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La revolución islámica – Segunda parte

En 1967, Mohamed Reza Pahlevi, se coronaba Emperador de Irán. A la fastuosa ceremonia asistieron distinguidas personalidades del recién llamado jet set internacional. Una jodita en la que se estima se gastaron 100 millones de dólares. En cuanto a su política internacional, se declaró neutralista, a fin de sumar voluntades a su causa. Chinos, rusos, yugoeslavos (cómo el Mariscal Tito) ya hasta norteamericanos eran bienvenidos en Teherán. Pero, ante la inestable situación interna, mandó a rearmar su ejército sin escatimar gastos… tanto es así que el presidente norteamericano Nixon, le vendió de todo, menos armas nucleares. Las multinacionales, estaban de parabienes. El Sah era como Wanda Nara con una tarjeta de crédito sin límite en el Shopping, obvio que esto traería consecuencias.

En 1973, estalla una crisis energética. Los países árabes, limitan la venta de petróleo a occidente, en represalia por el apoyo militar del los Estados Unidos a Israel. El Sah fijó nuevos precios al crudo. Cuadruplicó el valor del mismo. El chorro de guita que entraba, era descomunal, tanto es así que un eufórico Monarca declaraba en 5 años, Irán tendrá el estándar de vida de Alemania, Francia o Inglaterra. Se duplicaron los gastos en investigaciones atómicas para producir energía. La fabricación de productos electrónicos estaba en auge y el ejército llegó a ser el tercero en poderío a nivel mundial. El muy pelotudo nunca tuvo en cuenta que su país no contaba con puertos en dónde desembarcar sus compras, no tenía almacenes dónde acumular ni siquiera tenía personal capacitado para operar y manejar toda esa nueva tecnología que adquiría a dos manos. La solución fue pragmática: importar mano de obra especializada a la que se le pagarían sueldos casi pornográficos. Mientras tanto el pueblo, lo sufría.

Mientras más gastaba, más crecía el malestar popular. Las revueltas se sofocaban con violencia, la espiral revolucionaria tomaba forma.  Y pese a la gran cantidad de dinero que ingresaba gracias al crudo, se vivió  una crisis económica muy importante entre 1976 y 1977. Desde el exilio el Ayatolá Jomeini, instaba a sus seguidores a derrocar al Sah. La Savak, secuestraba y torturaba opositores. Desde estados Unidos Carter, instaba al Sah, a que introdujera reformas democráticas. El pueblo consciente de lo que los yankees decían, salieron a la calle con más virulencia. En 1978, casi un millón de iraníes estaban en las calles de Teherán, dispuestos a sacar a patadas a Mohamed Reza, del poder.

En 1979, el Sah pactó su salida del país con el primer ministro por él mismo nombrado. La familia imperial se monta en un avió con destino a Egipto y el Imperio Persa, daba su lugar a la República Islámica, cuyo rostro era el Ayatolá Jomeini.

El férrero régimen de Jomeini logró instaurar y mantener la primera república islámica del planeta.

Una tarde de febrero de 1979, el Ayatolá Jomeini, aterrizaba en suelo iraní, millones de personas fueron a vitorear a su salvador a su líder.

Tenía dos ideas clara en la mente, una era que la religión debía estar por encima de la política y que ambas debían actuar de manera conjunta e indisoluble y la otra era que los cambios necesarios debían ser rápidos y sin intervenciones extranjeras. Consideraba al Occidente, cómo el culpable de todos los males que sufrían los musulmanes. Además el siendo de la secta Chií, desconfiaba de los de las secta Suní, que eran los que mayoritariamente gobernaban en los países musulmanes.

Los cambios comenzaron a notarse prontamente… destituyó al primer ministro. Creía que, al ser un Ayatolá ya contaba con el beneplácito de Alá y que con eso era más que suficiente para todos.  Para legitimar su poder dentro de un Estado Teocrático, llamó a un referéndum, en  el que salió respaldado por el 97% de los votantes. Más allá de las irregularidades a la hora del recuento de votos, él era un convencido de que su gobierno era un designio de Alá y por lo tanto quién se opusiera la mismo, estaba traicionando no solo a un gobierno si no al mismísimo Dios. El Ayatolá (Elegido de Dios) Ruhollah (Espíritu de Alá) Jomeini asumía todo el poder como jefe religioso  vitalicio y jefe de gobierno. Se dictó una constitución basada en la ortodoxia del Chiismo y la Saharia (ley musulmana) y por debajo de la autoridad suprema de Jomeini, figura el presidente de la República.

Las reformas introducidas en Irán, están marcadas por el fanatismo ortodoxo de los mulás. El actual presidente Ahmadineyad, es un ultraconservador. El miedo no es tonto, y las calles se poblaron de barbudos vestidos con atuendos tradicionales y mujeres con el chador y faldas hasta el piso. Dejó de venderse alcohol en los bares y tiendas, desaparecieron las vestimentas occidentales, cerraron las discotecas y las radios dejaron de emitir música moderna. Los periódicos cerraron y el poder judicial retomó el rigor de la Saharia, se les cortan las manos a los ladrones, se lapidan a las adúlteras. Irán involucionó. Prostitutas, homosexuales, disidentes políticos y contarios al Régimen, desaparecieron. Y los derechos adquiridos por las mujeres durante el imperio del Sah simplemente dejaron de serlo. Las mujeres no pueden votar y están bajo la tutela masculina (padre, hermano o marido) y la poligamia es defendida por el gobierno. Irán rompió los lazos con la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y se acercó a los países No Alineados, se nacionalizaron los bancos, las compañías de Seguros y las Grandes Empresas. La Reforma Agraria es ni más ni menos que la aniquilación de los latifundios y la explotación del subsuelo es la base, para no depender de ningún recurso extranjero. La política internacional tuvo su marca, cuándo un grupo de extremistas, mantuvo como rehenes a 52 funcionarios norteamericanos. La CIA, falló en su intento de rescate y la toma de la embajada superó el año.

En el nuevo eje mundial, irán ha logrado estabilizar un marco de acuerdos internacionales. La amenaza permanente al estado israelí. Los acuerdos logrados en Venezuela con el fallecido Chávez y su fuerte implicación política con terroristas internacionales, planta cara a los Estados Unidos. Pero el principal apoyo de los iraníes es China, que le compra el 14% de sus exportaciones y le proporciona tecnologías y artículos de consumo. Y últimamente le están brindando su apoyo diplomático.

Por historias como esta, es que siempre digo que cualquier parecido con la actualidad NO ES UN COINCIDENCIA, la historia tiende a repetirse.

Primera parte: La revolución islámica – Primera parte

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