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La espantosa y cansadora frase: Gajes del oficio

Hoy tuve una discusión con un pelotudo que se cree jefe y que pretende hacer pasar sus errores como “gajes del oficio”.

¿Qué mierda es un gaje del oficio?

¿Qué seas chofer y la gente te puteé por cumplir el horario de la empresa, y no el del reloj biológico del pendejo que por estar boludeando en el facebook no estuvo a tiempo en la parada del bondi?

¿Qué la secretaria reciba los insultos de un jefe ciclotímico que por no cerrar un negocio, le grita y humille a la pobre mina que lo único que hace es respirar para llevarle la agenda en perfecto orden?

¿Qué es un gaje del oficio? ¿Qué la empleada doméstica tenga que recoger de la habitación de sus patrones, los forros y tollas usadas, porque los muy malparidos son unos mugrientos que no tienen noción de la limpieza?

¿Qué es un gaje del oficio? ¿Qué un verdulero, que se levanta a las 5 de la mañana para ir a la feria, tenga que bancarse que su vecino –zarpado en guita- le deba un fiado de 1000 y que, cuando se lo cobra, se la tira de ofendido el muy hipócrita? ¿Eso es?

¿Qué es un gaje del oficio? ¿Qué la empleada de una casa de ropa tenga que vender jeans talle “anoréxica” y escuchar el llanto de una adolescente gordita que nunca lo podrá usar?

No señores, esos no son gajes del oficio, eso es humillación, desconsideración, una falta de respeto. Las cosas por su nombre.

Hubiese sido una nota propicia para el día del trabajador, pero hoy me colmó la indignación, sepan entender.

Como decía Freíd: “Existen dos maneras de ser feliz en esta vida, una es hacerse el idiota y la otra serlo”.

Todos salimos a la calle a ganarnos el pan y no merecemos quedarnos callados. He dicho.

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