteras más que no entenderás hasta que te pase.

Por eso, la próxima vez que levanten el dedo hacia alguna de las madres para señalarla por lo que ustedes consideran errores, bajenlo para metérselo bien en el culo, como hice yo cuando criticaba lo que ahora entiendo.

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