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Mendolotudo aconseja sobre los recitales

Justo te estas afeitando las bolas cuando de repente suena en la radio… «estadio malvinas… viernes 6… 22 horas». Siii! tu banda favorita!, tu banda toca este finde!. Te pones re loco, salis del baño y pones el cd de ellos al re palazo y cantas con el control del equipo haciendo las veces de micrófono. Te pones histérico, subis a la cama y saltas de la alegría! tenes todo de la banda. Tenes los cds originales, la pieza empapelada con posters de ellos, tenes muchas revistas con notas de ellos, tenes pins, mochilas, logos, colgantes, pulseritas y hasta te hiciste un trapo con el nombre de la banda y te tatuaste el logo con el nombre de loa 14 integrantes en húngaro. Te crees el fan numero uno, inclusive tenes un amigo, que es primo de un vecino del señor que le lleva las tortitas al hermano del diariero de uno de los plomos suplentes de la banda, así que late en vos la posibilidad de que te inviten a comer un asado con ellos o que te inviten al bacsteish.

Corres a romper el chanchito de Boca y sacas la guita para la entrada, queres tener la entrada número 1 así que disparas hacia la boletería. Llegas y te das cuenta que no sos ni el más fanático, ni el más rápido. La cola se extiende a lo largo de dos cuadras… caliente como impúber en Copacabana te pones a hacer la fila. Pasan tres horas, te estas fermentando al rayazo del sol, los rolingas que están atrás tuyo no paran de saltar y de agitar «canten putos» gritan mirandote a vos, vos estas muerto, y el olor a vino agrio que emanan los rolas es insoportable. Delante tuyo hay dos recitaleros viejos, uno gordo y pelado con una remera de las pelotas y el otro alto, flaco y escrachado. Los dos están duros como un jean secándose al sol. Los rolas te empujan y vos los chocas, se dan vuelta los dos y el gordo te mira con los ojos rojos y con cara de «me volves a tocar y te estampo la cara de sokol en la jeta». Los dos se ponen duros, como incómodos de que los empujes y vos estas ahí, aplastado entre los agitadores y los duros. Pasadas las treinta mil personas que hay delante tuyo, llegas a la boca de la bonetería, para que una mina malcogida, como empleada publica, te diga «se acabaron las entradas, venite mañana», y te cierra la ventanita en la cara, como para que no digas ni «ah». Uno de los rolas, re sacado estalla un porronazo contra la boletería y otro mas sacado aun te estalla una petaca de guiski en la nuca, así que te volves, con una vena atómica y con la cabeza dando vueltas. Mañana será otro día.

Y bue… luego de otra cola kilométrica y de haber acampado por la noche entre balandras, conseguís tu preciada entrada, solo que te costo el triple, porque la mas barata estaba agotada, y solo quedaban las mas caras, que además de caras, son re lejos, pero… vos vas a estar ahí!, aun habiendo empeñado hasta los ahorros de la moto en este recital!.

Llega el preciado viernes, anoche no pudiste dormir en toda la noche, estuviste mirando en internet la gira y estas muy, pero muy ansioso. En recital es a las 22, pero ya son las 11 y queres partir para ver el agite. Te pones todo tu disfraz de rocanrolero. Tu remerita de la banda, el pañuelito, las llantas del cantante, las pulseras, los collares, te haces un peinadito copado, y te enroscas el trapo metiéndolo en la mochila de la banda. Doblas cuidadosamente la entrada en tu bolsillo y partis para la fiesta.

Llegas temprano, la calle esta minada de personas. Hay cajas de vino y olor a faso por todos lados, te pones re loco de solo respirar. Pasan caripelas por todos lados y ya hay varios amotinados tratando de afanarle la entrada a los giles, así que te quedas al lado de la policía montada, como para que no te choreen. Uno de los caballos de los milicos caga y te llena de guano fresco la pantorrilla y la llanta. El milico te mira y te dice «nene estas muy pegado al caballo, correte que te va a patear». Te bancas el olor a guano en la pata, contento porque tenes tu entrada, ya viste como los chulas fajaron a dos pibitos y obtuvieron ilegalmente sus entradas, agradeces no haber sido vos. Olor a caca, pero entrada en mano!. Abren el estadio y…. aaaaadennnntrooooooooo!!!!

Dentro es un mundo de gente, te das cuenta de que la jerarquía y el orden de las entradas se la perdieron en el ogete, estas al lado de un vaguito que pago la tercera parte de lo que pagaste vos y tu lugar lo ocupa una banda de ricoteros que correrse es el último de sus planes. Te la bancas, vos y tu metro sesenta y cinco se van a volver locos para alcanzar ver algo, a tu cogote le espera una torticolis de aquellas. De fondo de escuchan temas de sumo y gente hablando para probar sonido, luego de horas y horas de espera, y de que toque una pésima banda soporte a la cual no escuchaste por el abucheo de la gente y por la miseria de cantante, empieza el show.

En cuanto sale el cantante todo se revoluciona, la avalancha de gente estruja tu delgado esqueleto contra los ricoteros, que están durísimos. El olor a faso no te deja respirar. El pogo es groso groso, estas en el aire, tus pies no tocan el piso. En eso un gordo pulenta, esos que te hace amigote en los recitales, te levanta para el smosh, vos entre asustado y sorprendido por la nueva experiencia te dejas llevar. Al toque entras a sentir manotazos en los bolsillos y piñones en las costillas, ciento cincuenta metros hacia el fondo te sueltan, bahh, te tiran al piso como un perro y notas que tenes una zapatilla menos, treinta pesos menos (los que llevabas en los bolsillos) y un hematoma en la espalda por los piñones (rogas que ese dolor intenso no sea una costilla quebrada). Estas al fondo de todo. De a poco entra a avanzar nuevamente, a ver si por lo menos llegas a la mitad del estadio. En tu odisea por llegar te perdes las mejores canciones y chistes del cantante, la gente te mira con cara de culo porque queres avanzar y te bardean mal, escupiéndote y pegándote cachetadas en la nuca. Llegas lo más adelante posible y el calor es abrazante. El piso ya es barro y sube una humedad que te hace erizar los cabellos, hay olor a corral, todos saltan a full porque estan «energizados» de manera ilegal y vos estas hecho percha. De repente te ves rodeado por unos chabonse sin remeras, todos transpirados y re locos, saltan al lado tuyo y te franelean con esos hombros húmedos y esas espaldas chivadas. La baranda a escavio que desprende su piel es infernal, la misma te queda pegada en tu remera, por lo que decidís sacártela, parece una media mojada. Apenas te la sacas, empezas a revolearla por el rocanrolazo que están ejecutando y una mano vil y rápida te la arrebata sin piedad, te das vuelta y ves mil caras mirando hacia adelante… ya esta, perdiste tu remera autografiada.

Entre el calor, el olor a chivo, los apretones y el humo del faso empezas a ver todo blanco… y de repente… blanco… mas blanco… pum!. te desmayas. Media hora después sentis algo fresco en la cara y te levantas mientras un perrito (esos que se colan en los recitales) te esta lamiendo la boca. Te sentas todavía aturdido en el piso, ya no tenes mas tu mochila. Te agarras la cabeza y miras alrededor, la gente grita «otra, otra, otra!!», «una mas, y no jodemos mas, una mas!!!». Te paras mareado mal y una mina al lado tuyo le conversa a la amiga «no van a salir de nuevo, ya salieron dos veces y tocaron el tema de despedida». Te sube una calor tremendo al cuerpo, estas irritado, no puede ser, es una pesadilla!, cuanto estuviste inconciente ahí!. Te pones furioso y le decis a la chabona «que no van a tocar mas???» y la mina te dice «flaco… llevan tres horas tocando» y vos le decis mas irritado aun «¿como tres horas?», la mina te responde con cara de concha seca «mira pendejo, la banda no tiene la culpa de que vos seas un drogadicto incontrolable y que hallas quedado fisurado y tirado como un vagabundo todo el show». Vos te pones loco, te le vas como humo a la mina, bastó solo un grito de la amiga para que aparezca el novio, tri campeón de «vale todo»… alcanzó un solo patadon en tu boca para volver a dejarte en el mismo lugar y en el mismo estado en el que hace minutos atrás despertaste.

Horas más tarde uno de los tipos que levanta el papel del piso en el estadio, dándote de a piquetes con el palito para pinchar papeles te despierta. Nene, nene!, nene levantate, dice, mientras le dice a su compañero de laburo «esta juventu’ esta perdida». Vos te sentas en el piso. No queda nadie en el estadio, las luces están prendidas, ni rastros de la banda. Te paras y te miras. Te falta una zapatilla, la remera, la mochila, la plata, tenes una gamba cagada por un caballo y la mandíbula a la miseria, hinchada y floja por el patadon y… y si, efectivamente una costilla rota.

Llegas a tu casa y te abre tu mama con una escoba en la mano… «has visto la hora que es?», «mira como estas!!! estas ENDROGADO!»… lo llama a tu viejo y entre los dos te palizean como cuando tenias 9 años y le rompias los vidrios a las vecinas. Tu papa, a modo de conversación, te dice que desde el lunes empezas a laburar con él, arriando bolsas de cemento. Tu mamá ya llamó a un psicólogo y a una granja de rehabilitación en La Dormida, vos le balbuceas por el dolor insoportable de la mandíbula tratando de explicarle lo que pasó, y la vieja cajetuda se cree que estas mandibuleando mal así que no pone a llorar al tiempo que grita “noooo un hijo drogadito con la mariguana”, caos total, se levantan tus hermanitos llorando y te escuchan todos los vecinos.

Consejo del Mendolotudo: comprate un «en vivo» de la banda, ponete un puff en frente, gastate unos mangos en una coquita y unos puchos y disfruta de un buen recital, como vos te lo mereces!