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Los mendocinos y la borrachera: ¿qué nos está pasando?

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El mendocino es borracho por naturaleza. Empecemos aceptando eso. No hay mendocino que no se haya agarrado “un pedo” de esos memorables que, además, la recuerden con orgullo y emoción: “Qué divertido cuando me puse a cantar rolling in the deep a toda voz, o cuando yo te quería agarrar y vos me decías: shaaaaliiii si yooo nooo essshhhtoooy en pppfffdooo!”. Y no hay amistades más duraderas que las que se generan cuando los lazos fraternales estuvieron remojados en alcohol: “¿Te acuerdas cuando me agarrabas el pelo mientras vomitaba? ¡Qué bien la pasamos!”

A nosotros nos parece cómico ver a alguien en “estado vegetal” por causa del alcohol. Cuando un amigo/a esta que no da más de la borrachera, no sólo no lo ayudamos sino que le decimos: “volvé a cantar la canción” y nos aprovechamos de su ridículo mientras reímos a carcajadas. Pero eso no va a ser razón de reclamo más tarde, todo lo contrario, será otra anécdota maravillosa del baúl de recuerdos de épocas memorables.

No podes salir si no tomas alcohol, si no te tomas un mojito con las chicas, o vos, hombre, si te no tomas un fernecito con el asado.

Con todo esto, no estoy haciendo ningún tipo de apología al alcohol. Sólo intento retratar una realidad que nos acompaña desde que tenemos 15, 16, 17 años y descubrimos que el speed con vodka nos desinhibe y las birras nos hacen ver cool. A los 20, si no eres bebedor, eres aburrido. A los 30, si no bebes eres alguien de quien desconfiar. A los 40, si no bebes, no tienes solvencia moral para hablar de negocios. Y así sucesivamente hasta que llega un día en que el Gobierno impone una Ley Seca que prohíbe tu pasatiempo favorito: emborracharte.

Entiendo que se tomen medidas para evitar accidentes de tránsito, pero también entiendo que poco se usan los alcoholímetros y el asfalto para arreglar las vías en mal estado. Las callen son un desastre, llenas de huecos, mas asfaltada, mal señalizadas. En Guaymallén no se puede creer la cantidad de pozos que te encontrás en el camino.

Te joden con eso que no podes comprar alcohol después de las 23, y te joden si te tomaste un porrón, pero si te roban, nadie te soluciona, ni te dice nada. Pero eso sí, el día antes de la elección no podes tomar, así estas bien sobrio (ponele).

En los países desarrollados no aplican Leyes Secas sino, simplemente, hacen cumplir las leyes que ya existen. Lo que ocurre con la Ley Seca es que, como todo lo prohibido, genera anhelo. Entonces… ¿qué pasa? Que antes de una elección, son las 5 de la tarde y estas como loco buscando alguien que te provea de alcohol, solo porque está prohibido, quizá ni tomarías si te dejaran. Son pasadas las 23 y encontrás gente en todos los quiosquitos, escondidos donde sabes que te pueden vender una cervecita al doble de lo que valdría habitualmente.

Entonces, ¿qué está pasando? Que los pocos momentos en los que se puede beber la gente se vuelve loca y la clásica joda “vegetal” se vuelve una joda “ANIMAL”. Y los que venden te lo cobran a 3 o 4 veces, el supermercado, para evitar que los días que no pueden vender, les produzcan pérdidas catastróficas. No hablemos siquiera de que la prohibición genera un mercado paralelo, como pasa con las lechugas y otras hortalizas.

Yo estoy segura de que en Argentina hay menos abstemios que señal de moviestar. ¿Los Argentinos están dejando de tomar durante la Ley Seca? No lo creo. Lo mejor es que, en el momento en que se publique este artículo, la mitad de la población seguramente estará borracha y la otra mitad… también. Y no, no estoy tomando cerveza, mientras escribo.

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