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La verdad del quilombo con Inglaterra

Muchos de Uds. se preguntarán por el reciente suceso del bloqueo que realizó nuestro país con respecto a los productos provenientes de la antigua Bretaña, dejando a miles de empresas locales con un gran problema de desabastecimiento de mucho de sus insumos. Y sumado a esto el riesgo de perder exportaciones a Gran Bretaña por el doble del valor. Pareciera la maniobra de una sociópata aconsejada por una banda de incompetentes, pero no es así… Aquí les va “the truth of the milanesse”. 

Todo comenzó al parecer cuando David Cameron, Primer Ministro del país que inventó e incentivóla Piratería, quiso “tirotear” (ojo, en el buen sentido) a nuestra inestable Presidente a través de algunas reconocidas redes sociales. Al parecer al pitocorto anglosajón le gustan las locas peleadoras y no dudó en tirarle con munición gruesa a través de Facebook, Twitter, LinkedIn, Google+ y hasta un cable de Wikileaks, para que nuestra golfa local le diera un poco de bola. 

Sin tener mucho éxito, el insistente duendecillo bretón continuó con sus operaciones de “conquista” (ojo ésta también en el buen sentido) para con nuestra Primer Mandataria. El pobre tipo la estaba “peleando” (ya saben, en el buen sentido) para obtener aunque mas no fuera una breve oportunidad para poder demostrarle a nuestra Ex Primera Dama, sus dotes de Lord Inglés e intentar una “estrategia” (si, si, en el buen sentido) para poder cortejarla. 

Infructuosos fueron los esfuerzos del Camaleón (como lo conocen en su país) para dar con el corazón de nuestra Viuda Negra. Enceguecido e “invadido” (recuerden, en el buen sentido) por la desesperación y por el “freakin’ bonner” que se cargaba cada vez que la escuchaba  hablar en cadena nacional, decidió no escatimar en gastos y llegar hasta el límite para poder tenerla. 

Contacto vá, contacto viene, embajadores tirando SMS de los dos lados, hasta que por fin se logra el contacto directo, face 2 face, P2P, tet a tet, cachete con cachete, uno a uno. Las consecuencias fueron nefastas. Las canciones cochinotas de Ricardo Arjona, parecían el arrorró a comparación de lo que había para describir de esa escena. Alto voltaje, era enano a comparación de eso. Las tres equis parecen un tipo de harina a comparación de las maniobras que se develaban en ese cuarto. Ni “El Mercurio” (ehhh mal pensados, en el buen sentido) podría haber aguantado tanto calor. Hasta Betty Boop se hubiese asustado de ver eso! 

Y justo antes de que se pudriera todo por completo, nuestra representante sacó la mejor de sus armas, una combinación fatal, la histeria propia de la mujer, combinada con la histeria propia de las argentinas, sazonada aun más con la histeria propia de los políticos, y con la frutilla del postre de la histeria de un trola… Y dejándolo al pobre Flashman Cameron a punto caramelo, le susurró al oido: O me devolvés las Malvinas o hasta K llegamos… 

Imagínense al pobre Conservador en pelotas, tirado, rasguñado, con lapiz labial por todos lados, atado a la cama, con calzones de cuero celestes y blancos y unas boleadoras colgadas de las bolas, mientras que nuestra Tristana aguardaba en pose desafiante con su sombrerito de Gaucho, totalmente desnuda y cubriendo su cuerpo con dulce de leche Poncho Negro, esperando por la decisión del líder isleño. Sin ninguna duda el tipo, como buen hombre prometió Malvinas, prometió “Sandwich” con Gordon Brown, prometió hacerla pasar ala Damade Hierro por el detector de metales. Prometió cambiar el Té por el Mate, admitir que el Polo es creación argentina, entre otras barbaridades. Y así fue que después de 2 días sin salir de la habitación presidencial del Hotel Lanesborough, nuestra queridísima Cristi supo lo que es romperse el culo por su país. 

Obviamente como buena promesa hecha por un tipo antes de ponerla, su credibilidad difícilmente alcance un 2%, y así fue, luego de una terrible sesión sin su consiguiente cesión pasó lo que tenía que pasar y se pudrió todo! 

Por lo tanto nuestro conflicto con Inglaterra, sacado a la luz nuevamente ahora, no es más que una peleíta de egos entre una chiquilla caprichosa que fue engañada y usada; y por otro lado un ahuevonado calentón que no supo pensar con la segunda de sus más importantes cabezas.

 

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