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La historia de un golpeador

A pesar de los muchos casos de violencia familiar, nunca fuí consciente de las repercusiones que mi caso iba a tener. A pesar de ser criado en una familia común de Godoy Cruz, y con una base de valores muy altos, me convertí en un monstruo de la sociedad, espero que esta breve historia haga recapacitar a los muchos hombres golpeadores, para que no terminen confinado en una pequeña celda, aislado y sin derecho a nada, en la vieja cárcel de Boulogne Sur Mer.

En 2013, Conocí a Erica en un conocido bar de la Arístides, yo, tipo pintón y con rasgos actorales tenía mucho levante. Me arrimé hasta la mesa en donde ella se divertía con sus amigas y envalentonado le dejé mi número de celular en una servilleta, sin mediar palabras me di la media vuelta y me senté nuevamente en mi mesa. Entre la música y la risa de mis amigos, no dejé de mirarla, ella sonreía y eso para mi era una señal. Sólo esperaba que la música de Skrillex, sonara en mi celular.

Recuerdo que ese fin de semana, lo tenia libre, ya que había obtenido mis dias de licencia en la empresa, y es como que estaba muy al pedo. El celular sonaba a cada rato, estaba en 3 grupos de whtasapp pero ningún mensaje era el de ella. Nunca bajé los brazos ni perdia mis esperanzas de obtener su número, para hacer mi trabajo.

Un día antes de presentarme a trabajar, fuí al mismo bar, pero ella no estaba. Misma mesa, mismo horario y nada. El recuerdo de aquella sonrisa y ese vestido blanco con tiritas negras eran una estampa en mi cabeza. De repente se acerca una de las mozas que ahi trabajaba, y me dió una servilleta. Al abrirla encontré un número de celular y el nombre de ella. Sonreí y no tardé un segundo en agendarla y mandarle un mensaje.

La cité y concordamos en juntarnos a la semana en aquel bar, creo que fué amor a primera vista. No tardé en preguntarme: ¿Cómo puede haber estándares tan diferentes en la sociedad, en cuanto a la belleza femenina? Una mujer tan linda…y sola.

Pasaron casi dos años de novio y decidimos subir de escalón en la relación. Nos casamos en enero de este año. Creo que la relación de novios es una cosa, la de matrimonio otra totalmente distinta. Los celos ya empezaron a invadirme, no soportaba que tuviese amigos hombres y ya me molestaba que tuviera su celular a full con sus amigas y sus grupitos de whatsapp. En mi caso ya los había eliminado a todos. Dicen que los celos son peligrosos y dañinos si no son controlados.

Cierta noche llegué y ella me esperaba como siempre, con la cena lista y muy linda. Pero en mi cerebro de pollo, pensaba que estaba producida porque a alguien había visto. El martes 27 de marzo después de una discusión, le pegué una trompada en la cabeza. Me sentí mal, pero crei en ese momento que de alguna forma debía imponer mi autoridad y estaba bien.

No pasó mucho tiempo y llegaron mas discusiones, al parecer ella no quería ni coger conmigo, siempre inventaba una excusa. Y eso me ponía super enojado…y terminaba haciéndolo por la fuerza. Eso incluía golpes y someterla a humillaciones, tanto físicas como psicológicas. Sabía que estaba mal, pero era la única forma de calmar la ira de mis celos.

La amenazaba conque si le decía a sus padres o a la policía, la iba a matar. Creo que esa era las palabras perfectas para poder tenerla totalmente controlada. Sin celular, sin internet y solo con el fijo de la casa, manejaba la situación. La amaba tanto que no quería dejarla contaminar con la sociedad mugrienta que hoy nos toca.

Una noche de Abril, apurado por llegar a casa, la encontré con Pamela, su mejor amiga. Pero ni bien me senté en la silla que daba al pasillo, esta chica se levantó, me miró con mala cara y se fué. Supuse que Erica había estando comiéndome el cuero y me enrosqué mal.

Entre piñas, rasguños, y vidrios por doquier la estrangulé….vi correr sus lágrimas, vi como su aliento de a poco abandonaba su ser, sus pulmones ya no tenían oxígeno…estaba muerta. Muerta por mis propias manos, me había transformado en el famoso «ANTICONCHAS» y en un asesino.

Me senté frente al cadáver de mi reina, a llorar como un loco, una brisa pasó por mi cara, era la puerta abierta de mi nuestra casa, era la policía….

Hoy estoy donde merezco, confinado a una celda del pabellón 16 de Boulogne Sur Mer, recordando aquel bar, recordando su sonrisa, sus besos, las noches de pasión…y a la espera de una condena seguramente para siempre….pero sepan algo, mi mejor condena sería que Dios me regale la muerte, hoy estoy muerto en vida y totalmente arrepentido de haber sido la personificación del demonio en un ser humano, a sabiendas, que mi vida es la que ahora corre peligro.