/Los argentinos y los nombres: una cuestión de mal gusto

Los argentinos y los nombres: una cuestión de mal gusto

En el mundo de la publicidad es sabido que el nombre es importante, da una identidad al producto y muchas veces trasciende en el tiempo. En los países del primer mundo muchos eligen su apellido cómo una forma de dejar un legado también, por ejemplo Ford o McDonald’s. Nada esta librado al azar y actualmente hacen estudios para ver cuál tiene mejor recepción, cuál gusta más, será más pegajoso, más de moda, ni te digo si le van a modificar algo a una marca registrada e internacional como Coca-Cola.

En Argentina el don de la originalidad nos vino un tanto defectuoso, un ejemplo de ello es que una de las bebidas más publicitadas es una copia berreta de una refresco sabor cola de origen yanqui, cuyo nombre está tomado de un lugar de Brasil, la popularmente conocida Manaos. Lo que quiero decir con esto es que no somos novedosos ni en el producto por ende mucho menos en los nombres. Y eso que la publicidad argentina es una de las mejores del mundo pero para poner nombres no le atinamos ni en pedo, he llegado a creer que acá el proceso creativo se limita a que uno tuvo la brillante idea de clavarle a las galletas que son distintas el nombre “surtidas” y listo.

Un análisis evolutivo de esta creciente problemática (que bonita hice sonar una pelotudez), nos hace dar cuenta que el problema surgió hace rato y va empeorando.

Ya por la década del 80’ o 90’ se puso de moda el “mix” de nombres, recuerdo un supermercado en tierra de mis abuelos que se llamaba JaviMar, supongo por Javier y Marcela, y cuándo iba hacia allá, en un pueblito, me cruzaba un bar DanRober ¿Daniel y Roberto? ¿Secreto en la taberna?

Un despliegue de genialidad que consistía en agarrar los nombres de los socios, hijos o hermanos y mezclarlos para que suenen como el culo.Si era por los hijos siempre me pregunte qué harían si tenían un tercero, porque ya le habían puesto Almacén SilMar, ¿qué hago con el Pablito? ¿Abro una verdulería anexo?

Para fines de los 90’ y con el auge neoliberal, también importamos nombres. Todo comenzó de manera casi imperceptible, le clavaban apóstrofe a cualquier cosa, “La tienda de Silvia’s”, “Quiosco de Tito’s”. Para los que saben inglés saben que es redundante porque quedaría “la tienda de Silvia la tienda es” o algo así.

La situación empeoró porque tomaron nombres en inglés directamente por ejemplo los famosos “Drugstore”, que me hizo llegar a la conclusión de que no saben qué carajo son. Si hubieran buscado en un diccionario de los chiquititos sabrían que Norteamérica eso es una droguería, que si bien puede vender una gran variedad de cosas, no es un simplequiosco como acá  o un moderno “minimarket” (lo que sería un pasado de moda maxikiosko).

Pareciera como si decirlo en otro idioma le diera un tono “cool” a las cosas, le pone onda dirían antes. Nos ha influido tanto que vi en la tele un suplemento, para hacer el candybar, cupcakes y cookies de Ben10 para el pibe. Gente: mesa con caramelos, magdalenas y galletas, no jodan.

Si habré tenido discusiones explicando que un cupcake es una ¡PUTA MAGDALENA DECORADA! Varía en la cantidad de manteca, ponele, pero ¿quién carajo es un catador de bizcochos para darse cuenta la diferencia? (Aunque algunas se podría decir que tienen esa habilidad).

Hace tiempo en un “Baby Shower” (tema al que dedicaré otra nota y a los que no me explico por qué me siguen invitando), un grupo de descerebradas estaban maravilladas con los cupcakes que habían, entonces tuvo lugar una de las discusiones antes mencionadas, al punto que alegaron hasta la diferencia en los pirotines, finalmente desistí y me dirigí a la cocina a preguntarle a mi amiga como los había hecho y la enganche poniéndole crema arriba a las magdalenas compradas de paquete.

De todas maneras el ejemplo más grave es en el deporte, no sé si creen que poniéndole un nombre copado y rebuscado en inglés no entiendo bien que es, entonces me van a dar ganas de hacerlo, ¡Guau que estrategia de marketing! A saber:

–          Spinning: bicicleta fija con un boludo gritándote.

–          Fitness: actividad física o entrenamiento en el gimnasio.

–          CrossFit: lo mismo que lo anterior pero más intenso o pagar para empujar una goma pinchada.

–          Stretching: Estirarse

–          Aerobics: ejercicios aeróbicos

–          Step: lomismo que el anterior pero saltando un escalón.

–          Running: es el colmo, es salir a correr loco.

–          Gym: porque ya ni gimnasio completo les da para decir.

Me da escozor las publicaciones de Facebook “me fui al gym”,y “afull en la biblioteca”¿cuándo? Peor cuándo publican los entrenamientos…en inglés. ¿Me quieren decir que es burpees? Porque espero que no tenga que ver con el herpes, ¿Windmill? ¡A ese lo casé! No o hago ni en pedo, vi algo con el mismo nombre en una porno, ¿Qué carajo es kettlebell swing? Ahí me perdieron totalmente.

Lo peor es lo que a mí me gusta llamar “síndrome BackStreet Boys” o ponerle nombres que no tienen nada que ver, y no pegan ni con moco, a los pibes.

Antes era muy común copiar los nombres de una novela onda“Celeste” de Celeste siempre Celeste. Cuántos Tomas y ni hablar de la cantidad de Brisas que salieron culpa de esa novela chota de Verano del 98’. Y no se hagan los superados porque todavía pasa, ahora castigan a los pendejos poniéndoles Onur o Sherezade.

Lo peor es que se propagan por generaciones vas al jardincito y tenés, en la misma salita: 6 Joaquines, 4 Mias, 5 Thiagos, 3 Umas, y con el Papa 10 Franciscos.

Volviendo al síndrome de“Los Chicos de la Calle de Atrás”, como sería la traducción de los BSB, nos dejaron dos nombres de mierda para la posteridad Kevin Y Brian. Nombres ingleses que no pegan ni con moco con la mayoría de los apellidos italianos y españoles que tenemos. Ejemplos conocidos como: Brian Sánchez o Kevin Rodríguez, abundan en nuestra sociedad hoy en día.

Una superpoblación de: Yenis, Yesicas, Johanas, Yenifer, Yamilas, Jonatan, Jeremys, Kevins, Brians, Rayan, Gael, Liam; son probablemente una consecuencia progresiva de esta importación indiscriminada, de una adaptación personal(como ha sufrido Brian: Braian, Brayan, Bryan, Brahyan,Briant, Briar, Brien, Bryon) y sobre todo de un absoluto mal gusto.

Los más chetos y caretas trataron de tomar un rumbo distinto de la chusma y buscaron una originalidad extrema, matando a los pibes de igual manera, y dando como resultado nombres impronunciables sacados de vaya a saber dónde, muchos seguramente importados también, cómo: Arya, Inti, Bastián,Indio, Oma, Chole, Neón, Nahiala, etc.

Al final quiero decirles GRACIAS:

Por hacer que desde chiquito tu hijo deba aprender a deletrear porque sino en su puta vida le van a escribir bien el nombre.

Por dejarle una vida llena, llena de preguntas pelotudas cómo ¿Qué quiere decir tu nombre? ¿De dónde es?

Por hacer que cada vez que pasen lista en la escuela tenga que explicar como un choto como se pronuncia su nombre.

Por dejarle y dejarnos, a veces reprimido, a veces disimulando el asombro, otras tomado con humor, una incógnita que siempre nos preguntaremos ¡¿Qué carajo estaban pensando cuando le pusieron ese nombre?!

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