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Falso Silogismo de Amor

Entre los sentimientos humanos menos comprendidos e inexplicables, el primer lugar lo ocupa el amor. El amor hombre-mujer, el amor de los sentidos, el amor que entra de golpe y te cambia la vida, el amor que alimenta, el amor que mata…

Los silogismos son las figuras de la lógica, y como todas las cosas inventadas, creadas o descubiertas por el hombre tiene su contrafigura: el falso silogismo. A partir de un falso silogismo intentaré recorrer, las que son para mí, las tres fases del amor.

ME MUERO POR TI…

Si, al principio del amor sentimos que morimos. Necesitamos sentir intensamente. Todos nuestros sentidos están listos para vivir el amor.

La vista nos da la mejor imagen de ese ser idealizado, todo es hermoso en él.

El olfato nos sugiere que ese perfume es el más sublime de la tierra.

El tacto es el principal, las caricias dadas y recibidas son la gloria. La tersura de esa piel nos vuelve adictos, los abrazos nuestro oxígeno.

El gusto es la fuente de energía. El roce de su lengua es fuego, su aliento es nuestro aliento.

El oído nos regala la gloria de escuchar esa voz que nos llega a lo profundo del alma.

Y entonces, sumamos todos los sentidos y alcanzamos el mejor estado de todos: nos enamoramos, no podemos imaginar lo que sería la vida sin sentirlo. Amamos y nos dejamos amar.

QUIERO MORIR CONTIGO…

Reconocer que estamos enamorados es el primer paso, pensar que no podemos vivir sin ese amor es el segundo paso.

Planeamos nuestra vida en función de ese amor. Nos amoldamos a amigos que ni siquiera miraríamos en otra situación. Aceptamos costumbres que, hasta hace un tiempo atrás, nos parecían insulsas. Escuchamos música que antes ni registrábamos. Empezamos a planear una vida en común. A pensar que le gusta para regalarle algo que atesore. Nos bancamos madres, padres, hermanos y, lo que puede ser peor, hermanitos.

Y cuándo estamos en la cumbre del amor, en esa pequeña nube rosa donde todo es válido y dejamos de pensar en singular para pensar en plural, llega la tercera etapa.

TE DEJAN MURIENDO SÓLO…

Ese castillo, de supuestos firmes cimientos, se derrumba. Las causas suelen ser variadas: infidelidad (la más común), la rutina, el abandono, el fin del amor.

En ese preciso momento, los sentidos vuelven a adquirir importancia.

La vista empieza a develarse y ese ser ya no es idealizado.

El olfato nos retrotrae en cualquier lugar al perfume, ese era su perfume.

El tacto sufre, añora, extraña, esa suave piel que nos convirtió en adictos.

El gusto añora su fuego, su aliento.

El oído nos engañará más de una vez al pensar que es su voz en la multitud.

Entonces comienza el proceso de morir para revivir. Cuesta, lloras, sufrís, te enojas, le das la razón, buscas formas para que regrese. Pero, como todo dolor el tiempo lo cura. Una mañana abrís la ventana, y el aire es fresco, puro y te sentís nuevo.

Aunque cobarde y rápidamente cerras la ventana, antes que tus sentidos te traicionen y tu cerebro te diga la fatídica frase: ME MUERO POR TI… y volvamos a empezar.

Escrito por Pupy para la sección:

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