/La mala “magia” de las fiestas de fin de año

La mala “magia” de las fiestas de fin de año

Justo estamos en esos días en donde el tema principal en todos los hogares no judíos, son las fiestas de fin de año. Conversaciones densas de que comer, con quien pasarlas y si es la fiesta de fin de año del laburo, con quien ir… o en qué.

Vamos a enumerar las tres fiestas más importantes de fin de año, donde ustedes, personas que están al pedo leyéndonos, se van a sentir identificados.

Fiesta de fin de año del laburo

Festejo de fin de año con los de la oficina (o con el ámbito que se les cante): Miren si no es un concepto raro esto de que le endulzan la oreja a los empleados con concursos y premios para que asistan. En mi caso me toco ir a una donde Hugo Torrente era el animador, había que levantar la fiesta porque hacían 3 años que iban solo los jerárquicos. Lo de los premios es raro… porque en si el festejo seria no ver más a tus compañeros.

Igual tiene esa “magia” de que todo el año te estuviste peleando con tu compañero por la abrochadora que se traba y en la fiesta, brindas con él, brindas con todos. De todas maneras las indirectas siempre fluyen:

– ¡Che Juan! Acordate que acá esta tu vaso ¿eh? No tiene la etiqueta como vos siempre usas en tus cosas de la oficina ¿no?, pero… ja.

Los hombres de la oficina vamos con un solo objetivo en mente, que es levantarse a la piba nueva, que está muy fuerte, y lo que hacemos al principio es marcar territorio entre nosotros:

– Vanina, ¿La ves ahí? Que está bastante fuerte, la nueva de la oficina, está muy metida conmigo, me parece… pero casi seguro, porque yo todas las mañanas llego y le digo “Buen día Vanina” y ella me dice “Buen día” y… ¿Entendés? ‘ta muerta. ‘Ta muerta porque me saluda. Igual vos para que no vayas porque te vas a lastimar porque seguro está conmigo… Pero vos podes ir ahí, con María José, que tiene unos kilitos de más, pero… y unos años de más, pero capaz, también, pero… ahí está comiendo mira, le encanta la comida.

Con el correr del brindis, todo empieza a ponerse raro y aparecen personajes como el desubicado de las anécdotas:

-¿A este como le decíamos cuando entro a la oficina? ¿Te acordás? Jajaj cabeza de picaporte le decíamos jajaj mira lo que tiene ahí en lugar de nariz jajaj para mí los pájaros ahí se posan a la mañana boludo jajajaj

Y después llega el hermoso momento del sorteo, donde vos siempre te ganas un caloventor… en diciembre. Y el tipo que más odias de la oficina, ¿Qué se lleva?:

– Uy ¿Quién gano el viaje? Uy gano Víctor, la puta que lo pario, la concha de la lora. Que orto. Que tipo… es un forro de mier… la verdad que… Que grande Víctor, loco, bien… te lo re mereces boludo, te lo re mereces.

Y siempre hay uno en la oficina que después intenta levantarse a la nueva y siempre… queda en off side:

– Como sos la nueva de la oficina, capaz yo te puedo dar una mano yo que llevo más tiempo y ese informe que tenés que hacer para el lunes si querés lo terminamos en un hotel…

– …

– Naa na… te estoy jodiendo ¿eh? Hotel es un programa para terminar informes (toma un trago largo de sidra) ¿Quede como un boludo no? Si… yo siento lo mismo.

Si te pones muy hasta la pija y el salón es el Cavagnaro, cagaste. Si vas a cagar lo que se te ablando con el chupi, los de la cocina se van a dar cuenta… porque los baños están al lado.

Nochebuena/Navidad

Nochebuena le dicen, para mi tendría que ser “Nochetensa”… ahí te das cuenta porque los familiares no se ven en todo el año. Siempre hay un tío que dice una boludes y se terminan ofendiendo todos.

Son cosas que pasan, en la nochebuena se conjugan cosas que no deberían conjugarse: regalos, fuegos artificiales y familiares. Todo a la vez no está bueno. Más en diciembre con 37 grados.

Sin querer te das cuenta de que tenés diferentes tipos de giles a tú alrededor:

El fiestero

No le importa absolutamente nada, viene a divertirse a casi cualquier costo. Siempre llega sorpresivamente. Suele traer una camisa hawaiana. Habla con todos los grupos y de forma salteada y con muchos entusiasmo, y es la típica persona que levanta su voz, orgulloso de sí mismo ante el murmullo y grita: «¡Suban la música que queremos bailar!». Suele tomar cantidades excesivas de alcohol, antes de la media noche.

El pendejo caraculico

Es la persona que pasa toda la noche callada. Es el individuo que fue arrastrado hacia la fiesta con una pistola en la cabeza, y que se bañó 20 minutos antes de salir. También es la persona que debido a su carácter podrido, suele atraer la mala suerte, por ejemplo, entrar al auto y sentarse justo arriba de la torta que «alguien dejo ocasionalmente» en su lugar. Cuando está en la mesa, evita hablar con los demás, cada comentario que le hacen es un parto de quintizillos, y especialmente cuando hablan en vos alta de él. Su aburrimiento deriva en un estado de monotonía, bronca y cuasi locura, que manifiesta internamente en pensamientos negativos hacia sus pares.

Con los regalos vos te das cuenta que podes llegar a ser un muy buen actor:

– Uuuy naaa, no me encanta. Te pasaste, ¡Calzoncillos largos! ¡Te fuiste al carajo! Y mira que color. Buenísimo. Gracias. ¡A ver otro regalo! Un… un asiento para celular es… me encanta porque es medio así como… está buenísimo.

Nadie responde con sinceridad:

– Naa encima es una mierda que dice mi nombre… ¡¿De la Tonsa es?! Si quiero perder este pedazo de bosta no puedo porque van a saber que soy yo.

Año nuevo

Esta fiesta tiene ese “no sé qué…” no sé qué hacemos todos ahí en esa mesa juntos, los viste en navidad y ahora otra vez te tenés que bancar a tu cuñado en pedo. Todo el año, digamos que se te pasa rápido, pero la noche de año nuevo no se te pasa más. De 23 a 23:30 es la muerte.

Después llega el momento del brindis, que es un momento raro, nos comportamos raro, estamos todos como: ¡Tres, dos, uno…! ¡Chin chin! ¡Chin chin! ¡Chin chin! ¡¿Porque decimos “chin chin”?! Yo cuando aplaudo no lo hago diciendo “plaf plaf… plaf plaf”

En los brindis suceden dos cosas muy extrañas: una es encontrarte a tu tía que te dice “¡A los ojos! A los ojos querido, que si no son 5 años de mal sexo”. No está bueno, si sos tía, que hables de tu sexo.

Y la segunda y más extraña todavía es que apenas terminamos de brindar empezamos a poner unas excusas muy pelotudas para irnos a bailar a Iskra o donde sea:

– Chin chiiiiin, bueno, yo me tengo que ir ya. Aprovecho porque… emmm estoy de vacaciones, si, perooo mañana a la mañana eeeeh tengo que barrer la vereda. Bueno me voy igual. Chau.

Todos los años pasa lo mismo: la entrada, el plato principal, el postre, el brindis, los fuegos artificiales, las frutas abrillantadas y tu jermu criticando a medio mundo:

– ¿Vos viste lo gorda que está tu prima? ¿A vos te parece? Es una reventada, ¿vos escuchaste las pavadas que dijo en toda la noche? ¡En lo de tu familia no la pasamos más!

Es la eterna historia de nuestras vidas.

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