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La mina “de la noche”

Charlando con BibiSnm, primero cobraron los viejos chotos de los boliches, luego los fantasmagóricos “relaciones públicas” y, cuando creíamos que ya le habíamos dado a todos los detestables personajes de la noche, nos dimos cuenta de que aún faltaba uno, aún faltaba “esa”, ella… la mina que a tantos ha hecho sufrir, que a tantos enervar, que a tantas otras minas les da envidia y que otras tantas la matarían. Nos falta ella… “la mina de la noche”.

Este engendro del boliche se auto-denomina así, con el fatídico título de “de la noche”, como el repulsivo híbrido que se tilda de “públicas” al momento de describir su profesión, la mina “de la noche” se cree pilla por usar este mote horroroso.

La mina de la noche es canchera y mala leche, sin dudas tiene que estar rica, ya que a falta de neuronas, no labura de día (más que de promotora de noche) y tiene que pasarse a todo “pelado olor a viejo” dueño de boliche o “patovica deformado en anabólico y merluza” para poder pasar gratis. La mina de la noche es gato, es cizañera, es histérica, brabucona y bocona. Garronera como pocas, no solo entra gratis, sino que tiene algún gil enamorado que la pasa a buscar por su casa, lo pierde en el boliche a propósito y se vuelve con el que le gusta, luego de pagarle el favor con una buena garchada. También chupa gratis porque se tranza a los de la barra y se falopea de arriba con dealers a los que a menudo les entrega el rosquete.

Nunca está sola, pero no tiene amigas posta. Suele acompañarla otro gato de igual calibre, pero va rotando, ya que se hace chancha amiga, pero al más mínimo descuido le birla el chongo. La mina de la noche no tiene códigos con otras minas, todo le chupa un huevo. Con quien siempre se codea es con cancheros afeminados de la misma talla que ella, pero versión hombre, los bien llamados “mamertos”. Estos la usan, la cúlian, la falopean y enfiestan en fiestitas turbias y la utilizan de carnada, pero lo último que harían es hacerle realmente el aguante o noviar con ella.

Estas féminas (porque el vocablo “mujer” les queda enorme) son muy populares en redes sociales, tienen más de 2000 amigos y seguidores en “tuirer”; todos los días clavan algún saludo masivo de buenos augurios para los más de mil pajeros que las leen y postean fotos en diferentes poses gatunas, esperando comentarios como “ufff”, “laaaaaa”, “ummmmm”, con eso ya están lo suficientemente infladas para seguir con su aburrida vida de mediocre. Y suban lo que suban clavan más “me gusta” que las fotos de Dios, todo por los onanistas que la siguen férreamente.

Se la da de rescatada y fina, gastando en ropa el total de la guita que uno que otro viejo choto le paga, porque si hay algo que a los viejos chotos les gusta, es gastarse unos pesitos con estas trolas que encubren su labor de prostitutas, ejerciendo la profesión en la noche bolichera. Se hace la fina y habla pausado, pero cuando la inmiscuyen en algún puterío o cuando algún mamerto fobalero de cuarta le cuelga el gollete, la trolita se vuelve loca y vomita torrentes de malas palabras, tan ordinarias como cualquier barra brava de Huracán Las Heras.

La mina de la noche se garcha a chotos famosos mediocres, a giles de guita, le baja la caña a los jugadores de su equipo local, soñando ser botinegra, se escavia y esnifa a más no poder, haciendo uso y abuso de su temprana edad y desconociendo por completo que al llegar a los 26 el físico que no cuidó se le va a derrumbar como el Muro de Berlín, quedando hecha un flamenco desplumado, desgarbado y con la pintura corrida, como una muñeca de trapo mojada. Es la “princesa” a la que hace alusión Sabina, la “yegua” de Babasónicos.

Rompecorazones por excelencia, siempre hay un gil (re contra gil y encima feo) perdidamente enamorado de la mina esta, que daría la vida por ella, que pasa noches sin dormir y se camina kilómetros en los boliches buscándola, que sueña con que a su lado la mina se va a rescatar, va a dejar los vicios, se va a poner a estudiar y va a aprender a hacer chocotorta. El iluso infeliz se cree salvador, psicólogo y médico, esta convencido que lo que más necesita la mina para ser feliz en el mundo es a él, sin saber que lo que ésta más añora es justamente de lo que este infeliz carece: guita y fama.

Algunas veces (muy pocas), hay un momento muy cortito en la vida de la mina esta, un instante sagrado, un halo de luz, en donde por sus dotes y sus contactos puede llegar a hacerel gol de su vida que la alce a su afamado estrellato y le cumpla su sagrado sueño: bailar en Tinelli. Si lo aprovecha, terminará siendo una mujer íntegra y de fiar, como Cinthia Fernández, Evangelina Anderson, Andrea Rincón y un largo etcétera. Caso contrario (como siempre pasa) su “fama” se limita a tener un buen celular con el cual postear cuanta paparruchada hace, juntarse con chimichurris matados de Mendoza, quemarse la vida por las noches en recintos de moda y terminar enganchando a algún viejo choto, pendejo con guita y sin dos dedos de frente, o volviéndose una lechona resentida, bardera y piquetera con el “gil feo” a su lado. A lo sumo llegaría a ser dueña o tira goma del boliche de moda, pero no esperen verlas vestidas de blanco entrando a alguna iglesia (aunque la caradurez ha llegado a límites insospechados) ni con seis hijos a lo Botana. Suelen ser madres solteras de tanto entregar sin capuchón en edades púberes.

Las hay a montones, basta mirar a la derecha de Facebook para verlas o abrir fotos de la revista Poción.

PD: ¡Gracias BibiSnm por la inspiración y las letras!

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