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Los eXpedientes secretos Aureliano: María Elisa

Aureliano reconoce que había ideado esta nota de manera diferente, con su estilo sarcástico e irónico con algo de reflexivo, pero el amor cambia a las personas, por lo menos momentáneamente, y Aureliano está enamorado, pasaremos a comentarles cómo es que Aureliano se enamoró de María Elisa.

Aureliano, fiel a su estilo investigativo, preparaba otro de sus viajes al exterior para cubrir los acontecimientos cada vez más frecuentes que ocurren a nivel mundial, y se percató de que aún faltaban horas para que saliera su vuelo, por lo que decidió prepararse otro café blend traído de uno de esos países a los que él va y navegar por diversos matutinos en línea. Y así fue como conoció a María Elisa.

Aureliano se puso a pensar el porqué de tan repentino flechazo, pudo haber sido que María Elisa era linda, bastante linda, o que también era estudiante de medicina, la carrera frustrada de Aureliano, y de la cual tanto ama y tanto le gusta leer, pero no, tenía que haber algo más y se puso a reflexionar… y el sentimiento empezó a tomar forma real, empezó a dejar de ser virtual y ficticio, como cuando idealizamos a alguien, y se empezó a transformar en una persona de carne y hueso que sentía cercana, no había posibilidades de idealización, van pasando los años y Aureliano no es inmune a eso, sabe que dejó atrás los amores utópicos, la sobrevalorización de los mismos, no era posible que hubiera hecho una regresión sentimental, había más razones.

Aureliano encontró a una persona de espíritu, de formación interna, de una fuerza interior creada tanto por formación familiar como por obstáculos puestos una y otra vez en su camino. María Elisa, llena de vida, más vida que muchas otras personas con muchas más posibilidades, con muchos menos obstáculos, con mucha más salud, lo cautivó, lo enamoró.

A María Elisa no la tiraba para atrás la suba del dólar, ni la caída en las exportaciones, tampoco el que no se pudiera comprar el último televisor, por más que lo ofrecieran en cómodas cuotas, en realidad María Elisa era increíble, buscaba y buscaba acontecimientos, pero no la tiraba para atrás nada.

¡Claro! Pensaba Aureliano, no la tiraba para atrás el tumor cerebral que la acompañaba hacía años, sino que la hacía seguir, como una rebeldía, una amistad forzada, un arma más en lo que muchos llaman batalla de la vida. ¿No es hermoso? Es como que la base de sus pensamientos, de sus sentimientos, de su arma de estudio, comprensión, aprendizaje estuviera amenazada constantemente. Pero hasta dónde llega la rebeldía interna, el espíritu interno ¿no?

Y con esa hermosa rebeldía inconciente bien encauzada, demostró que se podía, que era posible hacer todo y mucho más que todo también, recordemos que María Elisa era estudiante de Medicina, y como buena estudiante de medicina, estudió, aprendió, se presentó, rindió y cumplió con todas y cada una de sus obligaciones, y lo hizo de manera más que eficiente, más que ejemplar. ¿Qué importaba que su compañero extraño, el que la ciencia dice que no debe estar ni ahí ni en ninguna parte del cuerpo, se la hiciera difícil? Es más, seguramente lo podía llegar a presentar sin ningún problema, sin ningún complejo, como algo normal, no le hacía falta exigir indirectamente compasión, sabía que con él o sin él las cosas las debía hacer igual, las podía hacer igual.

Y así fue como fue superando uno a uno los desafíos propios de una carrera universitaria, los containers de libros, las dudas, las mesas, las idas y venidas, las frustraciones, las alegrías, el recibimiento de los que se unen a la aventura, el despido a los que la superaron.

A María Elisa no le importaba nada, era como una de esas personas a las que muchos critican que no toman conciencia de las cosas, y sí, era así. Conocía bien a su compañero, tanto de una forma interna, como solo ella podía conocerlo por estar con él, como así también de una forma externa, gracias a sus conocimientos médicos. Y aun así seguía sin importarle nada, la amenaza latente de que ese compañero decidiera que ya está, que terminó, la carga extra de tiempo en tratamientos, las consecuencias de los mismos, los problemas directos e indirectos surgidos por estos hechos, la presión…. ¡Que rebeldía hermosa! ¿Cómo no voy a estar enamorado de ella?

Y así es como, de una manera ejemplar y mejor que muchos, superó a todos y cada uno de sus obstáculos, ella misma, con sus armas, con sus objetivos, en su interna soledad. Y fiel a su estilo, se preparó para el último, porque llegó al punto del que se convirtió en médica, pero eso había que demostrarlo, lo sabía, y se animó. Si se animó a todo durante años, ¿Por qué a éste no habría de animarse? Nadie se lo impedía.

Y así fue como se presentó a su ansiado examen final. Como dije, no le importaba nada, y no le importó haber ido con los efectos de la quimioterapia encima, con todas las consecuencias de ese duro proceso, ni tampoco con sus problemas motrices, con sus miedos y ansiedades, sentimientos éstos últimos que cualquier persona tiene en una mesa final, porque a pesar de todo, María Elisa nunca dejó de ser normal.

Fue perfecta, ejemplar, demostró que se podía, la vida le demostró que no tuvo que sacar ventaja, ni ahora ni nunca, de su dificultad. Aprobó el escrito. Su último escrito, su paso final al gran título de médica. Se lo merecía. Pero al momento de saber el puntaje del oral… desaprobó, y no desaprobó con mucha diferencia, desaprobó por unos pocos centésimos, casi imperceptibles, no desaprobó por ineficiente, desaprobó porque esta vez se encontró con un obstáculo no puesto por la vida, sino un obstáculo puesto por personas, personas como vos y yo, personas como las que te cruzás todo el tiempo en la calle, personas con sus pensamientos, con su personalidad, con sus cosas, menos con sentido común. Personas que no adaptaron un examen que exigía demanda física a las posibilidades de alguien que no podía cumplir con dicha demanda, porque los exámenes no se regalan, pero sí se adaptan.

Contra todo pronóstico, María Elisa, la rebelde, la perseverante, a la que no le importaba nada, pidió una mesa extraordinaria, ya a esta altura no había nada que la pudiera tirar abajo. Y la autorización a dicho pedido la esperó, hasta se podría decir que con paciencia, pero a su compañero de años, a ese tumor cerebral la paciencia se le acabó, y con ello, las posibilidades de demostrar con papeles lo que ya era: médica. Médica como pocos, médica ejemplar, médica como los que hacen tanta falta en nuestra sociedad, médica persona, médica completa en cuerpo y alma, médicos bellos como ella.

Aureliano recuerda como, sin ser religioso ni espiritual, hay situaciones y momentos que nos ayudan a superar cualquier dificultad y a extender más nuestra vida contra todo pronóstico. Aureliano lo sabe porque vio a su padre ganarle la pulseada a una complicada enfermedad por un tiempo, con situaciones y sentimientos ajenos a la ciencia, y lo sigue viendo en amigos con luchas internas más simples, pero luchas al fin que los ayudan a seguir viviendo y progresando. Y Aureliano reflexiona que si algunas personas hubieran actuado de forma moralmente correcta en algunos hechos de la vida de María Elisa, se hubiera podido extender el tiempo físico de ella en este mundo, yéndose con la seguridad de saber lo que ya era, un ejemplo de médica.

Aureliano reflexiona que las personas, así como nacen antes de nacer, también mueren después de morir. Aureliano está feliz, ya que está enamorado, porque Aureliano se enamora de personas así, porque María Elisa pasó a formar parte de este gran grupo de personas a las que Aureliano tanto admira, que van desde la madre de Aureliano, hasta sus amigos y conocidos. Aureliano, desconfiado, crítico, cínico, reacio, no incluye a cualquiera, y no tiene a nadie en ese círculo que no se lo merezca, y María Elisa lo mereció, y eso significa que sigue encontrando personas para seguir creyendo en el amor hacia otros.

Aureliano no tiene ídolos ficticios ni ídolos lejanos, Aureliano tiene ídolos cercanos, ídolos de carne y hueso, ídolos ejemplares, y hoy María Elisa forma parte de ellos.

Aureliano espera que los profesores que tuvo en su examen y que los encargados de dar respuesta a la mesa extraordinaria den las explicaciones que requerimos, porque después de los familiares, personas como María Elisa nos pertenecen a todos los que queremos una sociedad mejor. Como así también nos merecemos lo que reclamamos, ya que la Universidad Nacional de Cuyo, al ser una universidad pública, nos pertenece a nosotros y nuestras demandas tienen que ser satisfechas cuando las hacemos ante un organismo público.

Y el último anhelo de Aureliano es el otorgamiento post-mortem del título de Médica a María Elisa Norton Farmache.

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Si querés saber cómo empezó la historia entre Aureliano y María Elisa: hagan click en esta nota de MDZ

Aureliano quiere agradecer al genio del lápiz Mariano Ruszaj por hacer el dibujo que ilustra esta nota.

Mariano es ilustrador, dibujante y diseñador gráfico, y sus trabajos son simplemente geniales. Actualmente hace ilustraciones para el diario Voxpopuli, y anteriormente ha hecho tapas de libros, arte de tapa de cds, historietas, etc. etc. etc.

Por eso Aureliano quiere que entres a admirar sus trabajos, porque Mariano no le cobró nada a Aureliano, por eso espera que le hagan muchos encargos de los buenos así Aureliano duerme en paz.

Para ver los trabajos de Mariano: www.ruszaj.com.ar (no se pierdan la sección “Dibujos”)

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